Texto: Lucas
1:26-38
Propósito
específico:
El optimista siempre
tiene un proyecto (Hacer de su vida una entrega generosa a Dios); el pesimista,
en cambio, una excusa. Se dice que el
optimista lleva proyectos mientras el pesimista tiene excusas. Renunciemos a todo pesimismo y tomemos
el hábito de ser optimistas.
Introducción:
¿Qué cosa es optimismo? Es
la tendencia interna de observar la realidad desde una perspectiva positiva
tanto en el presente como a futuro. Es
una “actitud” que actúa como un intermediario entre nosotros y la realidad.
Oración de
transición:
A través de
María analicemos su comportamiento optimista e imitémosla.
1.- El
optimista se da por entero.
María no se
reservó nada. No comprendía del todo lo que el ángel le estaba diciendo, pero
se ofreció a Dios totalmente. Su entrega no fue calculada ni a medias. Su
generosidad fue total. ¿Qué de nosotros?
Se cuenta que
un pobre vivía de la caridad de un pequeño pueblo. El trozo de pan más grande
lo recibía siempre del sacerdote. En una ocasión el sacerdote no estaba en casa
cuando el pobre fue a pedir y su madre (ese día no tenía buen humor) le dijo
que no le podía dar pan porque no encontraba cuchillo para cortarlo. El pobre
se fue entristecido y en su camino de regreso se cruza con el sacerdote, al que
le cuenta lo ocurrido. El sacerdote llegando a su casa, llama a su madre y
delante del pobre, le dice: Querida madre: “Cuando no hay cuchillo para cortar
pan, se entrega el pan entero”. ¡Ese día el pobre tuvo más ración que ningún
día!
2.- El
optimista renuncia a las excusas.
Nos pasamos
la vida buscando excusas para no comprometernos demasiado.
Solemos ser
pesimistas por naturaleza porque en realidad “nos conviene”. Y aún convertidos
continuamos en ese estado. Da la impresión de que nos da miedo dar un paso
definitivo. Nos cuesta practicar la generosidad: Preferimos “dar un trozo de
pan en lugar del pan entero”.
Es muy
positivo en nuestra Comunidad el crecimiento del número de voluntarios, pero la
mayoría de las veces ese voluntariado se ofrece “a plazos” y pocas veces de
manera definitiva. Quizá por miedo, por incertidumbre ante lo que pueda venir o
por no estar seguro de las propias fuerzas….Pero hay una cosa mis amados que es
muy cierta y no podemos ignorar: Los compromisos permanentes son los que producen
mayor fruto. ¡Que hoy miremos con optimismo nuestro llamado y el ministerio que
el Señor nos dio!
La labor de
un misionero, pastor, evangelista, maestro, se ve con el paso del tiempo, pues
los proyectos exigen una “continuidad en la misión” para que esta sea
provechosa. ¡Que el Espíritu Santo nos convenza de eso!
3.- El
optimista responde siempre con un “si” a Dios.
“Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí
según tu palabra”. María, dijo sí. Acá se ve el optimismo con que le responde a
Dios. Su visión de fe es optimista. Por eso es capaz de entregarse por entera;
por eso su amor es confiado y generoso, por eso su respuesta afirmativa. María
se ha despojado de sí misma y pone toda su voluntad al servicio de Dios para “donarse”
a todos. El optimista –como María- pone toda su vida en manos de Dios de una
manera incondicional. Acepta lo que pueda venir, porque sabe que el Señor nunca
le va a fallar.
Conclusión:
¿Cómo hemos
respondido hasta aquí al llamado de Dios? ¿Qué grado de optimismo nos acompaña?
¿Ante cada reto de la vida, cómo respondemos?
Déjenme
terminar enunciando lo que yo considero las cinco ventajas del optimista:
Mejor salud. La mente influye en la salud física y
bienestar del cuerpo. Estudios demuestran que hay relación entre la proclividad
de enfermarse, el estado de ánimo y la actitud de ver las cosas, por lo que
siendo optimista se puede evitar y curar enfermedades de manera más fácil.
Sin depresión. El optimista tiende a tener menos problemas
de depresión porque ve su vida de forma positiva y, por lo tanto, la estima y
la aprovecha al máximo.
Sociabilidad. La autoestima va de la mano con el
optimismo y juntos propician que se tenga confianza en uno mismo y se pueda
interactuar exitosamente con cualquiera. Así, conseguir relaciones amistosas y
sentimentales no requiere de ningún esfuerzo extra.
Espíritu emprendedor. Ver el futuro con buenos ojos anima
a los optimistas a llevar a cabo las ideas sin pensar en que algo va a salir
mal. Esta confianza inicial, alimentada por la perseverancia, propicia el éxito.
Éxito. Es importante no darse por vencido
ante las adversidades. Pensar en la caída como un reto y apreciar la perdida de
un trabajo como una oportunidad de conseguir algo mejor son las cualidades del
optimista.
La
constancia, la dedicación y la capacidad intelectual hace que el optimista
sobresalga.
¿Qué visión
tenemos de nosotros mismos? María nos es ejemplo para imitar. Recordemos que el
optimista siempre tiene un proyecto (Hacer de su vida una entrega generosa a
Dios); el pesimista, en cambio, una excusa. Sigamos el ejemplo de María.
En esta
mañana que el Espíritu Santo ministre nuestros corazones, nos llene de su fuego
y nos transforme en verdaderos optimistas para servir a Dios. Amén.
Oremos:
Mensaje del Pr. Raúl Flores. Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires. Cultos 11hs Gaona 2918 y 18hs La Lucila, Buenos Aires.