domingo, 27 de noviembre de 2011

VER A LOS ZAQUEOS EN NUESTRA JERICÓ

Lucas 19:1-10

Propósito específico:

Somos llamados a la Misión. Nosotros alguna vez fuimos un "Zaqueo" por lo tanto debemos estar abiertos y atentos a encontrarnos con "ellos". No hay "duros" para Dios. Porque lo que es imposible para los hombres, posible es para Dios.

Mensaje:

Dice el texto que una muchedumbre rodea a Jesús al entrar en la ciudad de Jericó. No era para menos, Jesús acababa de curar a un ciego que muchos conocían ( Lucas 18:43). Seguramente se habrán preguntado: ¿Qué otros prodigios iría a realizar?
Así que muchos de esos "curiosos" se agolpaban a su alrededor hablando entre ellos y diciendo que no se habían visto cosas tan espectaculares desde los tiempos de los profetas y en su "curiosidad" le seguían. Sin embargo, dice que a ninguno de éstos les dirige la atención... lo hará sí, con un tal Zaqueo que esconde en su corazón un deseo de conocerlo. ¿Qué tenemos nosotros por Jesús hoy? ¿Curiosidad solamente? o ¿hay un deseo interior de conocerlo más? Y conocerlo más implica mayor volumen de oración, un interés evidente de compromiso con la Misión. Un manifiesto deseo de santidad en todas las áreas. Un demostrado deseo de practicar el amor (servicio a los necesitados)...
Mientras tanto dice que le llega a este Zaqueo la noticia del milagro del ciego, que era «jefe de publicanos y rico» pero que no tiene la intención de "comportarse" como un curioso más... Y esto Jesús más adelante habrá de saberlo....
Y este Zaqueo (que no será un curisos más) tiene un "histórico personal" que a "nuestros ojos humanos" lo harían candidato excluído del amor, misericordia y llamado de Dios.
(1) Dice que era Publicano (15:1-2) y además "jefe". No olvidemos que Jericó está en un lugar estratégico, es ciudad de frontera, donde debía haber una oficina de aduana para cobrar los impuestos de los mercaderes. Era el "agazapado" perro de presa.
(2) Pero además dice que era: "Rico", Y, Jesús ya había dicho antes: “¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!” (18:24).
(3) Pero también “pecador”, dice que (v.7) la gente lo tiene “fichado”, sus malas acciones (sus injusticias y extorsiones) parecen ser conocidas por “todos”.
Pero (sin embargo) detrás de esa fachada imperfecta hay un corazón dispuesto para abrise a Dios... Y acá hay una enseñanza tremenda para nosotros hoy: Deberíamos nosotros preguntarnos en esta mañana qué tan dispuesto estamos a "abrirnos a Dios" y ser también nosotros ese Zaqueo de Lucas 19. Pero también a todos los "Zaqueos duros" que encontremos en nuestro camino tienen por dentro un corazón potencialmente dispuesto para Dios...
Dice que en el momento de su conversión no excluye haber sido deshonesto (v.8).
(5) El mismo Jesús se refiere a él como uno que “estaba perdido” (v.10).
Ahora bien, este Zaqueo no se lanza de inmediato a la calle a ver a Jesús. Me lo imagino mas bien parado unos minutos pensando y confuso preguntarse: ¿quién soy yo para ver a Jesús? Mi corazón está manchado de injusticia y avaricia. Si sólo pudiera hablarle un instante y pedirle perdón...
Y ahora sí, con esto en mente, sale a la calle y como es impo­sible ver nada por la multitud y su estatura « subió a un sicómoro para verle.»
Y me gusta mucho esta escena porque me habla de un Zaqueo que no se queda parado ante las dificultades, ni tampoco le importa hacer algo impropio de una persona de su posición social: correr y subirse a un árbol para ver al Maestro.
Para Zaqueo no es suficiente “escuchar” acerca de Jesús sino dar un nuevo paso hacia delante en el conocimiento de Él: Verlo.
Y este hecho me deja a mi una enseñanza tremenda: Jesús, que conoce el interior del corazón no se hace esperar.... Dios nunca se cansa de amarnos.
Jesús paga con creces insospechadas la generosidad del corazón que le busca. Zaqueo: Que lo único que busca­ba era verlo termina alcanzando el premio mayor: Jesús va y se hospeda en su casa.
Y me gusta la reaccion de Zaqueo Dice que «bajó rápido y lo recibió con» gozo. Es normal que Zaqueo lo haga “con alegría”, porque el hecho le da importancia. Esta valoración de Jesús (que es una señal de misericordia) es salvífica porque rescata lo mejor que hay en su corazón. Por eso su “alegría” es la “alegría de la salvación” que ya comienza a experimentar. Y como sucedió con la historia del ciego: no es suficiente ver pasar al Señor, lo importante es estar con Él, entrar en relación estrecha con Él en el gozo festivo de la mesa.
Es gozo -también- porque en la presencia del Señor, se "acrecienta nuestra confianza" porque comprobamos su Amor y su misericordia. Con El, con su gracia y poder cicatrizan nuestras heridas; nos revestimos con su fortaleza para resistir los ataques del enemigo, y mejoramos en calidad de vida.
«Hoy ha llegado la salvación a esta casa». La presencia de Jesús remueve a Zaqueo y lo lleva a la conversión.
Interesante es que "todo comenzó" con aquel deseo de conocerlo que lo llevó a poner los medios que fueran necesarios para poder verlo pasar.
Que en esta mañana nosotros también podamos decir: Señor, yo también necesito que vengas a mi casa: a mi vida, a mi alma. Tengo muchísimas heridas que necesitan cicatrizarse, muchas flaquezas que necesitan de tu fortaleza divina, muchos egoísmos que me impiden entregarme a la Misión, muchas excusas que me frenan, muchos pecados que me impiden ser feliz, muchas "dudas" que impiden que me uses.
Y si pensamos que no podemos cambiar... Miremos una vez más a Zaqueo y aprendamos de él.
Conclusión:
Zaqueo se comporta públicamente como un hombre según el Evangelio. A la “alegría” le sigue otro indicador de salvación: la generosidad. Él dice: “Daré la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré cuadruplicado” (v.9). Desde el comienzo del Evangelio, en la predicación de Juan Bautista, se había dicho que la conversión no era cuestión de labios para fuera sino gestos de beneficencia (3:12-13). Zaqueo ahora tiene el corazón del Evangelio (“dad y se os dará”, 6:38).
Jesús concluye diciendo “Hoy ha llegado la salvación a esta casa” (v.9ª). Es el "Hoy de la salvación" para muchos de nosotros, y para muchos que están allá afuera y que necesitan de nosotros. Entonces Zaqueo es acogido como miembro pleno de la Comunidad: “También éste es hijo de Abraham” (v.9b).
Conclusión:

Si alguna vez te rompés en mil pedazos, o ya estás roto que siempre sepas volverte a Dios, dándote cuenta de que «el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.»

Oremos

Mensaje predicado por el Pr. Raúl Flores, en Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires, Domingo de Noviembre de 2011 Culto 11hs.

lunes, 21 de noviembre de 2011

UN PEDRO QUE SE ARRIESGA...

Mateo 14:22-33

Propósito específico:

Hoy vamos a hablar de crecer en la fe, de asumirla con valor enfrentando todas las adversidades que se nos presenten. El que se “blinda” contra todo tipo de amenazas renuncia a vivir una fe robusta y permanece en anemia espiritual.

Mensaje:

Me gusta mucho este texto de Mateo 14 porque me habla a mi de un Pedro que se anima a salir de la seguridad que le ofrecía la barca para ir al encuentro de Jesús que viene caminando hacia ellos sobre aguas agitadas. Y me gusta "la versión de este Pedro"... Verlo arriesgarse... Saliendo de lo que era seguro... Ir hacia aguas turbulentas y sumergirse en lo desconocido allí donde no hay seguridad de la barca ni de tierra firme bajo sus pies. Y lo interesante es que entra en la tempestad si, pero confiando en la presencia y en la fuerza de Jesús.
Y esta reflexión me llevó a hacerme algunas preguntas: En los momentos de oscuridad y tormenta interior ¿cómo reacciono? La ausencia y la presencia del Señor ¿cómo las integro en mí? ¿Qué lugar tiene en mí la oración personal, el diálogo con Dios? ¿Qué pedimos al Señor en la noche obscura? ¿Un milagro que nos libre? ¿Una fe más grande? ¿En qué me asemejo a Pedro?
Lo que yo veo es que Pedro estaba experimentando, encontrando una forma diferente de vivir y de caminar.
Y me encanta mirar este texto porque Pedro aquí nos invita a acompañarlo, a salir nosotros también de las pequeñas fronteras que nos marcamos, de aquel espacio donde nos sentimos seguros, de lo habitual, de los prejuicios, de la forma común de pensar para adentrarnos en lo distinto, lo nuevo, lo diferente, lo sobrenatural.
Acá Pedro nos está invitando a abrirnos a lo Desconocido, al Padre de nuestro Señor Jesucristo que dice que "envía su lluvia sobre buenos y malos", que es compasivo y misericordioso, y que nos convoca y nos compromete a hacer de esta Iglesia su Reino, su familia, su casa en donde todos encuentren un lugar en el cual se sientan acogidos.
En el fondo, Pedro nos invita a caminar hacia una fe más crecida, más robusta, más comprometida.
Y caminar hacia esa "fe sobrenatural" implica riesgos, tan difícil como caminar sobre aguas turbulentas.
Yo me preguntaba y te pregunto ¿Nos cuesta salir de lo nuestro, de lo de siempre, y adentrarnos en lo no-conocido. Nos cuesta arriesgarnos a poner los pies fuera de la tierra firme, en donde nos sentimos seguros?.
Pero si queremos madurar, aprender a confiar, avanzar en el camino hacia una vida de fe más dinámica y poderosa hay que hacerlo.
Dicen las Escrituras que Abraham lo hizo saliendo de su tierra en busca de una Tierra Prometida.
Teresa de Calcuta salió de la seguridad de su convento y se adentró en el mundo de los abandonados, de los más pobres de los pobres.
Claro que también asumir riesgos implica la posibilidad de equivocarse (El que se adentra en lo desconocido de la fe puede cometer -y comete- errores) pero es mejor que quedarse "arrinconado" en el fondo de la barca.
“¡Ven!” le dijo Jesús. Impresionante... Jesús ve con buenos ojos la actitud riesgosa de Pedro y lo anima a dar el salto de fe. Podría haberle dicho "No Pedro, lo sobrenatural está vedado a los hombres" sin embargo la invitación a salir de la barca y caminar sobre las aguas partió de la boca del Señor. (v.24). Afronta el riesgo de creer en la Palabra: ¡ven!
Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y como comenzara a hundirse, gritó: “¡Señor, sálvame!”
Esto me habla a mí de que se necesita también de la perseverancia en la elección de la fe. Las fuerzas contrarias (el viento) son tantas, que hay riesgo de sucumbir y allí entonces se hace necesaria la oración que lo salva y nos salva.
Dice luego que al instante Jesús, tendiendo la mano, lo agarró y le dice: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”
Me gusta mucho este texto: Pedro no ha sido dejado solo en su debilidad. En las tempestades de la vida cristiana no estamos solos. Dios no nos abandona aun cuando aparentemente parezca que está ausente o no hace nada. En el riesgo a asumir una fe más robusta y determinante tendremos siempre la persona de Jesús a nuestro lado dándonos su auxilio.
"Subieron a la barca y se calmó el viento".
Aleluya... Miren como termina esta historia. El Pedro arriesgado sale victorioso de la prueba. Apenas Jesús sube a la barca (nuestra vida) las fuerzas del mal cesan. Las fuerzas del infierno no prevalecerán sobre ella.
Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: “Verdaderamente eres Hijo de Dios”
Esto es Adoración.
Ahora sucede la adoración y con ella la profesión de fe. Ahora Pedro está en condiciones de confirmar a sus hermanos en la fe, después de aquella prueba.

Conclusión:

La fe para crecer necesita de Pedros arriesgados... Tenemos dos opciones... Ser "Pedros acomodados" o "Pedros arriesgados".
En nosotros está la decisión.

Predica Raúl Flores. Comunidad Cristiana Nueva Vida. Mensaje predicado en Iglesia El Renuevo, Tigre Pcia. Buenos Aires. Noviembre 2011.

domingo, 13 de noviembre de 2011

¿OYENTES O DISCÍPULOS?

Lucas 5, 1-11

Propósito específico:

Relato vocacional el que hoy nos describe el Evangelio de Lucas 5. Interesante porque se da con mucha frecuencia en la Biblia: Antes de confiarle una misión concreta a alguien, se debe pasar por una fuerte experiencia con Dios. ¿Cuál será nuestro status cristiano al día de hoy? Seguiremos siendo “oyentes” o ya nos podríamos catalogar como “discípulos”?

Mensaje:

Jesús LLAMA a gente del pueblo, a pescadores, que:
No cuentan con una formación especial para esa misión;
No pertenecen a ningún grupo especial para ser discípulos;
Los llama Jesús para instruirles y enviarlos por los pueblos para que anuncien la Buena Noticia del Reino.

Y lo que me gusta de Lucas 5 es que Jesús acá se hace el invitado en la barca de Pedro, quien le recibe con agrado.

Dicho de otro modo: Jesús quiere más, busca más. Es que no sólo necesita oyentes (ya tiene muchos), sino personas (hombres y mujeres), que hagan vida su mensaje y continúen su obra. Lo que Jesús Necesita son DISCÍPULOS... Hombres y mujeres a los cuales les pueda confiar su obra y que estos le respondan incondicionalmente. Que el Espíritu Santo despierte en todos nosotros “esa vocación”.

Y los enseña no sólo pedagógicamente sino también con milagros.
En concreto, hoy les pide que, en su nombre, echen las redes. Y me gusta mucho esto porque: Se lo pide a ellos, que son pescadores y que saben que las horas buenas de pesca son las
de la noche. Y se lo pide a una hora insólita, después de haber tenido ellos una experiencia de pesca
nocturna totalmente negativa, desafortunada. Se lo pide Jesús, un campesino de tierras adentro,
que no tendría ni idea del arte de pescar.

Los discípulos entonces, al mandato de Jesús, a la órden de Jesús, a la Palabra de Jesús, no tienen que confiar en su capacidad de conocimiento. Sólo tiene que echar las
redes en nombre de Cristo.

¡Y, VAYA SI PESCAN!. De ésta van a salir convertidos nada menos que en pescadores de hombres. Unirán así a los hombres divididos por el pecado en una sola red, en
una sola Iglesia.

Pedro al experimentar semejante milagro le dice al Señor: "Aléjate de mí, que soy un pecador".
Interesante ¿no? Es el temor del hombre, que descubre la seducción de Dios. Es como un primer acto de fe en la persona divina de Cristo, quien emplea y se sirve de pecadores para salvar a pecadores.

Y vemos finalmente que no era mucho lo que tenían. Pero lo dejan todo: vida, trabajo, familia, todo... para seguir a Jesús.

Conclusión:

Ser discípulo hoy es creer que es posible la salvación del hombre en medio de las tempestades.
Ser discípulo hoy es descubrir que Dios sigue actuando a través de la debilidad del ser humano.
Ser discípulo es también un asunto de fe, una
realidad de fe, que transforma en hombres y mujeres disponibles para un mundo que se consume en el pecado.
Ser discípulo es también un asunto de esfuerzo, de constancia y sentido comunitario PARA PODER REMAR TODOS EN EL MISMO SENTIDO Y AL MISMO TIEMPO.
¿Estaremos nosotros preparados para dar ese salto de calidad y dejar de ser oyentes para transformarnos en discípulos?

Oremos.

Mensaje predicado por el Pr. Raúl Flores, Domingo 13 de Noviembre 2011 en Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires, Culto 11hs.

CURARNOS DE LA CEGUERA

Marcos 10: 46-52

Propósito específico:

Hoy vamos a hablar de fe. Pero ¿Que pasa cuando esa fe se está apagando en nuestro corazón? ¿Que pasa cuando ya no nos queda nada de esa fe?¿Es posible reaccionar? ¿Podemos salir de la indiferencia? ¿Tendrá la Biblia una respuesta para aquellos que estamos viviendo una crisis de fe? ¿Podremos salir esta noche de este lugar con una fe sanada, restaurada, robustecida? ¿Podremos en el transcurso del mensaje levantar suficiente fe de modo que la dolencia que trajimos nos deje y salgamos curados?

Mensaje:

Me gusta mucho este texto de Marcos porque nos narra la sanidad de este ciego llamado Bartimeo y lo hace con la intención y el fin de animarnos a vivir de la fe y en la fe... Pero también de animarnos a creer que en Cristo Jesús todo es posible... significa que tu sanidad hoy es posible... que tu liberción hoy es posible.... que tu victoria hoy es posible... Significa que hoy no saldrás de este Templo sin llevarte tu milagro... Aleluya...
Ahora es triste decirlo amados pero a modo de sincerarnos tenemos que decir que no es difícil reconocernos en la figura de Bartimeo porque en largos períodos de nuestra vida cristiana vivimos como "ciegos". Sin ojos para mirar la vida como la miraba Jesús.
"Sentados"... Es decir: instalados en una religión convencional, sin fuerzas para seguir sus pasos.
Descaminados, es decir: "al borde del camino" que lleva Jesús, sin tenerlo como nuestro guía y conductor.
Y entonces nos preguntamos:¿Qué podemos hacer?
Y entonces volvemos la mirada a la Palabra de Dios y el texto de Marcos 10 nos dice que Bartimeo a pesar de su ceguera, "se entera" de que, por su vida, está pasando Jesús.
Entonces ¿dejar escapar la ocasión? JAMÁS... Y comienza a gritar una y otra vez: "Jesús hijo de David ten misericordia de mí". Y esto es lo primero si es que queremos recuperar nuestra fe y vigorizarla: Abrirnos a cualquier llamada o experiencia que nos invita a curar nuestra vida. Y esta noche es propicia porque es noche de llamada... noche de experiencia sobrenatural para alcanzar el milagro.
Lo interesante acá es que este ciego no sabe recitar oraciones hechas por otros. Lo que si sabe es gritar... pedir compasión porque se siente mal. Y me gusta este grito porque es un grito humilde... sincero... repetido desde el fondo del corazón y que para nosotros en esta noche puede ser el comienzo de una vida nueva. Porque Jesús nunca pasará de largo si hay semejante grito en nuestro corazón.
Y el narrativo de Marcos nos dice que el ciego sigue en el suelo, lejos de Jesús, pero escucha atentamente lo que le dicen sus enviados:«¡Ánimo! Levántate. Te está llamando». Me gusta esto: Primero, se deja animar abriendo un pequeño resquicio a la esperanza. Luego, escucha la llamada a levantarse y reaccionar. Por último, ya no se siente solo: Jesús lo está llamando y esto lo cambia todo.
Bartimeo ahora da tres pasos que van a cambiar su vida. «Arroja la capa (el manto)» que ahora ya le estorba para encontrarse con Jesús.
Luego, aunque todavía se mueve en tinieblas, "da un salto decidido" que lo "acerca" a Jesús. Y me encanta eso porque es lo que necesitamos muchos de nosotros en esta noche para ser sanados: liberarnos de ataduras que ahogan nuestra fe; tomar, por fin, una decisión sin dejarla para más tarde; y ponernos ante Jesús con confianza sencilla, nueva y esperanzadora...

Conclusión:

Cuando Jesús le pregunta qué quiere de él, el ciego no duda. Sabe muy bien lo que necesita: "Maestro, que pueda ver". Es lo más importante. Cuando uno comienza a ver las cosas de manera nueva, su vida se transforma. Cuando un corazón recibe luz de Jesús, se convierte y alcanza el milagro.
Bartimeo nos inspira en esta noche a seguir sus pasos. Sobrepongámonos de la coyuntura... Levantemos fe... Demosle libertad al Espíritu Santo para que el milagro se haga realidad. Resistamos al diablo para que huya de nosotros esta noche y demos gracias al Señor por el milagro de sanidad recibido.

Pr. Raúl Flores. Mensaje predicado en la Iglesia Resplandeciente de Virreyes el Sábado 12 de Noviembre 2011 Culto 20hs.

domingo, 6 de noviembre de 2011

EL JOVEN RICO Y NOSOTROS

Marcos 10: 17-23

Propósito Específico:
Dios llama a todos pero para seguirlo se necesita desprendimiento y entrega.

Mensaje:

Este texto nos dice que Jesús salía de una ciudad y se ponía en camino hacia otro lugar, cuando de repente vino un joven corriendo y se detuvo ante El. Los tres Evangelios nos dicen que era de “buena posición social”. Dice que se arrodilla a los pies de Jesús y le hace una pregunta fundamental: “Maestro, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna”? Jesús está de pie y el joven, de rodillas y en un diálogo abierto el Señor comienza a darle una respuesta general: Guarda los mandamientos. Y los enumera: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás... a lo que el responde: “Maestro, todo esto lo he guardado desde mi adolescencia...” ¿Qué más me falta?.

Y me gusta esta pregunta porque todos alguna vez nos la hemos hecho ante el “desencanto íntimo” de las cosas que “aún siendo buenas” 1) No acaban de llenar el corazón y 2) No apagan esa “sed oculta” que nunca se sacia.

Es que en realidad Jesús sabía que en el corazón de aquel joven se hallaba 1) un fondo de generosidad, 2) una capacidad grande de entrega.
Por eso dice que 1) lo miró complacido, 2) con amor de predilección, 3) lo invitó a seguirle sin condición alguna, sin ataduras. 4) Se quedó “mirándolo fijamente”, (como solo Jesús sabe mirar), hasta lo más profundo del alma esperando su respuesta afirmativa.

Y acá hay una palabra para unos cuantos de nosotros en esta mañana: Porque a algunos de nosotros nos es necesaria esa “mirada amorosa de Jesús”. Nos es necesario sabernos amados y sentir que el Señor nos ha elegido desde la eternidad para ser parte de Su Familia Amada(Efesios 1: 4) Así nos ve el Señor ahora y siempre, con amor hondo, de predilección. Volvé a encontrarte nuevamente con Su mirada y tomá fuerzas para levantarte de donde estás y seguirle en el camino que El ya trazó para vos.

Dice que Jesús (con una voz que tendría una entonación particular), le dijo: Una cosa te falta aún. Una sola... Y acá me imagino ¡Con qué expectación aguardaría aquel joven la respuesta del Maestro! Era, sin duda, lo más importante que iba a oír en toda su existencia. Anda, vende cuanto tienes y dáselo a los pobres... Luego ven y sígueme.

Era una invitación a entregarse por entero al Señor... a darse sin reservas... a ser libre de toda atadura y apego humano y abrazar de lleno la FE... Algo que este joven -por cierto- no esperaba.

Y acá hay otra enseñanza: Los planes de Dios no siempre coinciden con los nuestros. Con aquellos forjados en nuestra imaginación y en nuestros sueños. Y es que amados “Los Proyectos Divinos para con el Hombre”, siempre pasan por el desprendimiento de todo aquello que nos ata. ¿Qué nos puede estar atando hoy para no ceder a su propuesta? ¿Qué cosa habrá más importante en la vida que Él y Su voluntad agradable y perfecta?

Es que para seguir a Jesús necesitamos tener 1) el alma libre. 2) Un espíritu emancipado. 3) Un corazón redimido. ¿Estaremos en esa condición hoy? O ¿Seguiremos presos, cautivos y encarcelados a “nuestros bienes” como el joven rico?

Para el joven de nuestra historia “las muchas riquezas” fueron el gran obstáculo para aceptar el requerimiento de Jesús (lo más grande que estaba sucediendo en su vida).

Y acá hay otra enseñanza que me gusta mucho: Dios llama a todos: A sanos y a enfermos, a personas con grandes cualidades y a las de capacidad modesta; a los que poseen riquezas y a los que sufren estrechez; a los jóvenes, a los ancianos y a los de edad madura.

Cada hombre, cada mujer debe saber descubrir el camino peculiar al que Dios le llama. No hay excusas. Un llamado que por cierto no es alienante ni sufrido ni extremado ni excesivo. Dice la Palabra “llevad mi yugo sobre vosotros, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga”.

Y a qué nos llama el Señor Pr. Flores? Su llamado es a la santidad, a la generosidad, al desprendimiento, a la entrega, a repartir, a impartir, a retribuir, a donar, a prestar, a ofrecer a otorgar.... Y para lograrlo nos ha enviado al Espíritu Santo quien es poder y amor. Aleluya.
A todos los que estamos en esta mañana aquí nos dice en nuestro interior: ven y sígueme.
Y no cabe la mediocridad ante la invitación de Jesús. Él no quiere discípulos de "media entrega", con condicionamientos.

Este joven ve de repente la llamada a una entrega plena. Su encuentro con Jesús “le descubre el sentido y el quehacer fundamental de su vida”. Y ante Él se pone al descubierto “su verdadera disponibilidad”. Había “creído” realizar la voluntad de Dios porque cumplía solo “los mandamientos de la Ley”.

Sin embargo cuando Jesús le pone delante “una entrega completa”, se descubre lo mucho que está apegado a sus cosas y el poco amor a la voluntad de Dios.

Es triste decirlo amados pero también hoy se repite mucho esta escena en nuestros círculos cristianos.

“Si quieres ser perfecto, anda y vende cuanto tienes, y dáselo a los pobres” (sacrificio)... “y ven después y sígueme” (apostolado).
"El joven se retiró entristecido: no quiso corresponder a la gracia". Se marchó lleno de tristeza. ¿Saben por qué? Porque la alegría solo es posible cuando hay generosidad y desprendimiento.
Entonces la vida se llena de gozo en esa disponibilidad absoluta ante el querer de Dios que se manifiesta cada día en pequeñas cosas y en momentos bien precisos de nuestra vida.

Digámosle hoy al Señor que nos ayude con su gracia para que, en todo momento, pueda contar con nosotros para lo que quiera, sin condiciones ni ataduras. "Señor, no tengo otro fin en la vida que buscarte, amarte y servirte... Todos los demás objetivos de mi existencia se encaminan a eso. No quiero nada que me separe de Ti"

La tristeza de este joven nos lleva a reflexionar. Podremos tener la tentación de pensar que “poseer muchos bienes”(Que no necesariamente tiene que ser dinero) puede hacernos felices.

En cambio, vemos que “las muchas riquezas” se convirtieron en obstáculo para aceptar la llamada de Jesús a seguirlo: ¡no estaba dispuesto a decir sí a Jesús, a decir sí al amor y no a la huida!

Y acá hay otra tremenda enseñanza: El amor verdadero es exigente. Fue Jesús quien dijo: Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando (Jn 15:14). El amor exige esfuerzo y compromiso personal para cumplir la voluntad de Dios. Significa sacrificio y disciplina, pero significa también alegría y realización humana. Con la ayuda del Espíritu Santo y a través de la oración podemos responder a su llamada.

Abramos el corazón en esta mañana a Jesús, a su amor, a su verdad, a su alegría y ¡No nos vayamos tristes!.

La llamada a seguirle de cerca exige una actitud de respuesta continua, porque Él, en sus diferentes llamamientos, pide una correspondencia dócil y generosa a lo largo de la existencia.

Por eso debemos ponernos con frecuencia delante del Señor –cara a cara con Él (Como en esta mañana) y preguntarle: ¿Qué me falta?, ¿qué exigencias tiene hoy para mí?, ¿qué caminos quieres que siga?

La palabra de Dios puede llegar con el huracán o con la brisa (1 Rey 19: 22)». Pero para seguirla debemos estar desprendidos de toda atadura: solo Cristo importa. Todo lo demás es basura, todo lo demás es insignificante.

Dice finalmente que aquel joven se levantó del suelo, esquivó la mirada de Jesús y su invitación a una vida “honda de amor”, y se fue –todos se dieron cuenta– con la tristeza marcada en su rostro.

El Señor vio con pena cómo se alejaba. El Espíritu Santo nos revela el motivo de aquel “rechazo a la gracia”: tenía muchos bienes, y estaba muy apegado a ellos.
Después de este incidente, la comitiva emprende su camino. Pero antes, Jesús, mirando a su alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Qué difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Ellos quedaron impresionados por sus palabras. Y el Señor repitió con más fuerza: Es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino.

No se pueden conciliar el amor a Dios, el seguirle de cerca, y el apegamiento a los bienes materiales y autonomía de vida : en un mismo corazón no caben esos dos amores.

Hoy puede ser una buena ocasión para que examinemos valientemente en la intimidad de nuestro corazón qué nos mueve en nuestro actuar, dónde tenemos puesto el corazón.
1) Si tenemos planteado un verdadero empeño por andar desprendidos de los bienes de la tierra, o si, por el contrario, sufrimos cuando padecemos necesidad.
2) Si estamos vigilantes para reaccionar ante un detalle que manifieste aburguesamiento y comodidad.
3) Si somos parcos en las necesidades personales, si frenamos la tendencia a gastar, si evitamos los gastos superfluos. Si no nos creamos falsas necesidades de las que podríamos prescindir con un poco de buena voluntad.
5) Si nos esforzamos por no ceder en los caprichos y antojos que fácilmente se pueden presentar. Si cuidamos con esmero las cosas de nuestro hogar y los bienes que usamos.
6) Si actuamos con la conciencia clara de ser solo administradores que han de dar cuenta a su verdadero Dueño.
7) Si llevamos con alegría las incomodidades y la falta de medios. Si somos generosos en la ayuda a los más necesitados y en el sostenimiento de obras buenas, privándonos de cosas que nos agradaría poseer.
Solo así viviremos con la alegría y la libertad necesaria para ser discípulos del Señor en medio de este mundo.

Conclusión:

Seguir de cerca a Cristo habrá de ser nuestro supremo ideal. No queremos marcharnos como aquel joven, con el alma y el espíritu impregnados de profunda tristeza porque no supo desprenderse de unos bienes “de escaso valor” ante la riqueza inmensa de Jesús.
Oremos:

Mensaje predicado en Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires Gaona 2918. Domingo 06 de Noviembre 2011. Culto 11hs Pr. Raúl Flores

Cruzada de renovacion y avivamiento

Cruzada de renovacion y avivamiento
Julio 2007. Río de Janeiro