domingo, 31 de octubre de 2010

TIEMPO DE ECHAR LAS REDES...

TEXTO: Lucas 5:1-11
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Rema mar adentro, y echad las redes para pescar". Simón contestó: "Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes". Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús, diciendo: "Apártate de mi, Señor, que soy un pecador". Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres".
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.


INTRODUCCIÓN:


Se cuenta que el inventor del lápiz, antes de meterlo en la caja y enviarlo al mundo le dijo: "Cinco cosas tenés que saber y recordar siempre si querés ser el mejor lápiz del mundo".

1. Podrás hacer grandes cosas, pero sólo si permitís que alguien te use.

2. Experimentarás dolor cuando te saquen punta, pero es necesario si querés ser el mejor lápiz del mundo.

3. Corregirás todas las faltas que cometas.

4. Tu parte más importante está siempre dentro tuyo.

5. Dejarás tu huella sobre toda superficie sobre la que seas usado.
Y a pesar de todo, sigue escribiendo”.

El lápiz lo entendió y prometió recordarlo siempre y después entró en la caja con ese propósito en su corazón.


Reflexionemos si estuviéramos nosotros en lugar de ese lápiz.

1. Podemos hacer grandes cosas, pero sólo si dejamos que el Señor y los demás nos “usen” y, a veces, “abusen”.

2. Sentiremos dolor cuando los problemas de la vida y las dificultades de todo tipo nos “saquen punta”. Lo cual es necesario para crecer y fortalecerte.

3. Corrijamos todos los errores que cometamos.

4. Tu parte más importante está dentro tuyo.

5. Dejá una huella hermosa por donde escribas y pases.


Después de ser rechazado por sus compatriotas de Nazaret, Jesús comienza la aventura de “coleccionar lápices”, hombres sencillos, pecadores, y dispuestos a dejarse afilar, usar y dejar impresa la huella de Jesús en el mundo.
Pedro, Santiago y Juan son los “primeros lápices” de esta colección de Jesús.

Ahora bien… cabe que nos preguntemos: Si Jesús, el hijo de Dios, lo puede todo ¿para qué necesita colaboradores Pastor?
Si Jesús, la Palabra de Dios, lo transforma todo ¿para qué necesita hombres rudos y pecadores?
Si Jesús con su muerte y resurrección lo redime todo, salva a todos, ¿para qué nos necesita a nosotros?
Es que la historia de la salvación iniciada por Dios Padre, consumada por Jesucristo y piloteada por el Espíritu Santo es también nuestra historia.
Dios para nosotros, Dios con nosotros.

En esta barca de Pedro que, a veces “no pesca nada”, y otras muchas “se hunde”, todos somos llamados a “echar las redes” para hacer la pesca milagrosa de Jesús.

Hoy, los protagonistas somos nosotros. Hoy, la pesca del día somos nosotros. Hoy, la barca a la que sube el Señor es la barca de Comunidad Nueva Vida. Y nos invita a echar las redes.

Tal vez hemos trabajado mucho, pero “nos faltó” Su Espíritu, Su presencia.
Hemos trabajado mucho pero “para nosotros” y no para Él.
Hemos trabajado mucho “desde la fuerza de la carne y no desde el poder del Espíritu.
Hemos trabajado mucho “desde nuestra sabiduría”, y no desde la sabiduría de Dios… y “hemos pescado poco”.

¿Te digo algo? Nosotros somos la nueva colección de lápices de Jesús. Él cuenta contigo, con todos nosotros. Aleluya!!! . Cuántos dicen “Heme aquí Señor”

Así como el lápiz deja una obra maestra en manos de un buen dibujante, así también nosotros seremos eficaces en la medida en que Jesús nos afile y nos use con Su poder.

La historia de Isaías, de Pablo y de Pedro son fantásticas. Ellos respondieron a Dios y fueron “lápices eficaces” en Sus manos, dieron gloria a Dios y son parte de esta historia de salvación de Dios con nosotros.

Pero aquí, aunque parezca exagerado amados, no venimos a hablar de ellos, sino a hablar de nosotros.
¿Por qué Pr Flores? Porque el mismo Jesús que llamó a Pedro, Santiago y Juan, nos llama a todos nosotros.

Jesús está hoy en la barca de Comunidad Nueva Vida, no tiene otra, y nos ve cansados y con las redes vacías y nos invita a echarlas otra vez.
Y nos da una red nueva: la Palabra, la oración, la valentía, y nos invita a seguir invitando a los hombres.

CONCLUSIÓN:
Lo nuestro no es llamar a Dios. Lo nuestro es responder a Dios. Responder es dejar las viejas redes y seguir a Jesús.
Eres apóstol, enviado por Dios.
Eres testigo, expresa y vive la alegría de ser hijo.
Eres profeta, habla de tu fe.
Eres mensajero, ayuda a entender.
Eres discípulo, llama como llamó Jesús.
Al llegar a casa toma un papel y lápiz y haz un recuento de las llamadas de Dios y también de tus respuestas.

OREMOS:

Rev. Raúl Flores
Mensaje predicado en Comunidad Nueva Vida de Buenos Aires.

jueves, 21 de octubre de 2010

EL ESPÍRITU SANTO EN LA VIDA DE JESÚS Y EN LA NUESTRA

Texto: Lucas 1:35

“El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el Poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso tu hijo será Santo y con razón lo llamarán Hijo de Dios” (Lc 1:35).

Introducción: Hoy vamos a hablar del Espíritu Santo en la vida y ministerio de Jesús y su efecto en la nuestra.

Lo que entendemos de la Biblia –en relación con este tema tan importante para nosotros- es que El Padre comunica el Espíritu al Hijo en el bautismo en el Jordán. Dice que cuando Jesús sale del agua, “los cielos se rasgaron para él, y vio al Espíritu Santo que bajaba sobre él en forma de paloma” (Mc 1: 10).
¿Qué hace el Espíritu en esa oportunidad Pr. Flores?

Desciende, se posa en Jesús y queda con él el resto de su vida.

Y acá hay una tremenda enseñanza para nosotros: El Espíritu Santo nos comunica la vida divina.
Todo viene de Dios. El Espíritu Santo es la vida de Dios en nosotros.
Cuando dice que el Espíritu baja en forma de paloma ¿qué quiere decir?, que lo importante no es la paloma, sino “el nido” que lo recibe.
Cuando se lee en el Evangelio que «la paloma baja sobre Jesús» se está diciendo que Jesús es el lugar donde anida el Espíritu, el lugar donde habita el Espíritu, y que habita de una manera permanente.

Después de la gloria del bautismo. “El Espíritu empuja a Jesús al desierto” (Mc 1:12).
¡Me gusta eso! ¡Tiene cada ocurrencia el Espíritu! Como el viento, lo suyo es empujar, mover; y a veces al punto de desconcertarnos.

Significa que el Espíritu no se detiene. La vida en el Espíritu no “es estación”, sino camino, itinerario que ha de inventarse día a día.

Un creyente que se coloca “al resguardo”, no es alguien que se pone bajo Su guía. Es –más bien- alguien que se “ha escapado” a la fuerza del Espíritu, que se ha sustraído a su “soplo”.
Escapar del desierto es un símbolo de indocilidad al Espíritu.

Y fijémonos en Lucas que retoma la narrativa después de las tentaciones del desierto.
Y entonces tiene lugar una de las escenas más significativas del Evangelio y que nos manifiesta la toma de conciencia de Jesús de su propia misión, su unidad con el Espíritu (Lucas 4:14-22)
“Jesús volvió a Galilea con el poder del Espíritu, y su fama corrió por toda la región. Enseñaba en las sinagogas de los judíos, y todos lo alababan. Llegó a Nazaret, donde se había criado, y, según acostumbraba, fue el sábado a la sinagoga. Cuando se levantó para hacer la lectura, le pasaron el libro del profeta Isaías; desenrolló el libro y halló el pasaje en que se lee: ´El Espíritu del Señor está sobre mí. Él me ha ungido para traer la buena nueva a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista, para liberar a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor´. Jesús, entonces, enrolló el libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Y todos los presentes tenían los ojos fijos en él. Y empezó a decirles: “Hoy se cumplen estas profecías que acabáis de escuchar”. Todos lo aprobaban, muy admirados de esta proclamación de la gracia de Dios”.

El Espíritu reviste a Jesús de Su fuerza para cumplir la misión. Aleluya. Este es un ejemplo deslumbrante de la obra del Espíritu en Jesús: la sabiduría, que deja atónitos a sus conciudadanos cuando escuchan de sus labios, la proclamación inspirada de las Escrituras; la autoridad con que afirma que la profecía hecha por Isaías hace casi mil años se está cumpliendo ante los ojos de ellos.

Con esa actitud personal por una parte, deja obrar al Espíritu Santo en sí y, a través suyo, el plan de salvación del Padre.

Y, por otra parte, al mismo tiempo nos muestra con Su ejemplo lo que el Espíritu Santo, guardadas todas las distancias, está dispuesto a hacer en nosotros como soberanamente hacía en él.

Pero hay algo más que nos quiere decir la Palabra.
Si el Espíritu guió, inspiró y dio fuerzas a Jesús en su predicación y en su vida, también lo hizo de manera especial en su pasión y muerte.
Me gusta la Carta a los Hebreos porque lo dice con significativa claridad: “Cristo, movido por el Espíritu eterno, se ofreció a Dios como víctima sin mancha; su sangre purifica nuestra conciencia de obras muertas, para que, en adelante, sirvamos al Dios vivo” (Heb 10:14).
Si el Espíritu estaba con Jesús en su pasión, con más gloria y poderío lo estuvo aún en su resurrección.
Es Pablo el que nos presenta la resurrección de Jesús como obra suprema del Espíritu.
Dice al comienzo de su carta a la iglesia de Roma: (Rom 1:2-4) “Esta Buena Nueva, anunciada de antemano por sus profetas en las Santas Escrituras, se refiere a su Hijo, que nació de la descendencia de David, según la carne, y que, al resucitar de entre los muertos, fue constituido Hijo de Dios con poder, por obra del Espíritu Santo”.


Conclusión:
El Espíritu estuvo al principio de la vida de Cristo en la Encarnación (Lc 1: 35). Lo acompañó durante su vida, en la misión (Lc 3: 21; 4, 16; 10:21). Y estuvo con él hasta el final de su vida, en la muerte y resurrección (Heb 9:14 y Hchs 2:33)
Tomémonos de esta enseñanza y asumamos la paternidad del Espíritu sobre nuestras vidas.
El se ofrece como “Paracleto”, como nuestro ayudador para toda la vida. Aceptemos de buena gana su propuesta. Rindámonos a Su obrar. Jesús dijo: “Sin mí nada podéis hacer” . Pero las Escrituras también dicen que: “Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece”.
Dejemos de “caminar en nuestras fuerzas” que no es otra cosa que estar detenidos en la “estación de la vida” y dejemos que Él en esta mañana “nos sople” empujándonos a una vida de logros y realizaciones.


Oremos amados:

Que el Señor nos bendiga y tengamos una semana de oportunidades.
Rev. Raúl Flores
Mensaje predicado en Comunidad Nueva Vida de Buenos Aires.

miércoles, 20 de octubre de 2010

¿CONOCEMOS AL ESPÍRITU SANTO?

Introducción:

Hoy vamos a hablar del Espíritu Santo.

Necesitamos conocer más de Él y su obrar en nuestras vidas. Jesús dijo “Sin mí, nada podéis hacer”. Y como Comunidad necesitamos ser enseñados en este tema si es que vamos a ser eficaces testigos suyos. Y….
Oración de transición:
El mejor camino para conocer al Espíritu Santo es recurrir a los símbolos que la Biblia usa para definirlo.

Cuerpo del mensaje:


1.- Cuando describe su actuar en el hombre y en la Iglesia. El Espíritu Santo es representado como NUBE, (Números 17:7-8).
La Nube del Espíritu cubre y protege al mismo tiempo. Y sin la fuerte influencia del Espíritu Santo carecemos de cobertura. Qué en esta mañana podamos decir: “Gracias Señor porque tu cobertura me da confianza para vivir sin temor”
Necesitamos cobertura. Además de la lucha con Satanás, tenemos la lucha del día a día: Somos necesarios en nuestra casa, con nuestros hijos, en el trabajo, en la provisión diaria, en la demanda del Ministerio, Sobreexigidos sin la presencia del Espíritu, bajaremos los brazos en cualquier momento. Llenémonos esta mañana del Santo Espíritu y vivamos en las luchas de cada día fortalecidos.


2.- Pero también es presentado como LUZ, porque el Espíritu Santo nos es dado para entender los misterios de la Gracia.
Es que sin el Espíritu de Dios las verdades del Reino no las podés entender.
En Efesios 1: 15-19 Pablo ora pidiendo: “Pido el Dios de nuestro Señor Jesucristo, les dé sabiduría espiritual para entender su revelación y conocerlo mejor. QUE ILUMINE SUS MENTES para que sepan cuál es la esperanza a que los ha llamado, y cuán gloriosa y rica herencia da a los que suyos, y cuán grande y sin límite es su poder, el cual actúa en nosotros los que creemos…”.
Por eso como Comunidad debemos pedir siempre: ¡Ven, Espíritu Santo e ilumina nuestra mente y corazón a fin de que oremos, actuemos y ministremos como conviene a Tus Planes y propósitos. Quién vive lleno del Espíritu obtiene resultados fantásticos porque planifica su vida y ministerio de acuerdo a Su voluntad.


3.- El Espíritu Santo también es representado como PALOMA, en cuya forma visible descendió sobre Jesús cuando fue bautizado.
En el A T, la paloma fue mensajera de la reconciliación de Dios con la humanidad en tiempos de Noé.
Había llevado a aquel patriarca el anuncio del término del diluvio que sufría la tierra (Gen 8: 9.11).
En el N T, esta reconciliación tiene lugar mediante el bautismo, del que habla Pedro, refiriéndose a las ‘personas… salvadas “a través del agua” en el arca de Noé (1 Pe 3:20-21).
Por consiguiente, el Espíritu Santo, es Amor, derramado en los corazones de los hombres, como dice Pablo (Rom 5: 5), y es también quien da la paz.
Nunca verás irritado ni agitado a quien vive bajo la unción del Espíritu Santo. ¿Cuántos de los que estamos acá necesitamos cura para nuestras emociones y corazón? El remedio es el Espíritu Santo. Pongámonos esta mañana bajo Su Señorío y El solucionará los problemas del corazón.


4.- El Espíritu Santo es representado también como AGUA.
El agua simboliza vida que es concedida por Dios a la naturaleza y a los hombres.
Isaías 41:18 dice: “En las alturas abriré arroyos y en medio de las barrancas manantiales. Convertiré el desierto en lagunas y la tierra árida en manantial de aguas”

¿A que se refiere aquí Pr. Flores? Es una alusión a la “influencia vivificante” del agua.
El profeta aplica este símbolo al Espíritu, uniendo agua y Espíritu de Dios, cuando proclama en Is 44:3 ‘Derramaré agua sobre el sediento suelo, raudales sobre la tierra seca. Derramaré mi Espíritu sobre tu linaje… Crecerán como en medio de hierbas, como álamos junto a comentes de aguas’. Así señala Isaías el poder vivificante del Espíritu, simbolizado por el agua.

Además, el agua libra a la tierra de aridez (Is 18: 41.45).
El agua sirve también para satisfacer la sed del hombre (Is 43:20).
El agua es símbolo de purificación, como se lee en Ezequiel: “Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; de todas vuestras impurezas y de todas vuestras basuras os purificaré” (Ez 36: 25).

En la visión de Ezequiel 47, el agua viva del profeta crece y se vuelve más poderosa a medida que corre.
La tierra entre Jerusalén y el mar Muerto era un desierto pedregoso, desolado, incapaz de sostener la vida.
Sin embargo, en esta visión, la corriente de agua viva hace surgir y sostiene la vida de una manera milagrosa. Cuando por fin, el agua alcanza el Mar Muerto lo transforma completamente. Aleluya!!!!

La visión presenta un claro mensaje sobre el poder divino dispuesto a nuestro favor.
Es que en realidad la Gracia de Dios amados produce vida. La Gracia de Dios conquista la desolación del “desierto de Judea” y brinda vida a las aguas del “Mar Muerto”. ¡Cuánto necesitamos del Espíritu en nuestras vidas! Y lo bueno es que ese Espíritu está a disposición nuestra siempre.
Y la coronación de todos estos textos se encuentra en las Palabras del Apocalipsis sobre el río de agua viva, límpida como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero. En medio de la plaza de la ciudad, a una y otra margen del río, hay árboles de vida… Sus hojas sirven de medicina para los gentiles (Ap 22: 1.2).

La Iglesia toda y nosotros como Comunidad Nueva Vida, somos llamados “a regar” a nuestro barrio y al mundo con el agua viva del Espíritu de Amor. Por eso volvamos hoy a llenarnos del Espíritu Santo. Dejemos la apatía y la indiferencia para “los religiosos”. Tenga el Ministerio que nos fue dado la particularidad de llenar corazones. Seamos canales del Espíritu. Vibrantes mensajeros del Evangelio. No copiemos “modelos humanos de ministerios” Busquemos Su presencia y dejémoslo fluir.


5.- El Espíritu Santo es representado también como FUEGO.
El fuego siempre está presente en las teofanías del Antiguo Testamento.
En ocasión de la alianza establecida por Dios con Abrahán (Gen 15: 17)
En la zarza que ardía sin consumirse cuando el Señor se manifestó a Moisés (Ex 3: 2)
Y la «Zarza ardiente» es símbolo del amor de Dios que quema sin agotarse; e igualmente en la columna de fuego que guiaba por la noche a Israel a lo largo del camino en el desierto ( Ex 13: 21-22).

El fuego está presente, de manera especial, en la teofanía del monte Sinaí (Ex 19: 18).
El fuego simboliza, por lo tanto, la presencia de Dios.

La Biblia afirma muchas veces que “nuestro Dios es fuego consumidor” (Heb 12: 29).
Las Palabras que provienen del Espíritu Santo son “como fuego” (Jr 5: 14; 23: 29), tienen la eficacia que las palabras humanas no poseen.

La imagen del fuego la vemos en Pentecostés en las lenguas de Fuego (Hch 2:3). El símbolo de las lenguas de fuego.
Si el fuego simboliza la presencia de Dios, el de ‘lenguas’, queda explicado inmediatamente cuando el autor añade: ‘Se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse’ (Hech 2, 4).

El FUEGO además, puede producir terribles incendios y destruir todo a su paso, y entonces es imagen de juicio.

Algunos textos nos recuerdan esta expresión del fuego: “He aquí que el nombre de Jehová viene de lejos, ardiente su ira y pesada su opresión. Sus labios llenos están de furor, su lengua es como fuego que devora, y su aliento como torrente desbordado que cubre hasta el cuello” (Is 30: 27-28)… “Sucederá que, de un momento a otro, de parte de Jehová serás visitada con trueno, estrépito y estruendo, turbión, ventolera y llama de fuego devoradora” (Is 29:6).

El fuego está asociado aquí claramente a una acción purificadora y transformadora de Dios.
Frecuentemente la Biblia nos habla del FUEGO con que se purifica el oro, que al fundirse permite separar el metal puro de la escoria.
Es la obra que el Espíritu Santo realiza progresivamente en el creyente limpiándolo, purificándolo, santificándolo.
Y este Fuego no quema ni destruye al hombre, solo al pecado.

Necesitamos fuego queridos. El cristiano de estos tiempos necesita fuego.
El profeta Elías pidió que Dios respondiera a través del envío del fuego. 1 Re 18: 21-24. 36-39.
Dios quiere enviar una pasión a nuestro corazón. «He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!» (Lc 12: 49) dice Jesús, hablando del «fuego» de su pasión, es figura del «fuego de amor», este amor no se extingue, es más, es capaz de «incendiar» otros corazones.

Como los soldados del Gedeón bíblico propongámonos avanzar con la antorcha de la llama del Espíritu de Dios: “en la izquierda tenían las antorchas y en la derecha los cuernos para hacerlos resonar” (Jueces 7:20) y celebrar así los triunfos de nuestro Dios.
El quiere que le amemos con intensidad no con mediocridad ni con tibieza. Hay muchos que viven a Cristo sin pasión, gente apagada.

Ap 2:2-5 La falta de Pasión por Cristo es pecado. Es una trampa pensar que podemos amar a Dios con tibieza, frialdad, pero no es así. El quiere un amor total porque esa es la manera como él nos ha amado, Nos ama de una forma intensa.
Algo más. Una cosa es tener el fuego y otra muy diferentes es mantener el fuego.
¿Vos tenés? O ¿mantenés el fuego? La clave está en mantener el fuego, muchos comienzan emocionados pero conforme avanzan van perdiendo el fuego. Van perdiendo la pasión por el Señor. Por eso 2 Tim 1:6 Pablo le pide a Timoteo: “Aviva el fuego que hay en ti”. Es decir, el fuego que está en nosotros debe ser avivado.
No debes conformarte con tener fuego, no debes conformarte con tener un toque de Dios. Tienes que ser Llama viva del Espíritu Santo que da calor. Debes mantener lo que Dios te está dando, porque el fuego tiende a apagarse, Pablo dice: NO APAGUEN EL ESPÍRITU (1 Tes 5: 19).
Hay quienes tienen el ministerio de “bomberos espirituales” quieren apagar el fuego que hay en ti. Muchos te dicen: “Se te ve muy consagrado, ya se te pasará”.
Necesitamos gente encendida, hombres encendidos. Porque así se encenderán otros. Tú eres una antorcha en lugares de necesidad.
Ser encendidos es una necesidad. Zac 12: 6. Las moscas no se acercan al fuego. Una víbora huye cuando hay fuego y todas las víboras huirán donde hay un fuego encendido. Hch 28.


6.- Y para que el fuego se mantenga necesitas viento. El Espíritu es VIENTO.
El viento fuerte en la Biblia ‘anuncia’ la presencia de Dios. ‘Vi un viento huracanado que venía del Norte, una gran nube con fuego fulgurante’: es la teofanía descrita al comienzo del Libro del Profeta Ezequiel (Ez 1: 4).

En particular, el soplo del viento es la expresión del poder divino que saca del caos el orden de la creación (Gén 1: 2). Y es también la expresión de la libertad del Espíritu: ‘EI viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va’ (Jn 3: 8).

El viento puede ser un terrible huracán, (ráfaga) y entonces representa el poder del Espíritu. En Pentecostés, se oyó un estruendo como de viento fuerte que soplaba y que llenó toda la casa, cuando descendió el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es fuerza: “Y de repente vino un estruendo del cielo.” generando una gran expectativa en torno a lo que estaba sucediendo.

Lo que me llama la atención amados es que los reunidos nunca buscaron las señales externas, el estruendo llegó “de repente”, las lenguas como de fuego “se les aparecieron”. Las señales son para los incrédulos ¡para que crean! Las señales siguen al creyente y no el creyente a las señales. Jesús mismo afirmó: “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echaran fuera demonios, hablaran nuevas lenguas…” (Mc 16:17)

Estoy definitivamente convencido (después de tantos años de experiencia pastoral) que buscar las señales nos coloca en riesgo de ser un milagro-adictos, señal-dependientes, sensacionalistas de cuarta…
Es triste decirlo amados pero en algunos círculos cristianos buscamos las señales y no al dador de las señales. Buscamos las señales como un fin.

Las señales llegarán indefectiblemente… pero… “de repente”, como consecuencia de la presencia de Dios.

Pero también puede ser UN SILBO APACIBLE, (soplo, brisa) ‘el susurro de una brisa suave’ habla de intimidad (1 Re 19: 12).
Sabemos que, cuando Jesús, tras la resurrección, se apareció a los discípulos, ’sopló’ sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo’ (Jn 20: 22-23).
El soplo es figura de la íntima suavidad con que el Espíritu se comunica con nosotros.
El Espíritu está soplando de esa manera en estos días. Buscando que intimemos con el Señor… ¿¿¿Será que nos estamos haciendo los distraídos??? Que el Señor tenga misericordia de nosotros amados. ¿Qué tanto intimamos con Dios? ¿Mucho? ¿Poco? ¿Cuándo puedo? ¿Cuándo tengo una urgencia?

7.- Todos sabemos que un buen combustible del fuego es el aceite. Y ACEITE es otra figura del Espíritu. También la unción con el aceite pertenece a la tradición del Antiguo Testamento.
Recibían la unción, ante todo, los reyes, pero también los sacerdotes y a veces los profetas.
El símbolo de la unción con el aceite expresa la fuerza necesaria para el ejercicio de la autoridad.

En su intervención en la sinagoga de Nazaret, al comienzo de su vida pública, Jesús se aplica a si mismo el texto de Isaías que dice: ‘El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido Dios’ (Lc 4:18).

El texto de Isaías sobre la “consagración con la unción” se refiere no a las “caídas y borracheras” (a las que no discuto ni critico), pero a la fuerza de naturaleza espiritual necesaria para cumplir la misión confiada por el Señor a alguien a quien eligió y envió.

Jesús nos dice que este elegido de Dios es El mismo, el Mesías: y la plenitud de la fuerza conferida a Él es su propiedad de Mesías, es decir, ungido del Señor.

El Espíritu Santo “unge” al bautizado, imprimiéndole su sello indeleble ( 2 Co 1: 21-22).

Significa entonces que el Espíritu Santo es el Sello de Dios. El Sello del Espíritu es la identificación con Cristo, prenda de salvación. Es señal de protección, de pertenencia.
Con esta “unción” espiritual, el creyente puede, a su manera, repetir las palabras de Jesús: “El Espíritu del Señor está sobre mí; por lo cual me ha ungido para evangelizar a los pobres, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, y a proclamar el año de gracia del Señor” (Lc 4: 18-19; Is 61: 1-2)

En los Hechos, Pedro alude también a la unción que recibió Jesús, ‘cómo Dios a Jesús de Nazaret le ungió con el Espíritu Santo y con poder, y cómo él pasó haciendo bienes y curando a todos los oprimidos por el Diablo’ (Hchs 10: 38).

Así como el aceite penetra la madera, de la misma manera el Espíritu Santo penetra todo el ser del Mesías-Jesús, dándole el poder salvador de curar los cuerpos y las almas.

La participación en la unción de Cristo con el Espíritu Santo pasa a todos los que con fe lo recibimos como escribe Juan: ‘están ungidos por el Santo’, y esa unción ‘permanece’ en ustedes (1 Jn 2: 20. 27).
Y esta unción constituye la fuente del conocimiento, pero también la fuerza necesaria para ejercitar la Autoridad que nos fue delegada por Dios.
¿Falta autoridad en nuestras prédicas? ¿En nuestras oraciones? ¿En nuestras palabras al ministrar a las personas?
Vengamos esta mañana a llenar de nuevo nuestros corazones.


8.- Finalmente: El Espíritu Santo es representado como VIDA.
El Espíritu vivifica como hizo en la Comunidad reunida a la espera de la “Promesa de Dios” (Hech 2:14; Lc 24:49; Hech 1:8).
Ya Jesús le había dicho a Nicodemo: “En verdad te digo: el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios” (Jn 3: 5).
Esta es la vida de Dios recibida por el Espíritu.
El eterno hijo de Dios es el autor de la vida que obtenemos al recibir al Espíritu de Cristo.
Estar llenos del Espíritu es estar llenos de vida. De lo contrario nuestro estado, pese a estar en la Iglesia, es estar vacíos de ella.


Conclusión:

Necesitamos gente encendida, hombres encendidos.
Solo nos convertiremos en hombres nuevos si el Espíritu Santo nos libera de nuestras ataduras y prejuicios.

El Espíritu quiere ayudarnos en esta mañana a vivir como Cristo vivió. A tener como Comunidad una actitud profética y evangélica ante las dificultades del presente y a ser testigos poderosos de Él.

Acerquémonos al altar esta mañana y seamos configurados por el Espíritu en un nuevo hombre para la gloria del Señor. Abrámonos al Espíritu y seamos enseñados por Él. Recordando lo que dijo Jesús: “Sin mí, nada podéis hacer”

Oremos:

Rev. Raúl Flores
Mensaje preparado para ser predicado en Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires.

sábado, 16 de octubre de 2010

QUITANDO EL CORAZÓN DE PIEDRA

Texto: Prov. 21:2

INTRODUCCIÓN:
“El Señor pesa los corazones”. Las pesas del Señor son fieles y exactas. Dios no puede ser engañado en ningún momento. Todos los propósitos, pensamientos, palabras y acciones de los hombres están puestos sobre la balanza desde el primer momento de su existencia.

Es triste decirlo amados pero muchos somos cumplidores de “ritos religiosos” sin habernos convertido de verdad. Y así, de esa manera, nos ganamos la queja de Dios: “Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí” (Is 29:13; Mc 7:6)

Y ¿que cosa es el Corazón de Piedra Pr. Flores? Es un corazón duro, egoísta.
Jeremías dijo: “nada hay tan engañoso y perverso como el corazón humano, ¿quién podrá comprenderlo?” (17:9).
Es que en realidad amados, la raíz del pecado está en el corazón del hombre, en su libre voluntad.
Según la enseñanza del Señor: “De dentro del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias. Esto es lo que hace impuro al hombre” (Mt 15:19-20).

Ahora bien, hay variedad de pecados. La Escritura contiene varias listas. “Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, ira, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales les prevengo como ya les previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios” (Gál 5:19-21; Rom 1:28-32; 1 Cor 6:9-10; Ef 5: 3-5; Col 3:5-8; 1 Tim 1: 9-10; 2 Tim 3:2-5).

Ahora bien escuchen con atención: En el tema del pecado hay dos errores o extremos:

En primer lugar, hemos perdido el sentido del pecado. Como si se tratase de la cosa más inocente del mundo. Se habla del pecado, incluso de los más graves, en diminutivo: “pecaditos”, “pequeños vicios”. Si mentimos decimos que es una “mentira piadosa”.
Vivimos sin dudas en una cultura minimalista. Es que para ser honestos, en el hoy de nuestra historia hay un adormecimiento de las conciencias, una especie de anestesia espiritual; estamos todos más o menos anestesiados. Ya nadie tiene miedo a hacer cosas que rompa su relación con Dios. Se nos olvidó que el pecado destruye. Nos hemos acostumbrado al pecado y allí está el problema.

En segundo lugar es el concepto de la CULPA. Es el extremo de la gente escrupulosa.
Arrastramos culpas “siendo duros” con nosotros mismos. Otros predican para generarle culpas a la gente “Sos muy malvado” De esa manera se tiene la impresión que a más culpa menos pecado y eso de ninguna manera es así.

Está claro que la culpa daña al hombre. ¿Recuerdan a Pedro y Judas? ¿Los dos fueron culpables o no? Claro que si, pero se diferencian en que Judas no pudo con el peso de la culpa y Pedro volvió a buscar al Señor.

¿Se acuerdan de David? en 2 Samuel capitulo 11. David, tiene una sucesión de pecados: Lujuria, adulterio, mentira, asesinato, perjurio.

¿Qué deberíamos hacer entonces Pr. Flores?

LO PRIMERO: RECONOCER EL PECADO. Este paso es bien fundamental: “Si decimos “que no tenemos pecado”, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia” ( 1 Jn 1:8-9).

Miremos a David. Lo primero que intenta y hace es cubrir su pecado. Quiere tapar su pecado, mandando a Urias a acostarse con su mujer.

Tres cosas que el pecado hace siempre: Te llevará más lejos que querías ir. Un pecado lleva a otro, el asunto va aumentándose.
Nunca pensamos ir tan lejos.
Te retendrá más tiempo del que querías quedarte.
Te costará más de lo que querías pagar.

Y para reconocer el pecado necesitamos humildad.
Interesante es notar que la Palabra Humildad tiene su raíz en el término “Humus” que en Latín significa “tierra”, por lo tanto, cuando queremos mirar al verdadero sentido del término ya no es el significado que la mayoría de nosotros le atribuye, es decir, refiriéndose a una persona apocada, callada, sino que se refiere a una persona con mucha conciencia de si mismo, “que tiene los pies en la tierra” para poder conocerse mejor y así conocer a los demás.

Esto significa que es muy importante asumir que uno es lo que es y no lo que quisiera ser. Asumir la propia persona: Reconocer mis limitaciones, aceptar que me equivoco, ser tolerantes con los demás.


LO SEGUNDO ES ARREPENTIRSE. Los Hechos de los Apóstoles nos cuentan que al oír aquella terrible acusación de Pedro, “Vosotros habéis crucificado a Jesús de Nazareth”, los presentes se sintieron con el corazón traspasado y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: “¿Qué tenemos que hacer?” Pedro les contestó: “Arrepentíos”. (Hch 2: 36-38)
El segundo paso, por lo tanto, hermanos, es arrepentirse del pecado.
El arrepentimiento es la primera palabra del mensaje del Evangelio Mc 1:1;14-15.
Fue el tema principal del primer sermón de nuestro Señor, y su último. Lc 24: 47

Ahora bien amados, que no nos confundan. Lo que no es arrepentimiento:

Los políticos no se arrepienten, se justifican. Las actrices, los cantantes se “re – inventan”
La incredulidad, el desaliento o el desespero no ayudan al arrepentimiento, antes tienden a endurecer el corazón.
A veces tenemos una idea triste del arrepentimiento, como si fuera principalmente causa de depresión, o de bajar la autoestima.

Por el contrario el arrepentimiento surge de una conciencia. De un extrañamiento: ¿Dónde estás? Es la pregunta que le hizo Dios a Adán. ¿Dónde estoy? fue la pregunta del Hijo Pródigo. Es tener conciencia de que fui creado y soy llamado a cosas mejores, a cosas más bellas, a cosas más limpias, a cosas más santas.

El arrepentimiento no es un movimiento hacia abajo, eso sería más bien desesperación, el arrepentimiento es un movimiento hacia arriba, eso se llama conversión. No somos llamados a la desesperación, somos llamados a la conversión.

El temor del infierno, y un sentimiento de la ira de Dios, tampoco causa arrepentimiento. Un poco de esto puede acompa–ar el arrepentimiento, pero no es arrepentimiento de verdad.

Lo que sí es arrepentimiento:

Es la oportunidad que le damos a Dios y que nos damos también a nosotros para que Dios obre.

Es la capacidad de reconocer la propia responsabilidad. Para arrepentirse hay que aceptar la realidad, la verdad del pecado.

Pero la verdad del pecado, es la mitad de la verdad, la otra verdad es que existe el perdón. Que existe la Gracia. Que existe el poder recreador de Dios. Dios es capaz de construir. El arrepentimiento es obrado en el corazón por el sentimiento del amor Divino.

“Por qué menospreciaste al Señor” Le dice Natán a David. Muchas veces nos quedamos en la dimensión horizontal del pecado. Natán el profeta hace ver que la cosa es muy distinta. Hay una gravedad mayor. No apreciar lo que Dios ha hecho por ti.

El arrepentirse es una luz, una ayuda. En el caso del pecado de David, hubo un toque en la puerta del palacio… Fue una visita que David jamás olvidaría. Dios es fantástico en ajustar cuentas. El profeta Natán no fue a visitar a David por su propia cuenta, sino que fue enviado por Dios. “Entonces el Señor envió a David (2 Sam 12:1) Dios esperó hasta que llegó el momento perfecto.
El tiempo de Dios es increíble. ¿Cuando Fue enviado Natán? ¿Inmediatamente después del acto de adulterio? No. ¿Inmediatamente después que Betsabe dijo: “Estoy embarazada? No. ¿Inmediatamente después que asesinó a Urías? No. Inmediatamente después que se casó con la esposa embarazada de Urías? No. ¿Inmediatamente después del nacimiento del niño? No.

Dios no sólo sabía cuál era el momento perfecto, sino que escogió la persona perfecta. Natán era un hombre que gozaba del respeto de David.

Amados, podemos aprender una gran lección ante las palabras de Natán a David: El reconocimiento sincero y franco de nuestro pecado.

David dijo: “He pecado… no he escondido mi pecado. Contra ti, contra ti sólo he pecado”
“He pecado contra el Señor”: Es una confesión que surge del dolor que no es otra cosa que romper definitivamente con el pecado..

Pablo dice: “¿Qué diremos, pues? ¿Debemos permanecer en el pecado para que la gracia se multiplique? ¡De ningún modo! Los que hemos muerto al pecado ¿cómo seguir viviendo en él?” Tened esto presente: nuestro hombre viejo ha sido crucificado para que fuera destruido el cuerpo del pecado y ya no sirvamos al pecado. “Así también vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús”. “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal”. (Rom 6:1-2; 6:11-12).
Este paso consiste, en decir ¡basta! al pecado. Esta es la fase de la decisión.


LO CUARTO: CONSISTE EN DESTRUIR EL CUERPO DEL PECADO CON EL PERDÓN.
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). El hombre puede cometer pecado, pero no puede destruirlo. Sólo Dios puede perdonar los pecados.
En el momento en que confesamos nuestros pecados, Dios es fiel para perdonarlos.
“De ti Dios nuestro, es propio el ser compasivo y perdonar al que se rebela contra ti”. (Dn 9:9)

DIOS te perdona. Es un nuevo comienzo.
Nosotros rápidamente perdemos la paciencia cuando nos ofenden, pero no es así con Dios. «Tú has perdonado a este pueblo desde su salida de Egipto hasta ahora» (Núm. 14:19).
No hay lugar para el desaliento: Si el Señor perdonara los pecados raramente y de vez en cuando, valdría la pena buscar su favor como y donde fuera, aun a riesgo de no conseguirlo; pero Aleluya, ahora podemos volvernos a El con una segura y cierta esperanza de perdón.
El rey “se conmueve”. (El primer verbo pertenece al vocabulario de la “misericordia”, el mismo verbo que describe la reacción del buen samaritano frente al herido, en Lc 10,33; o la del papá misericordioso frente al hijo pródigo, en Lc 15,20). El rey se deja tocar el corazón por la necesidad y súplica del pobre, y le “perdona” la deuda completamente, no a plazos. EL PERDÓN ES TOTAL. La inmensidad de su corazón ha sobrepasado aquella gran deuda. El amor fue mucho más allá de lo pedido. No piensa en la gran suma de dinero que tiene el peligro de perder. Ofreció –inmerecidamente- un perdón generoso frente una deuda impagable.

Debemos perdonar cuando aún nos adeudan, no porque hayan cancelado la deuda. “Yo sanaré su infidelidad, los amaré sin que lo merezcan”. (Os 14: 5)

El Rey -Dios- supera todo lo que aquél hombre esperaba. El amor y perdón excede de lo que podemos pensar. Lo más significativo del perdón no es la remisión de una pena merecida, sino el hecho de que el amor de quien perdona se ve más claramente como inmerecido. Así lo reconoce Pablo: “Apenas hay quien muera por un hombre honrado y, sin embargo, Cristo murió por los impíos” (Rom 5:7).

Dios nos ama por encima de nuestro pecado. Dios siempre perdona, pues aunque nuestros pecados parezcan algo tremendo, ante su gran amor no pasan de ser una insignificancia. Podemos, pues, contar siempre con ese perdón.
Literalmente El perdona y olvida. “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados” (Isaías 43:25). Dios jamás trae a la memoria un pecado que ha sido confesado y perdonado.

Los recuerdos y los sentimientos de culpa que acosan al creyente provienen del enemigo y principal opositor, Satanás, no de Dios.
Dios a través del perdón sana. La mujer adultera de (Jn 8) Dice que a la mujer la encontraron en el acto, ¿te imaginas la vergüenza de esa mujer?, la llevan donde está Jesús, no fue un chisme. Y ¿cuál fue la actitud de Jesús con ella?. “Vete y no peques más”. Su Palabra es sanadora, esa es una palabra de sanidad. No es una exhortación, la sano a través del perdón que le dió. “Replicó el centurión: Señor yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya bastará para sanarle”: (Mt 8:8)
CONCLUSIÓN:
Necesitamos conversión del corazón.
Es el Señor Dios mismo quien nos ha prometido: “Yo cambiaré su corazón de piedra en un corazón de carne” (Ez 36:26). No olvidemos amados que la conversión perfecta, o lo es de corazón o no lo es.
El llamado del Señor es a la conversión profunda y sincera, y este llamado nos lo hace de varias maneras:
Rasguen sus corazones y no las ropas (Joel 2: 13)
Arrepiéntanse de corazón. Circunciden el corazón (Jer 4:4; Dt 10:16; 30: 6)
Un corazón contrito y humillado tú no lo desprecias, Señor (Sal 51:18; Dan 3: 40)
Señor, crea en mí un corazón puro (Sal 50:7)
Dios salva a los de corazón sincero (Sal 7: 10)
Dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios (Mt 5)
Señor, queremos seguirte de todo corazón (Dan 3: 41). Pues el día que eso sucede lo amaremos de todo corazón, lo seguiremos de todo corazón, lo aceptaremos de todo corazón, lo anunciaremos de todo corazón… pues donde está tu tesoro allí está tu corazón (Lc 12:24)

“No se de dejen vencer por el mal, antes bien, venzan el mal con el bien” (Rom 12:21).

Rev. Raúl Flores

Mensaje predicado en Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires, Argentina.

miércoles, 13 de octubre de 2010

ES TIEMPO DE COSECHAR...

Propósito del Sermón: Vamos a hablar hoy de Cosecha... Es tiempo de cosechar.

Texto: Hechos 2:41-47

Introducción: La Iglesia primitiva vivió un tiempo de abundante cosecha de vidas que alcanzaron la salvación de sus almas y se colocaron bajo el Señorío de Cristo. La influencia del Espíritu Santo y la actitud de los líderes de aquellos días hicieron posible semejante resultado.

Oración de transición: Por tal motivo, queremos echar un vistazo al trabajo de esta Iglesia primitiva y ver las cuatro actitudes que la llevaron a lograr resultados evangelísticos formidables.

1.- Primera actitud: VISIÓN CORPORATIVA. Vs 14 "...Pedro junto a los once"

Dice acá que practicaban la unidad.
Es que las personas son muy valiosas para ser maltratadas.
Honra y serás honrado. Atraemos lo que amamos.
Cuidar la unidad es cuidar a las personas.
El Espíritu Santo hace posible la unidad en la diversidad. Podemos diferir de opinión, pero nunca de comunión y de propósitos (nunca dos personas pensaran igual ante alguna cosa). Si estamos bajo la dirección del Espíritu, la unidad es posible.
El Espíritu Santo nos mostrará siempre que la Iglesia es un lugar de expansión y de oportunidad para cada uno de nosotros. Fomentar el espíritu de unidad es hacernos bien a nosotros mismos. Miremos sino a la Iglesia primitiva.
La Iglesia es el lugar ideal para hacer amigos y fomentar lealtades. Es lo que vió la gente en el tiempo de los apóstoles. Entraron y nunca más salieron.
Que el Espíritu Santo nos ayude a fomentar la unidad en Comunidad Nueva Vida.
Nuestra visión es esa: Que entren para no pensar en salir jamás.

2.- Segunda actitud: VISIÓN CRISTOCÉNTRICA. Vs 22, 23, 24 y 30 "Varón aprobado" (22). "Crucificado" (23). "Resucitado de la muerte" (24). "Sentado en el trono" (30)

Defino ser cristocéntrico como la capacidad de abandonar aquellos terrenos sobre los que construimos nuestra vida y caminar poniéndonos en las manos de Jesús para que nos use ganando vidas.

Es tiempo de entregar a Jesús cada área de nuestras vidas. Es abrirnos a Él.
Nuestra visión para Comunidad Nueva Vida es que cada uno de nosotros en esta mañana vengamos al altar a confesarle nuestra intención de que a partir de hoy quien manda en nuestras vidas es El.

3.- Tercera cualidad: INTEGRIDAD. Vs 42 "...perseveraban el la doctrina..."

Me gusta eso. No estaban divididos interiormente. No fraccionados. De una sola pieza. Sujetos unos a otros en amor.
Fidelidad a la autoridad manifestará un carácter, un porte, un lenguaje adecuado.
Mostraban buena voluntad para cumplir con lo que se les pedía aunque el ánimo y las circunstancias no fueran la mejor.
Caminar como hijos de Dios segun nuestro "estado de ánimo" es una tragedia.
No convirtamos la "gracia" en una "desgracia".
"Liberemos" y no "sepultemos".
Que en Comunidad Nueva Vida adoptemos una visión de integridad. Vengamos en esta mañana al altar y propongámonos con la ayuda del Espíritu a generar integridad en nuestras vidas.

4.- Cuarta actitud: GRATITUD. Vs 47 "Alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo"
La gratitud es un signo de madurez espiritual. Es una demostración natural de humildad. Es sepultar orgullo y soberbia humana.
No es una búsqueda de recompensas, pero un modo de vivir. Somos alegres y agradecemos porque somos salvos.
La visión para Nueva Vida es: "Alegres por ser salvos"
Teniendo comunión aún con aquellos que no piensen igual que nosotros. Y no buscar fallas en los demás todo el tiempo.
Sabiendo que vivir en Cristo es mucho más que una "rueda de auxilio", pero una oportunidad única para superarte como individuo en todos los terrenos de la vida.

Conclusión: Hagamos nuestro este desafío. Si ellos pudieron, también nosotros podremos. Queremos hacer nuestro lo que lograron los discípulos de la Iglesia de Hechos de los Apóstoles. El Espíritu no ha cambiado. Jesús es el mismo ayer y también lo es hoy. Vengamos al altar. Traigamos un corazón abierto a los cambios que necesitemos hacer.
Que el Señor nos de:
Visión corporativa.
Nos haga Cristocéntricos.
Personas íntegras.
Cristianos agradecidos.

El mundo lo necesita y... nosotros también.

Oremos:


Mensaje predicado por el Pr. Raúl Flores en Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires.

Cruzada de renovacion y avivamiento

Cruzada de renovacion y avivamiento
Julio 2007. Río de Janeiro