viernes, 29 de julio de 2011

LOS "CINCO PANES Y DOS PECES" QUE LLEVAMOS DENTRO...

Mateo 14:13-21

Propósito específico:

Hoy vamos a hablar de solidaridad. Queremos que en esta mañana el Espíritu Santo nos ayude a rescatar el valor de la generosidad que llevamos dentro, entre nosotros y para con todos.

Cuerpo del Sermón:

Vivimos en el siglo XXI y sin embargo aún con tanto avance y conocimiento hay alrededor nuestro muchos pasando hambre, falta de trabajo y mucha necesidad.

Y es triste decirlo amados pero muchos en nuestros círculos cristianos pasamos por este mundo sin “pisar la tierra”, es decir sin darnos cuenta de hermanos nuestros que tienen amenazadas sus vidas porque les falta “lo esencial” para poder vivir.

Son miles las personas que, para tristeza y vergüenza nuestra están muriendo de hambre. Les falta el pan que a muchos de nosotros nos sobra y tiramos a la basura.
Son miles los que les resulta difícil encontrar trabajo para poder llevar pan a sus hijos.
Son miles los que no pueden disfrutar de la justicia y libertad.
Que no pueden vivir una vida digna porque se mueven en medio de circunstancias antihumanas y opresoras.
Son miles los que huyen del interior y vienen a la Capital dejando su familia para ver si encuentran algo para poder llevar un poco de pan a los suyos.
Es una realidad lamentable que está entre nosotros, aunque no queramos verla.

Y el hambre es un problema que nos afecta a todos porque somos humanos y todo lo humano debe y tiene que afectarnos.
Lo decía Shakespeare: “Hemos venido a este mundo como hermanos; caminemos, entonces, dándonos la mano.”

Volviendo al texto de Mateo 14 hay una lección en el milagro de la multiplicación de los panes y peces:
Nunca esperemos milagros del cielo para arreglar el problema de la falta de pan físico y espiritual que sufre nuestro pueblo.
Somos nosotros los llamados a llevar a cabo ese milagro para que nadie tenga falta de ningún pan.
Por eso Jesús le dice a sus discípulos: “Denles ustedes de comer” (Mt.14:16).
Luego dice que les pide que partan y repartan a la gente esos pocos que tienen entre sus manos: “Cinco y dos peces” (Mt.14:20).

Y es que cuando partimos y repartimos “el pan”, sentimos la gran alegría de ver cómo todos comen y hasta sobra. (Mt.14:20).

Lo que Jesús quiere hacernos entender es que no podemos seguir pensando y actuando egoístamente como pretendían los discípulos. Ellos dijeron: “Despide a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren comida” (Mt.14:15).

Lo nuestro es actuar como Jesús les dijo: “Dadles vosotros de comer” (Mt.14:16).

Y dice que cuando dieron de comer a la gente los cinco panes y los dos peces, sobraron “doce canastos llenos” (Mt.14:20).
Y es que se cumple el refrán “Muchos pocos hacen un mucho.”

Y es allí donde la solidaridad se hace presente y entonces surgen los valores del amor, del compartir, de la generosidad, de la cooperación, de la sensibilidad ante el sufrimiento humano.

¡Ojalá hiciéramos nuestras las palabras del poeta inglés John Donne: “la muerte de cualquier hombre me disminuye!”

Necesitamos "pisar tierra" amados. Pensar y sentir como Jesús. No es cuestión de tener mucho para poder compartir con quienes nos necesitan sino más bien es cuestión de solidaridad y hacer efectivo en nosotros aquello que Pablo decía a la iglesia de Éfeso: “En todo les he enseñado que es trabajando como se debe socorrer a los débiles y tener presentes las palabras del Señor Jesús que dijo: Mejor es dar que recibir” (Hech.20:35).

Por tanto, “Dales vosotros de comer” (Mt.14:16) significa que sin solidaridad nunca esta sociedad va a cambiar, seguirá la miseria y el hambre, seguirá el desempleo y el analfabetismo, seguirá la enfermedad, la esclavitud, la injusticia y la muerte para los excluidos de nuestra patria.

La lección aquí es: No podemos hacernos los sordos ante los gritos de la gente que pasa necesidad. No podemos encerrarnos en nuestro yo egoísta.
O nos abrimos a los demás o nuestro pan se nos atragantará.
O compartimos el pan o mucha gente seguirá muriendo de hambre.
O damos de lo que somos, tenemos y sabemos o seguirá el mundo dividido entre los que pasan hambre y entre los que tienen pan de sobra.
O hacemos el milagro de compartir de lo que tenemos y somos o siempre habrá miseria alrededor nuestro.

El pan compartido y repartido sabe mucho mejor.
Ya lo decía el filósofo romano Séneca: “No hay bien alguno que nos deleite, si no lo compartimos.”

Conclusión:

La solidaridad es ese valor que nos lleva a sentirnos responsables de los demás y a decir con todo el corazón aquello que decía el escritor francés Alejandro Dumas: “Todos para uno y uno para todos.”
Que en esta mañana el Espíritu Santo haga la obra de convertirnos en hombres y mujeres solidarios. Que nos vuelva fraternales y amistosos. Que nos libere de todo egoísmo y nos haga generosos.
Que seamos (en las manos del Señor) esos cinco panes y dos peces... Nada puede poner más contento al Señor que eso.

Oremos:

Mensaje del Pr. Raúl Flores a predicarse el Domingo 31 de Julio en Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires, Culto 11Hs.

domingo, 24 de julio de 2011

MILITANTES DEL AMOR...

Texto: Lucas 10: 25-33

Propósito específico:

Dios nos re-creó en Cristo Jesús para vivir en armonía y luz con nosotros mismos y con los demás. Para lograr esa armonía y luz necesitamos el ingrediente del amor. El mandamiento mayor es el de amar. Amar a Dios con todas las fuerzas y al prójimo como a nosotros mismos.

Sermón:
Dice este texto de Lucas 10 que un doctor de la Ley se encuentra con Jesús y le hace una pregunta, para ver si pisaba el palito: "¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?" (Vs25)
Jesús le contesta lo que estaba escrito en la Ley. ¿Qué lees en ella? (Vs26) A lo que este responde: Amarás al Señor y a tu prójimo como a ti mismo.(Vs27)
Cuando Jesús vio que había respondido bien le dijo "Respondiste bien"(Vs28) En ese mismo instante le hace a Jesús una pregunta más: ¿Quién es mi prójimo? (Vs29) Entonces Jesús como respuesta le cuenta una parábola que trata de la acción de amor de un Samaritano(Vs30-33)

Comienza entonces Jesús a contarle de un hombre que iba por el camino que cae en manos de unos ladrones que lo despojan de todo y lo hieren dejándolo medio muerto. Dice que pasa por ahí un sacerdote y al verlo se dice a sí mismo: "No te metás".
Seguro que este era argentino. Da un rodeo y se va.

Al rato pasa un levita y reacciona parecido al sacerdote. Ve que la cosa no era muy cómoda y se dice “ Le daría una mano... pero la verdad es que estoy medio apurado. Qué me voy a meter en este lío”. Entonces este también da media vuelta y se va.

¡Moraleja?: Ambos se lavaron las manos. Ninguno de los dos quiso comprometerse. Eran ciudadanos faltos de amor. Eran religiosos de apariencia y no de esencia.

Pero dice que felizmente pasa un samaritano. No olvidemos que para los judíos de aquellos tiempos el samaritano era un segregado, un marginado, un pecador, un despreciado.
Y dice que al verlo se conmueve y va derechito hacia el moribundo. Lo ve, lo cura y lo venda. Es decir: Se hace cargo. Lo carga sobre el caballo, lo lleva a un albergue, lo cuida toda esa noche; y al día siguiente deja dinero para que siguiera al cuidado del dueño del hotel diciéndole "si gastás de más después te pago".
¿Impresionante no?

Mirando este texto vemos cuántas miserias suceden dentro nuestro y a nuestro alrededor, y que de ninguna manera podemos hacernos los distraídos.

Pensaba lo que nos pasa como pueblo y lo que le está pasando a nuestro pueblo.
Porque nosotros también como pueblo nos parecemos a ese hombre.

Podemos decir que nuestra ciudad, cayó en manos de ladrones que la despojaron de todo, la hirieron y se fueron dejándola medio muerta.
Y cuando digo nuestro pueblo, digo caras concretas.
¿Quién de nosotros no conoce a un jubilado en problemas, a una familia sin trabajo, a un chico con capacidad diferenciada que no tiene cobertura para ser atendido?
¿Quién de nosotros no conoce a una familia que tiene que cenar mate cocido y un poco de pan que le dieron en algún lado?
¿Quién de nosotros no conoce hospitales donde después de hacer horas de cola y espera la gente tiene que volver a su casa porque no hubo tiempo para ser atendidos?
Son rostros concretos de nuestra gente, de nuestros vecinos.

Y no se soluciona esto con palabras u opinando ¡"Qué mal está la situación, qué barbaridad"! Eso es dar un rodeo, eso es lavarse las manos, eso es no meterse.

Hoy, se nos pide otra cosa. Se nos pide que a ese pueblo que cayó en manos de ladrones, despojándolo de todo, herido y moribundo, nos acerquemos porque nosotros también somos parte de ese pueblo y como hijos de Dios, somos responsables.

Todos y cada uno de nosotros tiene que “hacerse prójimo” como samaritano.
Todos estamos llenos de imperfecciones como el samaritano; pero se nos pide que nos acerquemos, que toquemos el dolor, la miseria, la injusticia, los llantos escondidos, las soledades de los geriátricos. En otras palabras: Que nos hagamos prójimos.

El día de mañana no se nos pedirá cuenta sobre cómo opinamos sobre este momento, sino de cómo nos acercamos a fulano, mengano y zutano a quienes conozco y sé que están pasando por esta situación.
El mensaje de hoy es: Hacéte prójimo. Aproxímate a quien está necesitando de una caricia, de una ayuda, de un despojo tuyo.
Hoy es el momento de despojarnos. Es el momento de la solidaridad, de privarme yo de cosas para dar al que no tiene lo necesario.

Este hombre que cayó en manos de aquellos ladrones pero lo encontró uno que se hizo prójimo, y terminó siendo un hombre sano, curado, vuelto a la vida, vuelto a la felicidad de su familia.

Les aseguro que si estrechamos nuestra proximidad, nuestra solidaridad en estos momentos grises del país, y si nos hacemos prójimos despojándonos de lo nuestro, les aseguro que este pueblo, que cayó en manos de ladrones, que lo despojaron, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto será un pueblo feliz, un pueblo resucitado, un pueblo con sonrisa.
Pero eso depende de cada uno de nosotros, con nuestra oración, con nuestro trabajo, con nuestro despojo, con nuestra cercanía.

Los invito en esta mañana a pensar qué lindo va a ser el día de mañana encontrar a un pueblo feliz, resucitado, curado, andando en sus propias fuerzas porque hubo muchos hombres y mujeres que se hicieron prójimos, se solidarizaron y se despojaron.
No perdamos la esperanza, pero la esperanza nos exige la proximidad del hoy.
Y la proximidad del hoy es a la vez semilla de esperanza para el mañana.

Conclusión:

Acariciemos las llagas de Cristo en las llagas de nuestro prójimo hoy.
Hacernos prójimos de nuestros hermanos hoy, es verlos resucitados mañana, llenos de vida, felices, alegres, plenos.
Estoy algo triste por lo que nos está pasando como argentinos, pero tengo esperanza, tengo esperanza en nuestro pueblo que tiene reservas de proximidad, de amor, de caridad y de despojo.

Y le pido al Espíritu Santo que en esta mañana nos quite el miedo a las llagas de nuestro pueblo.
Que nos acerquemos, que acompañemos y curemos a todos con la esperanza de alegrarnos mañana al verlos resucitados
Oremos:

Mensaje del Pastor Raúl Flores a predicar el Domingo 24 de Julio 2011 en Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires. Culto 11Hs.

domingo, 17 de julio de 2011

MUJER...¿POR QUÉ LLORAS?

Juan 20:15

“Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras?...”

Propósito específico:

La pregunta de Jesús a María Magdalena, traspasa los siglos y el espacio y nos interpela a nosotros hoy, pues nos revela el corazón consolador de Jesús y nos invita a no estancar nuestra vida en un sepulcro.

Sermón:

Tal vez pocos sintieron más la muerte de Jesús que María Magdalena. Ella lo amaba intensamente. Jesús había expulsado de ella vida siete demonios y le había devuelto la capacidad de amar con dignidad y de sentirse mujer y persona en la Comunidad.

La muerte de su Señor en la cruz había sepultado sus sueños y sus ideales y nosotros sabemos que una persona y una Iglesia, si no es capaz de soñar, de tener ideales, simplemente muere o se va aferrando a una vida de mezquindades, frustraciones y fracasos.

Pero aún así, María va muy de mañana al sepulcro en busca del cadáver de su Señor, buscando aún “contra toda esperanza” aferrarse aunque más no sea al recuerdo de Jesús.

Y dice la Escritura que su desconcierto fue inmenso al descubrir que la gran piedra del sepulcro había sido removida y que el cuerpo del Señor ya no estaba en aquél lugar.

El llanto, como a muchos de nosotros, le aclaró la mirada para ver nuevamente.

Es que el dolor, la pérdida, la frustración, la soledad, tienen que ser para nosotros una fuerza que nos tire, no para abajo, sino para arriba.

Debemos aprender definitivamente que las luchas de la vida son peldaños que debemos aprovechar para crecer y ver mejor el camino de la vida.

Y entonces viene la pregunta del Señor que ella aún no reconoce: “Por qué lloras”. (Juan 20:15)

¿Hermosa pregunta no? Alguien se preocupaba de su dolor, a alguien le importaba su búsqueda.

María no reconoce al Señor. Es que el dolor no le dejaba espacio a la Resurrección
“Se han robado a mi Señor...” responde con angustia y desesperación. (Juan 20:13)

¿Les digo algo? Todos tenemos algo de María en su desconsuelo...

A nosotros también nos pueden hacer creer que “nos han robado al Señor Jesús”.

Es que en realidad una vida, tu vida, la mía, una Iglesia, encuentra su razón de ser en la búsqueda generosa e incansable de la verdad que es Cristo ya que sólo Él nos revela la verdad plena sobre nosotros mismos, el mundo, el hombre y sobre Dios Padre.

La Iglesia, la Comunidad tiene que ser entonces el lugar privilegiado para que Su presencia, Su belleza, Su poder, Su amor sean buscados y puestos al alcance de todos.

Dejemos entonces de ser mediocres caminando como individualistas y autónomos de la vida. Conformemos un equipo sólido que busca la verdad que es Cristo y la lleva a todas partes practicando el bien con todos.

Nosotros, al igual que María esa mañana junto al sepulcro, necesitamos urgentemente reencontrarnos con Aquel que es la fuente de toda Verdad Justicia y Sabiduría.

Nuestra época tiene la necesidad urgente de un servicio desinteresado que es el de proclamar la verdad, el amor y el servicio, valores fundamentales sin el cual desaparecen la libertad, la justicia y la dignidad del hombre.

En este pasaje de Juan, se nos muestra el encuentro entre Jesús resucitado y Magdalena.
Ella reconoce a su Señor, cuando se siente llamada por su nombre. María experimentó la capacidad de consuelo de la voz de Jesús.
Se supo conocida por dentro, acompañada, comprendida e invitada a volver a vivir.

Esa misma invitación de Jesús, se hace realidad para cada uno de nosotros hoy.

Y de un modo muy especial, como Pastor, creo que esta Comunidad, está invitada a reencontrar su identidad más profunda en la compañía y ante la presencia del Señor; está invitada a alimentarse de su Palabra y a vivir de ella, anunciándola a todos.

La fe en el resucitado nos tiene que animar a recomenzar nuestra búsqueda generosa de la verdad, la belleza y el bien que son verdaderas “Semillas de Vida”.

Quitemos de nosotros en esta mañana todo aquello que nos paralice en nuestro buscar y nos deje en el llanto del sepulcro.

Como María, también nosotros hoy estamos invitados a aguzar el oído y sentirnos llamados por nuestro nombre. A sentir la Palabra creadora de Jesús vencedor de la muerte que nos invita a ser buscadores y testigos del amor y poder de Dios para bendición nuestra y de los demás.

¡No busquemos más entre los muertos al que vive!.

Ante tantas señales de muerte que atentan contra la dignidad del hombre, nuestra Comunidad está llamada a dar testimonio del triunfo de Cristo sobre la muerte, siendo un instrumento eficaz “de progreso para nosotros y nuestra sociedad.

Somos llamados a preservar la dignidad de la vida humana, a promover la justicia para todos, a elevar la calidad de vida personal, a llevar la paz, a procurar una distribución equitativa de los recursos para el bien común.

Los invito a que el amor a Dios del que tanto hablamos en nuestros Cultos sea expresado en actitudes de vida y de convivencia dentro de nuestra Comunidad, mostrando así que la opción cristiana no es solo “decir” lo correcto sino “hacer” lo correcto.

Conclusión:

Confiados en Jesús, vencedor de la muerte y fuente de toda verdad, sigamos caminando y construyendo el ser y quehacer de Comunidad Nueva Vida, que tanto ha servido y tanto tiene que servir a nuestra querida ciudad.


Finalmente: Seamos portadores de alegría.
Expresemos en todo momento que Cristo vive en nosotros.

Pidamos juntos fortaleza al Espíritu Santo, para que El, poniéndonos junto a Jesús, nos anime y oriente en nuestra vocación de servir a la Verdad, formando al hombre que tenemos dentro y a nuestros hermanos que están afuera.

Oremos:

Mensaje predicado por el Pr. Raúl Flores en Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires, Domingo 17 de Julio 2011. Culto 11 Hs.

sábado, 9 de julio de 2011

AMARNOS PARA PODER AMAR TAMBIEN...

Lucas 10:27
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo”

Propósito específico:

Hoy vamos a hablar del amor. La Biblia enseña que lo importante en el amor es amar a Dios, a nuestro prójimo pero también es necesario que nos amemos a nosotros mismos. Aunque puede parecer a simple vista una afirmación egoísta o vanidosa, sin embargo no lo es. Amarnos a nosotros mismos es un mandamiento bíblico y es parte, además, del camino de la paz y de la felicidad.

El texto de Lucas 10 nos habla de colocar el amor en tres direcciones: En Dios, en nuestro prójimo y en nosotros mismos. La mayoría de nosotros ponemos el énfasis en amar a Dios y a nuestro prójimo, pero rara vez reparamos que Dios nos pide amarnos a nosotros mismos.

Hay tres ejemplos que quisiera compartir con ustedes y que nos van a ayudar a entender este mandamiento de vivir en amor con nosotros mismos.

1.- Cuando me amo, los demás me amarán también.

Dejenme hacerles una pregunta: ¿Podemos saber como es una persona con sólo verla? Quizás no en su totalidad, pero estaremos en un 80% acertados.
¿Pasaríamos mucho tiempo con alguien que no cuida su aspecto, que no se asea y huele mal?
¿Estaríamos al lado de alguien que vive rezongando, murmurando, estresado y con mal humor todo el tiempo? ¿O con alguien que se emborracha todas las semanas? ¿Claro que no verdad?.

Es que en realidad -amados- personas así se estiman poco, y nadie en su sano juicio pasaría la vida al lado de esa persona. El punto es este: Si nosotros no nos cuidamos, nos va a suceder lo mismo.
Pero al amarnos nos cuidamos, y al cuidarnos no provocamos rechazo de los demás, por el contrario, nos amarán también.

2.- Jamás podremos amar a otros si primero no nos amamos a nosotros mismos.

Pensemos por un momento en alguien que se daña el cuerpo consumiendo alcohol. Esa persona no se ama a sí misma y daña su cuerpo y mente bebiendo vino. ¿Creen que será capaz de amar a alguien? Imaginemos a alguien que pudiendo trabajar no lo hace. ¿Será capaz de amar a otra persona en forma responsable?
Mis queridos acá hay una enseñanza tremenda: El arte de amar debe empezar y aprenderse con nuestra persona para luego practicarse y disfrutarlo con los demás.

Y tercero.

3.- Al amarme tengo chances de ser feliz.

Amar a alguien nos impulsa a cuidarlo, educarlo, consentirlo, respetarlo. El amarnos a nosotros mismos será igual. Nos impulsará a atender tres áreas de nuestra vida.

El area mental.
Querernos es aprender. El conocimiento es poder en todos los sentidos. Nos ayuda a distinguir lo que es bueno de lo que es malo para nosotros, nos permite mejorar nuestros ingresos, nos da una visión mas amplia de como triunfar y nos enseña valores.

El area física.
Amarnos es cuidar nuestro cuerpo y apariencia, no por lo que los demás piensen, sino porque nos sentimos bien viéndonos, sintiéndonos, y aceptándonos como somos. El ejercicio, la buena alimentación, el cuidado personal, son necesarios. Ser buenos mayordomos de nosotros mismos es una señal de que nos valoramos.

El area espiritual.
Querernos es buscar paz y tranquilidad en nuestras vidas. Reir, cantar, bailar, divertirnos, perdonar, trabajar, orar, amar a los demás y disfrutar de la vida son verbos que debemos practicar.

Conclusión:

Amados entendamos esto: La felicidad en nuestra vida depende de nuestras acciones, de nuestra capacidad y de nuestra voluntad de amarnos. Si deseamos encender la llama del amor, tenemos que empezar por nosotros mismos. Que el Señor nos ayude a descubrir Su amor amándonos también a nosotros mismos. Amén.

Oremos:

Mensaje Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires. Pastor Raúl Flores. Domingo de Julio. Culto 11Hs.
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domingo, 3 de julio de 2011

NUESTRA "NAZARETH"

Lucas 4:16; Juan 1:46

“Vino a Nazareth donde se había criado, y en el día de reposo entró a la sinagoga, conforme a su costumbre y se levantó a leer.” Lucas 4:16
“Natanaél le dijo: ¿De Nazareth puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve” Juan 1:46

Propósito específico:

El Evangelio es buena noticia “no fatalista de la vida” sino “optimista de ella”.Lo distintivo de esa buena noticia es el amor. Nada predica más fuerte que el amor. Cuando el corazón es tocado por ese amor de Dios existe el único interés de mejorar la calidad de vida de la gente. Para que ese amor pueda ejercitarse Dios pone -cada día- un “Nazareth” como escuela. ¡¡Que en ese “Nazareth diario” aprendamos los Evangélicos a tener una sola motivación de vida: Vivir en amor y en servicio a todos!!.


Sermón:

Imaginemos por un instante al Señor pidiéndonos a nosotros ser los responsables de realizar el diseño de la presencia de Jesús en el mundo; que nos pida elegir el lugar geográfico en el que debiera nacer, el tiempo histórico oportuno, la estación anual, la casa de su nacimiento, el tiempo adecuado del inicio de su ministerio, el número e identidad de los apóstoles, el desenlace de la trama salvífica.

¿Qué lugar nos hubiera gustado para el inicio de Su predicación? ¿En dónde Su primer enseñanza? ¿Cuál el sitio idóneo para Su primer sermón? ...¿Cuál el primer auditorio? ¿En que terreno dar Sus primeras palabras?

Muchos de nosotros ¿qué pensaríamos? : “Ur de los Caldeos no estaría mal” ... fue el lugar en donde Abraham fue escogido para iniciar el nacimiento del Pueblo elegido.

Otros hubieran pensado en el Mar Rojo. Con Jesús se iniciaba el nuevo y verdadero “éxodo” para los hombres.

Otros hubieran pensado en el Monte Sinaí. Jesús perfeccionó la ley Mosaica y entregó Su “Mandamiento Nuevo”...

Otros dirían que el Templo de Jerusalén era el lugar indicado para aquella enseñanza ya que nos traía la Nueva y definitiva Alianza en su Cuerpo y su Sangre.

Pero... sin embargo... ¿Qué lugar eligió Jesús para iniciar su ministerio? ¿Cuál auditorio escogió para predicar?
Nazareth. La sinagoga de Nazareth.

¿Qué distinto es Jesús a todos nosotros no?... Para nosotros ¿que es lo importante? Un ministerio exitoso. Un templo imponente... hasta le ponemos nombres fastuosos “Catedral”. La cadena de TV más popular, la emisora de radio más escuchada...

¿Y qué tiene de particular Nazareth?... ¿Cuál podría ser la dificultad? ¿Qué nos quiere enseñar Jesús con esta elección?

Nazareth pueblo de Su infancia. Auditorio de gente que lo vio crecer como un hombre común a todos. Lo vieron en su niñez, juventud y aún como adulto. Son sus vecinos, amigos, parientes, clientes de la carpintería, compañeros de estudio, gente que lo conoce.

Es que en realidad lo que estaba haciendo Jesús era escoger un lugar poco común, poco aconsejable y muy complicado y extremadamente exigente.
Se trataba ni más ni menos que de gente con las que convivió 30 años de su existencia. Los que conocían a la perfección sus días y sus noches, sus primaveras y sus inviernos, sus proyectos y sus realizaciones. Los que vieron su rostro en las alegrías y en las incertidumbres, cuando iba al brocal del pozo a llevar agua para su casa, los que van a la misma Sinagoga, y los que fueron a su propio taller.

Los de “Nazareth” conocen su infancia, cuando jugaba en los parques y conversaba con amigos. Los de “Nazareth” lo vieron llevar los encargos que le hacían a José, el artesano de la madera, el carpintero. Los de “Nazareth” lo conocieron en las aulas del colegio en las que aprendió el alfabeto; en donde se instruyó para contabilizar las dracmas; donde se le enseñó sobre las medidas de los odres y los cánones para las longitudes.
Los de “Nazareth” lo vieron sudando en el trabajo y recorrer sus calles. Su cara les era familiar, infinidad de veces lo vieron salir del taller trayendo residuos de aserrín en su barba y polvo de madera en sus ropas.
Es que en realidad se trata de un auditorio difícil, complicado, complejo, trabajoso y agotador y sin embargo lo acepta.
Parte de su destino y del nuestro es Nazareth...
Digamos que “Los Nazareth” sirven para educarnos a vivir en amor. Allí es donde te conocen más y te exigen más. Los de Nazareth, se acostumbran a tu presencia y para “ellos” sos alguien común. Los de Nazareth te conocen tanto que les resulta difícil verte como un “iluminado”.

Cuántos de nosotros: predicadores, pastores, apóstoles, diáconos, oficiales de la Iglesia, deberíamos pedir al Espíritu Santo que nos lleve a un Nazareth y no salirnos de allí. Hay mucha soberbia y falta de amor en nuestros círculos cristianos. Muchos “Reverendos” deberían pasar por “esa Nazareth” y adquirir humildad y espíritu de servicio.

“Todos necesitamos un Nazareth” todos los días. Caras conocidas, que conocen nuestros procesos y retrocesos, progresos o regresos, avances y estancamientos.

¿Te digo algo? Es allí, donde el Señor nos manda, es nuestra escuela del espíritu y el inicio de nuestra “Misión existencial”. Es allí donde hay que ofrecer nuestra prédica de amor cada día y todos los días.

En “Nuestro Nazareth” está el esposo/a, el hijo/a, el amigo/a, el vecino/a, el hermano/a. Allí no hay margen de engaño. Te conocen, te ven todos los días y a toda hora, saben si sos congruente o no. Te escuchan con atención o te reclaman las imprecisiones e incoherencias.

¡Es difícil predicar en Nazareth! Y sin embargo “debemos hacerlo”. Jesús lo hizo y nos manda hacerlo. “Me seréis testigos en Jerusalén...” Mt. 28:18-20

Sin duda el auditorio más exigente... pero el lugar donde el Señor nos quiere. Donde nuestro amor es desafiado. Donde nuestro servicio es puesto a prueba y nuestra consagración pesada.
Dicho de otro modo: En Nazareth tenemos que amar. Las palabras no sirven. Los hechos mandan. Y allí no hay excusas, ni caretas.

En Nazareth construís la paz o hacés la guerra. Generás amor o esparcís odio. Despertás alegría o sembrás tristezas. Unís o dividís. Contagías miedos o liberás esperanzas.

Solo en Nazareth te recibís de siervo. Es la escuela para superarte. Llamados a ser “siervos inútiles” que juntan –con gozo- frazadas para los que tiritan de frío, y barrida en la casa a la vecina enferma.
No se trata de un sermón aislado, sino de genuino servicio, con caridad y puesta en marcha..

Muchos de nosotros quisiéramos evitar Nazareth... Preferíamos predicar en otras latitudes.
Si nos dieran a escoger, optaríamos por ir a los confines de la tierra y a otras Galaxias del universo. “A cualquier lugar con tal de que no sea Nazareth”. Porque Nazareth demanda una renuncia y entrega de nuestra vida hacia los demás.

¡Qué difícil es predicar en Nazareth! Pero somos llamados a hacerlo. Todos tenemos nuestro Nazareth... ese lugar donde el amor no se traduce solamente en palabras, ya que no entran en el Reino los que dicen: ¡Señor, Señor!, sino los que hacen la voluntad del Padre.
Y Jesús dijo también: “Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a los otros como yo los he amado...”

Y al meditar estas palabras, entendí cuan imperfecto era mi amor a mis hermanos, de cómo yo no las amaba con el mismo amor de Cristo”: “La caridad fraterna lo es todo en el mundo. Amamos a Jesús en la medida en que amamos a los demás.

Y es que no nos hemos dado cuenta de que el verdadero peligro para el cristiano es el de la “distracción”.

Muchos de nosotros, en nuestras conversaciones nos acusamos de “las distracciones en la oración”. Y no pensamos en las distracciones por el camino del servicio y del amor (caridad), al no predicar en nuestro Nazareth.

Conclusión:

¡Cuántas veces nos topamos con Jesús sin darnos cuenta! Pero, no lo reconocemos porque no nos gusta la Nazareth que vivió Jesús y en la que nos quiere a todos nosotros.

Si... lo sé... Nazareth tiene el inconveniente de tener una cara demasiado conocida. Y nosotros que conocemos esa cara, no sabemos reconocerlo.
El Señor nos dice que en Nazareth está el primer destinatario de nuestra predicación, aceptémoslo.

Y vos: ¿Cómo está tu Nazareth?

Oremos:

Mensaje predicado por el Pr. Raúl Flores en Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires. Domingo 03 Julio 2011 Culto 11hs.
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Cruzada de renovacion y avivamiento

Cruzada de renovacion y avivamiento
Julio 2007. Río de Janeiro