viernes, 29 de julio de 2011

LOS "CINCO PANES Y DOS PECES" QUE LLEVAMOS DENTRO...

Mateo 14:13-21

Propósito específico:

Hoy vamos a hablar de solidaridad. Queremos que en esta mañana el Espíritu Santo nos ayude a rescatar el valor de la generosidad que llevamos dentro, entre nosotros y para con todos.

Cuerpo del Sermón:

Vivimos en el siglo XXI y sin embargo aún con tanto avance y conocimiento hay alrededor nuestro muchos pasando hambre, falta de trabajo y mucha necesidad.

Y es triste decirlo amados pero muchos en nuestros círculos cristianos pasamos por este mundo sin “pisar la tierra”, es decir sin darnos cuenta de hermanos nuestros que tienen amenazadas sus vidas porque les falta “lo esencial” para poder vivir.

Son miles las personas que, para tristeza y vergüenza nuestra están muriendo de hambre. Les falta el pan que a muchos de nosotros nos sobra y tiramos a la basura.
Son miles los que les resulta difícil encontrar trabajo para poder llevar pan a sus hijos.
Son miles los que no pueden disfrutar de la justicia y libertad.
Que no pueden vivir una vida digna porque se mueven en medio de circunstancias antihumanas y opresoras.
Son miles los que huyen del interior y vienen a la Capital dejando su familia para ver si encuentran algo para poder llevar un poco de pan a los suyos.
Es una realidad lamentable que está entre nosotros, aunque no queramos verla.

Y el hambre es un problema que nos afecta a todos porque somos humanos y todo lo humano debe y tiene que afectarnos.
Lo decía Shakespeare: “Hemos venido a este mundo como hermanos; caminemos, entonces, dándonos la mano.”

Volviendo al texto de Mateo 14 hay una lección en el milagro de la multiplicación de los panes y peces:
Nunca esperemos milagros del cielo para arreglar el problema de la falta de pan físico y espiritual que sufre nuestro pueblo.
Somos nosotros los llamados a llevar a cabo ese milagro para que nadie tenga falta de ningún pan.
Por eso Jesús le dice a sus discípulos: “Denles ustedes de comer” (Mt.14:16).
Luego dice que les pide que partan y repartan a la gente esos pocos que tienen entre sus manos: “Cinco y dos peces” (Mt.14:20).

Y es que cuando partimos y repartimos “el pan”, sentimos la gran alegría de ver cómo todos comen y hasta sobra. (Mt.14:20).

Lo que Jesús quiere hacernos entender es que no podemos seguir pensando y actuando egoístamente como pretendían los discípulos. Ellos dijeron: “Despide a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren comida” (Mt.14:15).

Lo nuestro es actuar como Jesús les dijo: “Dadles vosotros de comer” (Mt.14:16).

Y dice que cuando dieron de comer a la gente los cinco panes y los dos peces, sobraron “doce canastos llenos” (Mt.14:20).
Y es que se cumple el refrán “Muchos pocos hacen un mucho.”

Y es allí donde la solidaridad se hace presente y entonces surgen los valores del amor, del compartir, de la generosidad, de la cooperación, de la sensibilidad ante el sufrimiento humano.

¡Ojalá hiciéramos nuestras las palabras del poeta inglés John Donne: “la muerte de cualquier hombre me disminuye!”

Necesitamos "pisar tierra" amados. Pensar y sentir como Jesús. No es cuestión de tener mucho para poder compartir con quienes nos necesitan sino más bien es cuestión de solidaridad y hacer efectivo en nosotros aquello que Pablo decía a la iglesia de Éfeso: “En todo les he enseñado que es trabajando como se debe socorrer a los débiles y tener presentes las palabras del Señor Jesús que dijo: Mejor es dar que recibir” (Hech.20:35).

Por tanto, “Dales vosotros de comer” (Mt.14:16) significa que sin solidaridad nunca esta sociedad va a cambiar, seguirá la miseria y el hambre, seguirá el desempleo y el analfabetismo, seguirá la enfermedad, la esclavitud, la injusticia y la muerte para los excluidos de nuestra patria.

La lección aquí es: No podemos hacernos los sordos ante los gritos de la gente que pasa necesidad. No podemos encerrarnos en nuestro yo egoísta.
O nos abrimos a los demás o nuestro pan se nos atragantará.
O compartimos el pan o mucha gente seguirá muriendo de hambre.
O damos de lo que somos, tenemos y sabemos o seguirá el mundo dividido entre los que pasan hambre y entre los que tienen pan de sobra.
O hacemos el milagro de compartir de lo que tenemos y somos o siempre habrá miseria alrededor nuestro.

El pan compartido y repartido sabe mucho mejor.
Ya lo decía el filósofo romano Séneca: “No hay bien alguno que nos deleite, si no lo compartimos.”

Conclusión:

La solidaridad es ese valor que nos lleva a sentirnos responsables de los demás y a decir con todo el corazón aquello que decía el escritor francés Alejandro Dumas: “Todos para uno y uno para todos.”
Que en esta mañana el Espíritu Santo haga la obra de convertirnos en hombres y mujeres solidarios. Que nos vuelva fraternales y amistosos. Que nos libere de todo egoísmo y nos haga generosos.
Que seamos (en las manos del Señor) esos cinco panes y dos peces... Nada puede poner más contento al Señor que eso.

Oremos:

Mensaje del Pr. Raúl Flores a predicarse el Domingo 31 de Julio en Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires, Culto 11Hs.

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