La Palabra de Dios declara que el matrimonio es honroso. Es la primera de las dos Instituciones establecidas por Dios. Por lo tanto, debido a la importancia que le da Dios a este acto cabe que nos preguntemos: ¿Qué significa “casarse por Iglesia” y “celebrar una boda?”
Tengo la impresión de que la mayoría de los esposos cristianos viven su matrimonio sin sospechar siquiera la grandeza que encierra la vida matrimonial.
Cuando dos creyentes se casan por Iglesia, lo que están haciendo es convertir su amor en señal del amor que Dios tiene hacia todas sus criaturas. ¿Interesante no?
Esto es lo que Joise y Diego nos quieren decir con su gesto en este momento: “Nos queremos con tanta hondura y fidelidad, con tanta ternura y entrega, de manera tan total que nos atrevemos a presentar nuestro amor como señal del amor que Dios nos tiene a todos”.
Es como si dijeran: “De hoy en adelante al ver la gente cómo y cuánto nos queremos van a poder intuir aunque sea de manera deficiente e imperfecta, cómo y cuánto los ama Dios” Por eso Dios es tan “puntilloso” con el matrimonio, porque es una de las maneras que tiene de hacer saber cuánto nos ama a todos.
¿No es glorioso esto?: El amor de ustedes se convierte en “señal” de Dios. Los dos terminan siendo un mensaje de Dios a los hombres. El matrimonio que a partir de hoy ustedes fundan será un mensaje más de Dios de que aún El nos sigue amando.
Pero también son señal de Dios entre ustedes porque al casarse se están diciendo: "Yo te amaré de tal manera que cuando te sientas querido/a por mí, podrás percibir cómo te quiere Dios. Yo seré para ti gracia de Dios porque a través mío te llegará Su amor. Yo seré una pequeña "señal" donde podrás sentir el amor con que Dios te ama.
Oremos:
Querido Dios te damos
las gracias por traernos hasta aquí en este día tan especial para Joise y
Diego. Gracias porque los ayudaste a ellos, a la Iglesia y a sus familiares a
preparar todo esto para este día.
Horas invertidas de
esfuerzo y planificación, de trabajo y esmero, de detalle y buen gusto han dado
sus frutos. Todo gracias a ti que les has dado fuerzas, has provisto desde lo
alto y has acompañado en todo.
Queremos en este último
tramo del camino en que Joise y Diego
unirán sus vidas para siempre, pedirte que así como estuviste presente
en las Bodas en Caná de Galilea, lo estés también aquí. Ven Señor a presidir
este momento. Bendice la Palabra que habremos de compartir, bendice el momento
de la entrega de las alianzas, bendice el instantes de los votos que Joise y
Diego se darán y bendícenos a todos los presentes. Te damos una vez más gracias
por este momento. Por Cristo Jesús. Amén.
Mensaje:
Texto: Colosenses 3:12-17
Queridos Joise y Diego: “Revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección a
la que estáis llamados”
Los felicito por acoger
el proyecto de vida juntos que Dios les ofrece, sellándolo hoy con esta
ceremonia de casamiento.
La lectura
que acabamos de proclamar del Apóstol Pablo nos invita a la perfección
cristiana. Los cristianos no debemos quedarnos atrapados por las seducciones
que nos ofrece este mundo secular y materializado sino que debemos aspirar a
las cosas de arriba, a las del cielo. Esto no significa un desprecio del mundo
sino un servirnos de lo creado para llegar a Dios nuestro verdadero y
definitivo fin.
Nos dice Pablo que hemos
sido elegidos por Dios. La elección va más allá de la casualidad o del azar.
Dios es el que los ha conducido a estar hoy aquí junto a su altar para contraer
santo matrimonio, después de un proceso de discernimiento, de pruebas, de
alegrías y gozos. Él debe ser protagonista en sus vidas, porque lejos de
quitarles libertad, y de impedir su felicidad será el garante que hará posible
que crezcan en recia y profunda libertad y felicidad.
Para conseguir esto tan
precioso que Dios les oferta deben poner de su parte, trabajar para que el bien
que Dios quiere para ustedes se haga realidad. Nada se sostiene y crece si no
es con esfuerzo y trabajo. Por ello hay unas notas que hacen posible que
lleguemos al verdadero amor, no el amor como nosotros lo podemos construir o
imaginar sino según la densidad que Dios le da.
Quisiera mencionar cinco
notas que hacen posible que su vida matrimonial se construya en el camino de la
perfección tanto personalmente como comunitariamente.
1.- “Revístanse de
entrañas de misericordia”
Las entrañas, las
vísceras, lo profundo de su ser debe estar lleno de misericordia. Fíjense en el
amor misericordioso que Dios tiene con cada uno nosotros, y esta contemplación
aplicarla en su matrimonio. Dios no lleva cuenta del mal, perdona sin límites,
ama sin límites. La misericordia va mucho más allá de la justicia, y del
“derecho a”, no somos perfectos y en su vida matrimonial deberán ejercitarse en
una sana y profunda misericordia el uno para con el otro, ofreciéndose y
dándose el perdón fruto del amor.
2.- “Revístanse de
entrañas de bondad”
La bondad a la que están
llamados es a la de darse de tal manera que no esperan nada a cambio. Pueden
hacer las cosas desde la bondad o desde la maldad, pero elijan siempre el
camino del bien, de lo bueno, por amor al otro. Bondadoso/a no en la teoría
pero en la práctica. La bondad no se debe presuponer sino que debe ejercitarse.
3.- “Revístanse de
humildad”
Frente a la soberbia y
el dominio de uno con el otro, el servicio debe estar presente todos los días.
Humilde es aquel que está dispuesto a lavar los pies a los demás tomando el
ejemplo de Jesús en la última cena. Humilde es el que se abaja para ayudar al
otro, el que se hace pequeño para engrandecer al otro. Estamos en una sociedad
donde prima el dominio, el ser importante con vanagloria, eso no vale para
sostener el matrimonio, y esa situación de dominio y de soberbia también se
introduce en el matrimonio esclavizándolo y rompiéndolo.
4.- “Revístanse de
entrañas de mansedumbre”
Los mansos son personas
apacibles que no se alteran por las dificultades, que no hacen pagar a otros
los platos rotos que la vida ocasiona. Esta cualidad está unida a la bondad y a
la servicialidad. Cuanta violencia hay en tantos matrimonios, cuanta agresividad
verbal y física. Ese no es el proyecto de Dios sobre el verdadero matrimonio.
5.- “Revístanse de
entrañas de paciencia”
Las personas nos hacemos
gracias al esfuerzo, a la educación, y al tiempo. En una sociedad “de prisas”
nos falta, muchas veces, la paciencia. Los cambios en las personas son procesos
lentos, trabajosos. No cambiamos de la noche a la mañana. Los cambios que
esperan en la otra persona deben ser conquistas del amor y la bondad, de la
apuesta que hacen por el otro. “Llevo cinco años con esta persona y no he
conseguido que mejore en los modales”, entonces debes tener mucha paciencia y
ayudarle para que pueda cambiar los años que hagan falta.
Todas estas indicaciones
serán posibles si en ustedes se respira el amor. A muchas cosas le llamamos
amor, pero el verdadero se conoce por los buenos frutos que da.
La nueva vida que ahora
comienzan está llamada a dar fruto, los hijos serán su gloria y su corona como
comunidad de amor, ellos ayudarán a que
su amor no se cierre en ustedes sino que se abra con la llegada de los hijos.
Para conseguir todo esto
será muy necesario que aprendan a soportarse y a perdonarse. Y sobre todo
sepan que en este camino no están solos, estamos todos los que hoy les
acompañamos, familia y amigos y sobre todo está Dios, siempre presente y con
quien deben contar para todo.
Que vivan este
matrimonio dando gracias siempre a Dios, en lo bueno y en lo malo. Muchas veces
nos olvidamos de El y sólo lo reclamamos en un momento de dificultad. Termino diciendo
y pidiéndoles: Que todo lo que hagan sea en nombre del Señor y dándole gracias.
Que así sea.Mensaje predicado por el Pr. Raúl Flores en las bodas del Pr. Diego Bustamante. Noviembre 2012