sábado, 6 de agosto de 2011

¿DESFIGURADOS O TRANSFIGURADOS?

Marcos 9:1-9

Propósito específico:

Hoy vamos a hablar de cambios, de mudanza, de metamorfosis interior. Necesitamos evolucionar como cristianos, vivir el amor en la luz de Dios. Estacionarse en la vida es retroceder. El desafío es modificar nuestros hábitos y pensamientos para que podamos cumplir con nuestra misión de llevar el amor y la luz de Dios a todos.

Sermón:

El pensamiento de hoy nos sitúa en el Monte Tabor donde Jesús allí se transfigura.

Pero: ¿Qué cosa es la transfiguración?

La transfiguración no es una luz que reviste a Jesús desde afuera, sino aquello que Jesús “contiene en su interior” y que traspasa los hilos de su ropaje terreno.

La Transfiguración es una muestra de la gloria divina que estaba dentro de Jesús y se manifestó.
Una divinidad oculta en Su humanidad y que se traslucía con la virtud que salía de Él.

Y esta enseñanza de Jesús es una invitación para que nosotros también mostremos quienes somos en la vida.

La exhortación que hace el texto, es a que mostremos lo que llevamos dentro ya que somos hijos de Dios y vivimos en amor.
Es cierto que el hombre es barro, pero también es cierto que somos espíritu.
El barro nos habla de fragilidad, de limitaciones, de incongruencias, de equivocaciones y flaquezas.

Pero el Espíritu nos habla de soplo divino que le da vida a nuestros cuerpos inertes y que nos da el amor y la luz que necesitamos para llevar esperanza y fe al corazón de las personas. .

Nuestra historia se escribe entre un estar desfigurándonos y un vivir transfigurandondonos. ¿Qué queremos hacer?

Lamentablemente somos muchos los que nos desfiguramos en la vida.
La cobardía, la mediocridad, la pereza, los miedos, las iras, los rencores, los celos, la superficialidad, las adicciones, el consumismo, el hedonismo, el materialismo, la falta de compromiso, no son otra cosa que manifestaciones de aquellos que le damos más importancia al recipiente de barro que al tesoro que en él se encuentra depositado.

La invitación de la Palabra hoy es a transfigurarnos.

Porque transfigurarnos significa manifestar amor a la vida y a las personas, mostrar coraje en las dificultades, presentar el rostro de la dignidad en los problemas que enfrentamos, mantener nuestra fe viva aún en medio de los embates que sufrimos, ser capaces de mostrarnos serviciales a pesar de las eventualidades y de nuestras perezas, saber perdonar y pedir perdón, para solucionar diferencias que tenemos con los demás.

Ahora bien: Si hemos de aspirar a la Transfiguración, tendremos que comprender, que el secreto de nuestra Transfiguración se encuentra en la Montaña de la oración.
Y lo que nosotros hacemos muchas veces es lo contrario:
Es muy triste que muchos no tengamos un poco de tiempo ni para dirigirnos a la Montaña ni para orar.

Hoy muchos nos encontramos sumergidos en el trajín diario del tráfico y del asfalto de la vida. Son tantos los negocios que tenemos que atender que parece que no nos hemos dado cuenta que nos estamos fragmentando.

El resultado lo conocemos: Personas sin rostro, sin identidad, gente que convirtió sus noches en días y sus días en noches, hombres encapsulados que no han sabido darse tiempo de perforar la existencia diaria y en oración fabricar respiraderos para no asfixiarse.

Conclusión:

¿Qué hemos hecho de nuestra vida? ¿Nos hemos desfigurado o transfigurado?
¡Respondamos en esta mañana con sinceridad!

Me resisto a creer, que alguien un día haya querido ser médico, pensando solamente en su beneficio o en su cartera, y que con el paso del tiempo se haya convertido en un mercader de la vida y de la salud.

Me resisto a creer, que algún día alguien haya querido ser maestro, para convertirse en un comerciante de las letras o un mezquino docente.
Me resisto a creer, que un joven no sea capaz de valorar su propia vida y que este pensando en mal abaratarla o echarla a perder.

Me resisto a creer que exista un hombre que un día no haya tenido sueños elevados, que un día no haya tenido nobles ideales, que un día no haya sabido valorar el porqué y para qué Dios lo puso en la tierra.

¡Tantas cosas solucionaríamos si nos diéramos tiempo para respirar el aire puro del Tabor!

Solamente aquellos que hayan querido “perder un poco de tiempo” para retirarse a la Montaña, podrán vencer en la batalla de los valles, podrán resistir a la tentación de ceder, de adaptarse y podrán recibir de Dios la gracia de que en las dificultades, no se desfigure su rostro cristiano sino, que por el contrario, pueda llegar a transfigurarse.

Oremos:

Mensaje a predicar Pr. Raúl Flores, Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires. Culto 11Hs.

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