viernes, 5 de octubre de 2012

¿PODREMOS DECIR NOSOTROS TAMBIÉN UN “AQUÍ ESTOY”?


Gen 22:1-18

Propósito específico: Hoy vamos a hablar de caminar con Dios.

Mensaje:

La  vida cristiana es siempre un caminar  en la presencia de Dios. Presencia que no está exenta de luchas y pruebas. Tal el caso de Abraham. Figura del creyente fiel, modelo del peregrino incansable, del hombre que tiene un santo temor de Dios al punto de no negarle su propio hijo, en el que será bendecido con una gran descendencia…

Y hoy Abraham nos interpela sobre cómo estamos caminando en la presencia de Dios… 

Porque hay modos y modos de caminar en la presencia de Dios. Uno verdadero, el de Abraham, irreprochable, en libertad, sin miedos porque confiaba en el Señor quien era su fuerza y su seguridad. 

El otro, el que hacemos nosotros, en el que “nos decimos peregrinos” pero en el fondo ya hemos elegido el camino, el ritmo, los tiempos…; Entonces, ni somos discípulos, porque nos seguimos a nosotros mismos; ni somos hermanos, porque hacemos “la nuestra”. 
Eso sí, ya hemos aprendido el arte de hacerle creer a los demás, y a nosotros mismos, que es la voluntad de Dios ser como somos y estar donde estamos…
Por eso, siempre es bueno espejarse en la Palabra (peregrinar interiormente hacia el Señor) purificando el corazón y echando luz sobre “las tentaciones de nuestro caminar” como cristianos.

Y es que así es como debe ser nuestra vida… mirando siempre al Señor y en Él reflejarnos nosotros... Un Dios fiel, pero “desinstalador”, exigente, que nos pide la obediencia de la fe…  Dicho de otro modo: Un cristiano que se reconoce peregrino, que experimenta en su vida el paso celoso del  Dios de Pactos pero que  sabe, al mismo tiempo caminar en Su presencia amorosa abandonándose a El con plena confianza.

Y es que en realidad en nuestra vida, no puede faltar la experiencia del desierto, la de la purificación interior, la de la noche oscura, la de la obediencia de la fe, como la que vivió Abraham.  Pero ahí, también está la raíz del discipulado, del abandono, de la experiencia de pueblo, que nos permite reconocernos como hermanos. 

El mismo Israel había experimentado el desinstalarse… dejaron Egipto, para vivir la novedad que les traía el desierto y luego la tierra prometida. Y fíjense que no faltaron los nostalgiosos que no gozaron de aquel presente de libertad porque se quedaron añorando la esclavitud pasada.
Algo así nos puede pasar en nuestra vida espiritual. Si hay algo que paraliza la vida es renunciar a seguir  caminando para aferrase a lo ya adquirido, a lo seguro, a lo de siempre. Por eso, el Señor te desinstala.

Y lo hace sin anestesia… Como a Abraham que le pide que le entregue a su hijo, sus sueños, sus proyectos…Lo está podando sin explicación,   lo está iniciando en la escuela del desprendimiento, para que sea auténticamente libre, plenamente disponible a los proyectos de Dios, para hacerlo, así,  colaborador de la historia grande, la historia de salvación para él y sobre todo,  para el pueblo que le estaba siendo confiado. 

Interesante que las únicas palabras de Abraham a Dios que aparecen en el texto son “Aquí estoy” en dos oportunidades (Vs1 y Vs11)
Y en esas dos palabras, “aquí estoy”, está todo! Como el profeta, como el creyente, como el peregrino…. “el aquí estoy”, “el hágase en mi según tu palabra, el  amen…  son las únicas respuestas posibles. Sino están éstas, todo lo demás, es ruido, distrae, confunde… Si  no podemos pronunciar con nuestra vida el “aquí estoy”, mejor callemos, no hablemos, no sea que nos sumemos a tanto palabrerío hueco que anda dando vuelta por nuestras Iglesias. ¡Cómo nos cuesta decir “Aquí estoy”!

Y es que muchas veces a ese “Aquì estoy” lo condicionamos a un:
Aquí estoy si pero si coincide con lo que yo pienso…Aquí estoy si pero si me gusta la propuesta, los tiempos…Aquí estoy si pero si no me significa morir a mis planes y proyectos.

Por eso,  en este domingo, tiempo de conversión interior, esta Palabra nos invita a ponernos en “movimiento espiritual”.
Y esto no será posible si estamos instalados… abroquelados en nuestro pequeño mundo. 

Y es que cuando perdemos la capacidad de abrirnos a la novedad del  Espíritu no podemos responder a los signos de los tiempos… No podemos ser auténticos discípulos y menos hermanos de todos… Nos transformamos en “aggiornados fariseos” haciendo de nuestra Iglesia una comunidad estéril, triste y vieja llena de miedos paralizantes que nos llevan muchas veces a traicionar el mensaje y decir y hacer cualquier cosa, menos anunciar la Buena noticia. 
Y cuando no estamos abiertos a la novedad del Espíritu, que siempre tiene la frescura de la comunión,  corremos el peligro de ir conviviendo en nuestro corazón con un cierto desagrado ante cualquier  postura que no entienda o controle de mis hermanos. 

Dice el texto de Marcos 9:2-8: Pedro  estaba tan asustado que no sabía lo que decía Porque al Pedro miedoso, cerrado al Espíritu, le “nace la tentación” de quedarse instalado en el monte, renunciando al llamado de ser levadura en el llano. 
Una tentación sutil de la carne porque no lo tienta con algo grosero, más bien con algo “aparentemente piadoso”, pero que lo desvía de su misión, de aquello para lo cual fue elegido por Dios. 
La mirada se achica, la tentación del instalarse también se hace presente en la vida de Pedro… El estar  bien, seguro, cómodo, hasta espiritualmente contenido, puede ser también tentación del camino de nuestra vida.

Quedémonos aquí en nuestras carpas, en nuestros montes, en nuestras orillas, en nuestros Templos, en nuestras comunidades tan lindas y prolijas… pueden ser muchas veces, no signo de piedad y pertenencia,  sino cobardía, comodidad, falta de horizonte, rutina… que suele tener como principal causa que no hemos escuchado bien al Hijo amado de Dios,  no lo hemos contemplado ni  lo hemos entendido… 

Este Evangelio de la Transfiguración, nos invita a poner nuestra mirada en el Señor, sólo en Él, para poder también nosotros decir Aquí Estoy. 

Porque ese “ Aquí estoy” no es otra cosa que una Conversión personal en la que podemos caminar en la libertad de Espíritu… Conversión personal, para afrontar purificaciones, correcciones… que nos permitan crecer en fidelidad y encontrar caminos nuevos de evangelización… Conversión personal, para encarnar la santidad… Conversión personal, para no dejarse llevar por los profetas del “no va a andar”, para no dejarse enfermar por el corazón desilusionado que, a la par que se van endureciendo, va perdiendo el latido de la fiesta y de la vida,  para sólo abrazar las critica y los miedos….

Conclusión: 

Que en esta mañana podamos redescubrir al Cristo transfigurado, para que El, con su presencia de cercanía y ternura, cure, sane y nos ayude a superar todo temor y miedo, porque Él es el Dios –con nosotros.-el Emanuel, 
Y si Dios, está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros?”
Oremos.

Rev. Raúl Flores  CCNV Buenos Aires. Set. 2012

martes, 2 de octubre de 2012

SUMERGIDOS EN EL RIO DEL ESPIRITU SANTO



Ez 47: 1-12


La visión de Ezequiel 47 evoca el mover de Dios y el poderoso derramamiento del Espíritu Santo  en Argentina.

La gracia de Dios produciendo vida y dando vida a las aguas de cada “Mar Muerto” que éramos muchos de nosotros en nuestros ministerios.

Mar muerto de la apatía, de la frustración, de la religiosidad, de la falta de pasión, de la falta de santidad era el espíritu que reinaba en nosotros y nuestras Iglesias.

Y en esa condición espiritual deplorable el Espíritu Santo aún así vino a nosotros, dándonos a entender que Ezequiel 47 venía para cumplirse en nuestros días: Un río. de aguas abundantes, de corrientes impetuosas y de un fluir poderoso llegaba.

El cumplimiento de Ezequiel 47 estaba entre nosotros.

Y es que: Si queremos ver cosas que nunca vimos, entonces debemos comenzar a hacer cosas que nunca hicimos.

Algo que aprendí y lo comparto: Si hay algo lo suficientemente poderoso para cambiar una nación, es un Avivamiento

Si hay algo lo suficientemente poderoso para cambiar una vida, una Iglesia, es un Avivamiento.

Yo quiero ver el cumplimiento de Ezequiel 47 en este lugar estos días. ¿Tu no?

Yo quiero ver el cumplimiento de Ezequiel 47 en tu vida en estos días: ¿Tu no?

Yo quiero ver el cumplimiento de Ezequiel 47 en esta ciudad. ¿Tu no?

Y exactamente eso lo que el Espíritu trajo a Argentina en los 70, 80 y 90.

Un “Mover” glorioso de salvación, consagración, santidad y liberación. 

Vimos hecho realidad Ezequiel 37:9 El Espíritu viniendo de los cuatro vientos con un soplo poderoso de vida y unción.

Avivamiento que revitalizó, trajo autoridad, unidad, alistó, entrenó, llenó de poder de Dios, trajo arrepentimiento, hambre por su presencia, fuego al corazón, pasión, convicción, disposición para ser usado por Dios.

Yo quiero en esta noche más de ese mover. ¿Tu no?

Y ¡¡Me gusta lo que dice el Vs2!!  Porque Aquél varón (Tipo del Espíritu Santo) “ saca a Ezequiel (tipo de la Iglesia) y lo lleva” por un camino.

Y es lo que hizo el Vino Nuevo en Argentina Aleluya…

Nos sacó del “molde religioso y estructurado en el que estábamos” y  llevándonos a lo sobrenatural,

a la adoración profunda, a la vida en el Espíritu, a la consagración plena, al gozo abundante.

Dios llevándonos a la experiencia del Vino Nuevo, de la  limpieza, del quebrantamiento, del santificarnos y llenarnos para luego usarnos. 

Y ¿Hasta donde dice que lo llevó primero? “Vs2b… hasta las aguas (tipo de la experiencia con el Espíritu) que salían del lado derecho”  Aleluyaaaa

Cada vez que la gloria de Dios se manifiesta en tu vida y en la Iglesia es para llevarte hasta donde “están las aguas”.

Porque es en “las aguas” donde todo vive,  todo se mueve. Tus oraciones  contestadas, tu fe moviendo las circunstancias a tu favor, tus necesidades  suplidas, tus dones desarrollándose, tu ministerio dando fruto abundante, tu casa prosperada, tu descendencia  bendecida. 

Pero hay más amados. Vs3b dice que el Espíritu no solo lo lleva “hasta la orilla”, pero lo “invita entrar”. En la “orilla” corrés el riesgo de volverte a Egipto.

La orilla no es “mala”, solo que lo que más encuentras es “un poco” de unción y visitación del Espíritu en “los cultos” para volver a quedar vacíos de nuevo, pero entrar (tipo de vivir esa presencia continua) todos los días en el lugar que estemos (en casa, trabajo, iglesia, etc).

Parte del propósito del avivamiento es hacerte un testigo del poder de Dios entre gente que frecuentas diariamente.

Otros están tristes, vos gozoso; otros intranquilos, vos en paz; otros preocupados, vos descansado en Dios; otros enojados, vos satisfecho; otros redargüidos, vos aprobado; otros vacíos, vos lleno…

¿Por que? Porque estas “adentro”

Pero hay más. En Dios siempre hay más…Vs3 Dice: ‘me hizo pasar por las aguas’,

Es que esa es la finalidad de todo despertar espiritual.

El propósito del Espíritu no es la “orilla” desde donde podés controlar y corrés riesgo con “Egipto”, pero en las profundidades, donde no haces pie y el que controla es el Espíritu…

Así pasó con nosotros en aquél tiempo de gloria, Dios “nos hizo entrar a las profundidades” 

Es que no puede ser de otra manera: el avivamiento produce empuje, soplo divino, que empuja a entrar a “las aguas”, a las profundidades de Dios.

Y para entrar tuvimos que poner la fe en acción, tuvimos que “dejar la orilla” de lado.
Estábamos en “La orilla” En lo conocido, lo de siempre, lo repetido, ninguna expectativa, ninguna probabilidad, ninguna posibilidad. Nada que sorprenda, que mueva a algo diferente. Por otro lado el riesgo.

Crecimiento lento, poca iniciativa, métodos de evangelización arcaicos, sin originalidad ni creatividad era lo que “había”

Todo era esfuerzo “en la carne”

Frustración era el espíritu que reinaba en aquellos días.

La indiferencia ante todo el mover que estaba comenzando a darse fue producto de estar en “la orilla”

Pero Gloria a Dios que quisimos la bendición, la llenura, el renuevo de Dios. El hambre estaba…

Y lógico: “Si queríamos la bendición”, teníamos que “entrar”.

No podíamos quedarnos en aquella orilla y a la vez querer experimentar lo sobrenatural de Dios.

Dice Vs3-5 “me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos, luego las rodillas, luego la cintura hasta que ese río no se podía pasar de otra manera que no sea nadando.  Aleluya!!!  Ahí nos quiere Dios: Sumergidos en la oración, la Palabra, la comunión con la Iglesia, en el evangelismo, las misiones. Activos en la Escuela Dominical y en el compromiso financiero.

Dios en el avivamiento te va llevando por etapas, vas creciendo, caminando en el Señor, aprendiendo a obedecerle, a someterte…

La escuela del Espíritu es disciplina y obediencia, es sometimiento y renuncia con tu carne muriendo.

Antes de que el perfume se esparza el vaso debe estar roto.

Lo bueno en el mover de Dios, en el Avivamiento del Espíritu es que aunque hayas visto  cosas grandes sabes que Dios tiene mucho más y eso solo se consigue “sumergiéndonos” en la presencia de Dios.

“Las aguas lo cubrían”,Vs5 Aleluya…  Es lo que  nos pasó. Cubiertos con un manto de autoridad.

Autoridad sobre los demonios, sobre las enfermedades, sobre el pecado, sobre las adversidades, manto de consagración sobre los desafíos de la Iglesia, de estrategias nuevas ante el crecimiento violento de la membresía.

Dice el versículo 6 “…. y me dijo, ‘¿has visto hijo de hombre? Después me llevó y me hizo volver por la ribera del río….”

Ahora viene el paseíto por otro lado, ya no dentro del río, y dice: Vs7-8 “… y volviendo yo vi que en la ribera del otro lado del río había muchísimos árboles a uno y otro lado, y me dijo,

‘estas aguas salen a la región del oriente y descenderán al Arabá y entrarán en el mar, y entradas en el mar recibirán sanidad las aguas…”

Encontramos que cuando las aguas “entran al mar”, se refiere al mar Muerto (tipo del estado espiritual de nuestros ministerios y congregaciones) pero también se refiere al “mundo” (cosmos) mar que no tiene vida, que no tiene peces (no frutos, no vida, no salvación, ninguna esperanza), pero dice que cuando las aguas salen de la presencia de Dios, y llegan al Mar Muerto, allí ponen vida. El mundo necesita a la Iglesia

Y
en la ribera del río ¿qué se ve ahora? Árboles de diferentes frutos.Vs12

En la ribera del “otro lado del río” (es la clave) se ve “la bendición de Dios”. 

Del “otro lado” (donde se mueve el Espíritu, donde está la oración, donde la sed  se hace presente) está la bendición.
Cuando por fin, el agua alcanza el Mar Muerto lo transforma completamente.

El mar Muerto sobreabunda en vida. Las aguas entran al mar y el mar recibe salud, vida, salvación Aleluya…

La gracia de Dios, el avivamiento, la llenura del Espíritu, los ríos de agua viva produciendo vida para los que “están afuera”

Miren el versículo 9 como termina: “….habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas agua……”  Esto es evangelismo con abundante cosecha.

Esto es bendición y abundante cosecha… Es lo que encontramos en la ribera de ese “mover” : Salvación, vidas que llegan a Jesús.

El mar no tenía peces porque estaba Muerto, pero ¿qué tiene ahora? Muchos peces. Esto es evangelismo explosivo… Gloria a Dios

Yo pude ver en mi vida y ministerio un “mar muerto”, aunque asistía a la Iglesia, era el Pastor  y oraba por la gente había en mí “áreas muertas”, no había resultados de vidas salvas.

Todavía experimento “áreas muertas” y necesito el Río de Dios. ¿Tú no?

Teníamos un mover que quería venir y resucitar áreas muertas (oración, adoración, salvación, amor a Dios y a las almas, servicio) y no lo sabíamos…

El tiempo que se cumpla la visión de Ezequiel en tu vida llegó hoy.

El Señor te dice que en tu vida puede haber mucho fruto, que en tu vida puede haber, muchos peces (Almas, vidas alcanzadas) variedad de peces (gente allá afuera con capacidades especiales para servir en la Iglesia)

El quiere traer a tu vida: fuego, gracia, unción, doble porción, vino nuevo.

Recordemos que Jesús se pone de pie en el Templo y dice: Si alguno tiene sed, venga a mí; y beba el que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán… (Jn 7: 37-38).

Él es agua de vida.

De él surge el torrente poderoso que lleva vida, poder, unción,.

Aquel día saldrán de Jerusalén aguas vivas (Zac 14: 8) ¿Cuál día? Este día, hoy mismo. Yo lo creo. ¿Tú no?

Que al terminar este culto podamos salir transformados, cambiados, renovados, fortalecidos, con nueva visión.

Que podamos llegar a testificar: Señor “aquel día” del que habló Zacarías es hoy.

CONCLUSIÓN:

El Espíritu Santo es agua con que se apaga la sed. A la mujer Samaritana dijo Jesús: Si tú me pidieras, yo te daría AGUA VIVA, y el que la bebe nunca volverá a tener sed. Porque el agua que yo le doy brotará como un manantial dentro de él para darle vida eterna. 

Oremos.




Rev. Raúl Flores. Mensaje predicado en los EEUU Setiembre 2012

lunes, 1 de octubre de 2012

DIOS QUIERE HACER ALGO NUEVO HOY…



Lucas 19:1-10
Esta historia de Zaqueo evoca e ilustra el gran avivamiento vivido en Argentina.
Dice que en Zaqueo, “su encuentro empezó” cuando “escuchó” que Jesús había “visitado” Jericó.
Tal acontecimiento le provoca un pensamiento “Y si salgo y lo veo pasar?”
Una idea que provoca gozo y despierta su corazón. Alegría “pequeña” claro, pero fuerte a la vez.
¿Qué hace entonces? “Cierra su negocio” y  “sale a la calle”
Igual nos pasó a nosotros cuando sentimos  un poderoso mover del Espíritu “visitando” (cayendo en) Argentina.
Muchos pastores pensamos que sería bueno “cerrarnos al odre viejo” (a nuestra tarea pastoral-académica), y “abrirnos” a lo nuevo que el Espíritu Santo traía a través de aquella campaña mientras Carlos Annacondia (un ferretero con poco tiempo de convertido) ministraba la  Palabra.
Era “pequeño lo que aún pasaba” -en comparación con todo lo que vendría después- pero decidimos obedecer.
Y le hicimos caso al Espíritu Santo comenzando a ordenar nuestras vidas,
 Y deciéndole que estábamos  dispuestos a cambiar de vida.
Que sentíamos la necesidad de arrepentirnos, de liberarnos y de una profunda limpieza del corazón. 
Y nos abrimos al amor de Dios y le dijimos que queríamos ser llenos.
Llenos de esa unción que estaba allí y que sentíamos allí.

Un nuevo mover de gozo y poder arrasó con la languidez y apatía espiritual en muchos de nosotros…
Jesús por el Espíritu Santo “entraba” a la ciudad –como en Jericó- y también en nuestros corazones de un modo glorioso y poderoso.
Decidimos entonces –al igual que Zaqueo- “dejar lo que hasta allí habíamos hecho” que era vivir con una fe puramente natural, como religiosos, apáticos y calculadores).
Vino nuevo necesita de odres nuevos.
Y salimos, salimos a “la calle” a la dimensión de lo sobrenatural, con un deseo profundo de experimentar la santidad de Dios, y vivir lejos del pecado y en obediencia total, y con un fuerte impulso interior de serle fiel a Dios. Aleluya.
Y dice que ese “encuentro” de Zaqueo iba a crecer,
¿Y creció cuando?
Cuando Jesús se detuvo debajo del árbol  donde había subido,
Lo mira a los ojos y por su nombre lo llama: “Zaqueo, bajá pronto que tengo que hospedarme en tu casa”.
Es que en realidad omití mencionar que Jesús pasando por las calles de Jericó con una multitud de gente que lo seguía y siendo Zaqueo tan bajito de estatura no tuvo más remedio que subirse a un sicomoro.
Y es que en realidad lo que quería Zaqueo era ver a Jesús.
Pero para sorpresa suya Jesús (lo primerea) lo mira primero y le habla,
Al instante Zaqueo deja de ser un espectador y pasa a ser actor y protagonista de su propia vida.
Y nosotros también entendimos que no estábamos para quedarnos quietos como simples espectadores y críticos de un avivamiento que Dios nos traía
Pero para ser, cada uno, protagonista de la “vida poderosa” que llegaba de lo alto.
Ya no seríamos simples “curiosos” de lo que pasaba a nuestro alrededor.
Ahora teníamos sed,  y con esa sed fuimos a buscar a Dios en ese mover
y, en ese mover, como con Zaqueo, El nos miró a nosotros llamándonos a “bajar”.
Cuando digo “bajar” estoy diciendo: crucificarnos de nuevo,  morir al yo, a la carne, a nuestra propia voluntad para hacer la suya.
Y en ese “abajamiento” Nos refrescó, nos limpió y nos llenó.
Y es que cuando Dios derrama su poder y empiezas a experimentar un genuino avivamiento, tienes que elegir entre dos cosas:
1) Quedarte quieto como un simple y crítico espectador o
2) Sumergirte en las corrientes de Dios y hacer los ajustes necesarios para alinearte a lo que Dios está haciendo.
La escena de Zaqueo se pareció a lo que nos pasó cuando Dios visitó Argentina.
Empezamos a ir a las Campañas de Annacondia, a recibir lo que venía del cielo, a predicar en nuestros cultos y ver descender la Gloria de Dios
y a partir de allí sentimos que Jesús nos miraba con gestos de aprobación.
Es que en realidad, Él siempre nos “hace sentir” que sabe que estamos y nos promete un encuentro más profundo, de manifestación poderosa y de unción en nuestras vidas porque su propósito es transformarnos en testigos poderosos para la conversión de muchos…
Pero dice más: Dice que aquel “encuentro acompañó”  a Zaqueo mientras “preparaba su casa” y le inundó el corazón cuando Jesús “entró” y lo saludó y lo hizo “sentar a la mesa”.
¡¡¡Podemos imaginar la emoción y la sonrisa de Zaqueo al ver entrar a Jesús!!!
Y el mismo gozo sentimos nosotros cuando nos quebrantamos y nos disponemos a obedecer y servir sin condición a Dios.
Porque al abajarnos, al santificarnos, al buscar con sed su presencia el Señor “entra a nuestra casa”.
Y por nuestra casa quiero decir nuestro corazón, nuestro espíritu y nos llena, nos libera de la opresión, de la soberbia y del orgullo, del miedo al que dirán, de complejos y temores y nos hace arder en el fuego del Espíritu Santo. Aleluya…
¡!!Miren lo que hace una “visitación” de Dios en una vida, en una Iglesia o en una nación¡¡¡:
Cuando Zaqueo sintió que le estallaba de gozo el corazón por tener al Maestro sentado en su casa no aguantó más,  
Dice que se puso de pie y  “manifestó públicamente” su decisión de cambiar de vida. ¡¡¡Aleluya!!!.
Decisión motivada por el “mover” de Dios.
Y es que no puede ser de otra manera… La unción de Dios, el poder de su Espíritu te cambia la vida.
Yo quiero en esta mañana cambiar de vida… ¿Usted no?
Ahora notemos algo interesante: Jesús no le dijo: “tenés que cambiar de vida”, simplemente “fue a hospedarse en su casa”
“Hospedarse en su casa” bastó para que Zaqueo supiera lo que tenía que hacer.
Y es lo que la unción de Dios que está aquí esta mañana desea hacer en tu vida.
Es como si Jesús te estuviera diciendo: “hijo, quiero hospedarme en tu corazón”
Es tiempo de dejar la liviandad, la apatía, la indiferencia y la cobardía ¿No crees?
Yo por lo menos estoy dispuesto a hacerlo (de nuevo), ¿Te gustaría acompañarme? Espero que sí.
Miren como termina esta historia: El encuentro se consolidó 
Zaqueo públicamente asume el compromiso de cambiar.
Y entonces Zaqueo pasa de ser un coimero a ser un tipo solidario..
Entonces dice a todos:“Doy a los pobres la mitad de todo lo que tengo y si he robado devolveré cuatro veces esa cantidad”.
Y es que el “encuentro” se consolida cuando ponemos manos a la obra,
cuando damos frutos y “hacemos todo lo que Jesús nos dice”
y eso pasa toda vez que me abro al mover de Dios, a la acción de su Santo Espíritu.
Y miren que le contesta Jesús:  “Zaqueo, bajá rápido, hoy tengo que hospedarme en tu casa”.
Aleluyaaaaa¡ !!Teníamos un mover que quería venir y hospedarse en nuestra casa, en nuestra familia, en nuestra ciudad¡¡¡ y no lo sabíamos…
¿Qué haríamos con nuestra apatía, indiferencia, pasividad, cobardía? Ponerlas debajo de nuestros pies.
Yo quiero seguir tomando autoridad sobre todo lo que quiera impedirme llenarme de Dios… ¿Usted no?

¿Puedo decirte algo esta mañana?: Tu vida, tu Iglesia, tu ciudad, tu nación es una de esas “casas” en las que sabemos que Jesús “quiere hospedarse”.
El quiere traer su fuego, su gracia, su unción, su doble porción, su vino nuevo a tu casa, a tu vida…
¡Qué interesante hermanos pensar lo siguiente!: Nuestras iglesias “nacen” al avivamiento y a la vida de poder de “una visita”
Del deseo de Jesús de hospedarse entre nosotros y de estar con nosotros… Aleluya
Así fue en Buenos Aires, así fue en mi vida, así puede y quiere ser en la tuya.
El avivamiento nació del deseo del Espíritu Santo de quedarse allí para estar con nosotros y nosotros se lo permitimos…
Y queremos más, mucho más…
Bien podríamos decir que, cuando Jesús se “hospedó” en lo de Zaqueo, a Zaqueo le cambió la vida,
Zaqueo pasó a ser un hombre distinto, diferente. Dejó de ser un “estafador” para ser un trabajador honrado, justo y solidario.
Que al terminar este Culto podamos salir cambiados como Zaqueo, y orando.
Orando por un cambio del corazón.
Y como Zaqueo experimentemos que ese encuentro produce un  dejar de lado los maltratos y salir convertido en hombres y mujeres de paz,
dejando de ser “simpatizantes” para ser convertidos.
Creyentes que ponen paz
y que con autoridad del Espíritu sujetan a demonios y predican el evangelio.
Pidamos la gracia de dejar de ser tibios y transformarnos en hombres y mujeres con sed de justicia,
con la alegría que da pensar cómo ser más justos en nuestras relaciones.
En vez de pensar en lo que nos deben salir de aquí pensando en lo que debemos nosotros a los demás.
Me gusta saber que eres como el justo que medita cómo ser más justo. Sin que nadie lo obligue.
Y que lo haces por el propio honor , el amor y el propio gusto que da ser justo, devolviendo lo que no es nuestro (la gracia de la salvación)
Y compensar así al que nos necesita, porque “deudores somos”.
Que el Señor los bendiga a todos con mucha alegría.
Que vuelvan distintos a su casa.
Que vuelvan con ganas de prepararle un lugar en sus vidas a este Jesús que quiere hospedarse en sus hogares.
Que vuelvan bendecidos, sintiendo ganas de andar en paz con la familia y con todos,
con ganas de compartir el gozo interior y la doble porción de su Espíritu que nos es regalada
con los que están “allá afuera” esperando que les hables de Jesús.
Que el Espíritu Santo cuide y acreciente el gozo de este encuentro con Jesús y se desate el avivamiento que hace tiempo estás esperando.
Amén.
Oremos.
Pastor Raúl Flores. Mensaje predicado en EEUU Set 2012

SOY TESTIGO DEL MOVER DE DIOS EN ARGENTINA


           

1Corintios 2:9 “Antes bien como está escrito: Cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”


En las décadas de los 80 y 90 fui testigo directo del mover de Dios en Argentina.

El Espíritu Santo derramándose en “Oleajes de poder” jamás vistos.

Fuimos profundamente impactados al ver sanidades y milagros produciéndose entre la gente.

Salvación y llenura en el Espíritu ocurrían diariamente.

Hambre y sed de Dios nunca experimentada comenzó a despertarse en cada uno de nosotros.

Como consecuencia de eso empezamos a recibir una nueva y fresca unción.

Unción que nos llevó a ministrar en niveles jamás conocidos.

Vimos hecho realidad Ezequiel 37:9  El Espíritu viniendo de los cuatro vientos con un soplo poderoso.

Impactante era ver el mover en salvación, liberación y milagros.

Argentina siendo impactada profundamente con aquél mover.

Argentina y nosotros a partir de ese momento, nunca más seríamos los mismos.

Como consecuencia de ese poderosos mover nuevas Iglesias surgieron.

Mover y llenura que traía arrepentimiento, santidad y liberación.

Profunda limpieza, intercesión y más hambre de Dios era lo que sentíamos.

Mover intensamente carismático y poderoso que derribó todas las barreras interdenominacionales existentes.

La membresía en las Iglesias comenzó a aumentar significativamente. Iglesias con 50 miembros pasaban en pocos meses a albergar 500.

Nuevos puntos de predicación surgieron como consecuencia de tal crecimiento.

Cines, teatros y estadios de futbol eran alquilados por las congregaciones a fin de recibir a la gente que llegaba cada culto.
Las Iglesias abriendo sus puertas cada día por las noches.

El hambre de Dios llegaba para quedarse entre nosotros.

Las campañas con Carlos Annacondia (dueño de una ferretería) atraía multitudes a los pies de Cristo.

Cientos de campañas siguieron a lo largo y ancho del país.

Centenares de miles de almas eran cosechadas para el Reino.

Impactante era ver a la gente llegar a nuestros cultos con hambre y sed de Dios cayendo bajo esa unción maravillosa.

Argentina siendo poderosamente impactada por aquél maravilloso mover de Dios.

Oleaje que crecía de tal modo que sobrevino un fuerte temor entre los incrédulos.

Gente llegando a las campañas e Iglesias locales buscando salvación, sanidad y liberación.

Multitudes llegando de todos los países en micros, autos, trenes y aviones buscando recibir esa fresca y poderosa unción.

Poder, fe, restauración, santidad y gozo renovando cientos de Iglesias.

El gozo y poder que reinaba arrasó con nuestra languidez y apatía espiritual.

Restauración y vida llegaba a jóvenes descarriados.

Vino nuevo a estructuras denominacionales rígidas.

Llamado al ministerio de jóvenes, matrimonios, adultos y ancianos.

Despertar misionero de jóvenes estudiantes de nuestros seminarios.

Hoy, solo la Asamblea de Dios contamos con más de 700 familias misioneras alrededor del mundo.

Todas estas familias misioneras sostenidas financieramente por nuestras Iglesias locales.

Más de 6 Seminarios Pentecostales preparando unos 3000 alumnos para el servicio.

Muchos experimentando aquel mover al que algunos llamaron “Ríos de aguas vivas”

Mover que refrescó, llenó y limpió miles de corazones.

Mover que trajo amor, pureza de propósito, reconciliación y un fuerte aumento en la piedad personal.

Mover que provocó unidad, gozo inefable y restauración del alma.

Un “Río de vida” tal cual Jesús había prometido fluía hacia todo aquel que tenía sed.

Avivamiento que trajo además de todo esto, nuevas directivas, nuevas estrategias, mayor visión.

Avivamiento que produjo transformaciones profundas en aquellos que participaban en la alabanza de la Iglesia.

Tanto la alabanza como la adoración adquirió otro dinamismo.

Una fuerte santidad y obediencia caracterizaba a los hermanos en los instrumentos como en las voces.

Una nueva alabanza y coros de adoración inspirados por el Espíritu nacieron en ese mover.

Se duplicaban y hasta triplicaban los candidatos a diáconos, ujieres, camilleros, y secretarías en la Iglesia.

Pastores saliendo a ministrar a otras naciones las maravillas de esta renovación del Vino Nuevo.

Como los leprosos de 2Reyes 7:9 salimos a todas las naciones a dar “buenas nuevas” a la casa de Israel de la cual ustedes son parte.

Testificando aquello que Pablo dijo y que mencionamos al iniciar esta palabra: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó son las que Dios ha preparado para los que le aman”

¿Amamos al Señor amados? ¿Nos interesan las almas? Entonces escuchen lo que tengo que decirles:

Lo que Dios hizo en Argentina, lo quiere hacer con ustedes.

¿Puede creer eso? ¿Se animaría a sumergirse en el Río de Dios? ¿A romper con limitaciones autoimpuestas?

¿A dejar que el Espíritu Santo despierte en su corazón hambre y sed de Dios?

La Biblia nos dice que Dios tiene un sueño:

“Que toda la tierra sea llena del conocimiento de la gloria de Dios, como las aguas cubren la mar”. (Habacuc 2:14)

Significa que lo que Dios hizo en Argentina lo quiere hacer en cada lugar donde haya hambre de avivamiento.

1Timoteo 2:4 nos revela lo que Dios quiere, lo que está en su corazón: “Que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad”

También en 2Pedro 3:9 “El Señor no se tarda en cumplir su promesa, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que nadie prezca, sino que todos vengan al arrepentimiento”.

Y Dios no puede hacer esto a menos que su Iglesia, su pueblo sea despertado por un poderoso derramamiento del Espíritu Santo.

Amados: Dios es un Dios obsesivo.

Lo que prometió hacer lo hará, con nosotros o sin nosotros.

Cuántos quieren decirle al Señor “Heme aquí Jesús”?

Amados: Dios está preparando a la Iglesia para un próximo oleaje de poder jamás visto.

¿Les digo algo? Jesús no vendrá a buscar una Iglesia en el “baúl de la historia”
Sino al “volante” de ella.

El último y gran avivamiento precederá a la Segunda Venida en Gloria.

¿Será que nos atreveremos a buscarlo más? ¿Será que tenemos ganas de decirle Señor, danos más?

¿Será que nos vamos a preparar como Noé haciendo preparativos?.

Porque la Biblia dice que Dios le dio a Noé un plan para que se llevara a cabo.

Génesis 6:14 dice: “Dijo pues Dios a Noe, hazte un arca de madera de Gofer…”

Y dice que Noé le creyó a Dios. Le obedeció a Dios y dice que se puso en marcha. Aleluya.

Porque en aquella “visitación” recibe la visión y se pone a trabajar.

Dice que a pesar de las burlas de su generación continuó trabajando hasta terminar.

Noé había creído, había hecho los preparativos. Había obedecido.

Y cuando vino el diluvio, para los que no estaban preparados fue muerte pero para Noé trajo vida.

Noé trabajó para su futuro, se preparó para su futuro y lo que recibió fue vida.

Es tiempo de prepararnos para lo que Dios ha dicho que hará. Recordemos que El quiere que “nadie se pierda”… Esta es tarea de la Iglesia.

Es tiempo de decirle a Dios: “Señor dame más”, Señor necesito más, Señor quiero más.

Y es que cuando Dios derramó su poder y empezamos a sentir un genuino avivamiento teníamos dos alternativas:

Quedarnos “quietos y críticos” a lo que sucedía. (La generación de Noé)  o:

“Sumergirnos” en las corrientes de Dios y “alinearnos” a lo que El estaba haciendo.

Y estoy aquí esta mañana para decirles:

Un despertamiento de los incrédulos resulta –generalmente- de un avivamiento de la Iglesia.

Yo quiero más santidad, más piedad, más gozo, más unción, más poder, ¿Usted no?

En Mateo 5:14 leemos: “Vosotros sois la luz del mundo” ¡Qué lindo!

Por lo tanto el impacto del Evangelio sobre el mundo depende de la brillantez de esa luz.

Yo quiero brillar mucho más hermano ¿Usted no?

Dios nos llama a profundizar la piedad y buscar su gloria como nunca antes.

Dios nos llama a predicar el Evangelio para que las almas se salven.

A vivir en santidad y practicar la obediencia.

A leer la Biblia y pasar más tiempo en oración con Dios y a hacer guerra espiritual sobre la ciudad. Yo quiero hacerlo hermano: ¿Usted no?

Dios nos diseñó para encontrar felicidad y plenitud no en las “posesiones” sino en las “relaciones”.

Tu relación con Jesús es lo que te da plenitud de vida y atrae al Espíritu para despertar en ti un avivamiento personal y poderoso.

Preguntémonos: ¿Me han hecho feliz las posesiones? Claro que no ¿verdad?
Calman los nervios, es verdad, pero la vida abundante está en otro lado. Está en Jesucristo. ¿Si o no?

¿Oyó alguna vez que alguien haya comprado paz? ¿Supo de alguien que haya pagado y obtenido gozo y limpia conciencia?

En esta mañana: Entrega tu vida. Eclesiastés 11:1 dice que “eches tu pan sobre las aguas…”

¿Qué es pan? La vida de cada uno de nosotros. La totalidad de nuestras vidas.

Sí: Echa tu tiempo, tus habilidades, tus talentos, tu corazón en el altar esta mañana para que Dios provoque un avivamiento.

Usa lo que Dios te ha dado y échalo dándoselo a Dios a tu Iglesia, a tu familia, a tu ciudad y a la gente.

¿Amas a Jesús? Entonces enamórate más todavía. ¿Amas las almas? Entonces ve y predícales.

¿Amas servir a Dios en la Iglesia? Continúa orando y sirviendo para que un gran avivamiento suceda.

¿Te gusta orar y leer la Biblia?  Entonces al hacerlo dedícale más tiempo a clamar por una visitación de lo Alto.

¿Amas a tu familia? Entonces haz todo lo que sea importante para que ellos sean felices y sean uno solo contigo.

¿Tienes en tu corazón las misiones? Entonces redobla tu compromiso de apoyo espiritual y financiero.

¿Te alegras cuando Dios te habla? Entonces comienza a preparar tu corazón buscando con hambre y sed el rostro del Señor.

Oremos.

Pr. Raúl Flores
Mensaje predicado en los EEUU. Setiembre 2012

Cruzada de renovacion y avivamiento

Cruzada de renovacion y avivamiento
Julio 2007. Río de Janeiro