lunes, 24 de mayo de 2010

El arado

El arado

Lucas. 9, 61-62

Propósito específico: Jesús quiere que sus discípulos tomen conciencia y se den cuenta, lo que realmente implica seguirle.

También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.» Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.»

Oremos: Señor tu nos llamas a reflexionar. Nos llamas a recapacitar y dimensionar lo que “Debemos Hacer” si queremos “Ser Aptos” para el Reino, verdaderos discípulos tuyos. Queremos entender que seguirte implica mucho más que una decisión a la ligera. Implica despedirnos para siempre de nuestra propia forma de vivir, de seguridades propias, de rutinas, de apegos, de costumbres pasadas, de hábitos, de maneras de pensar, de maneras de hablar, de maneras de proceder.
Inspira esta Palabra. Amén.

Y en este pasaje del Evangelio hermanos quedamos sorprendidos de lo fuerte que es la respuesta de Jesús para con un hombre dispuesto a seguirle. Le pide a Jesús que le permita “despedirse de los de su casa”, a lo que Jesús le contesta con la figura del que ara mirando hacia atrás. Una respuesta fuerte y hasta si se quiere egoísta. Es que este hombre, sin dudas no estaba entendiendo el significado de seguir a Jesús.
¿Y qué cosa es seguirle Pr. Flores?

Seguir a Jesús implica darle la vida.
Entregarse de manera confiada y permanente a Él.

Ser como Él. Poner la vida en El.
Aprender a vivir en manos de la providencia.
Confiar en su Palabra.

Vivir de sus impulsos, de su estilo, de su manera de pensar y de sentir.
Con un corazón abierto a la voluntad del Padre.

Para ser su discípulo, hay que aprender el camino de la confianza.
Donar gratuitamente nuestra vida.
Identificarnos con el Hijo de Dios que nos amó y se entregó por nosotros.

Volviendo al texto en realidad lo que este hombre pedía no era malo, más bien era algo bueno… razonable, entendible.

Despedirse de su Madre, de su padre, Tíos, Hermanos y demás familiares y aún de amigos no era pecado, todo lo contrario, era una acción buena… loable…razonable.

Pero acá hay una enseñanza tremenda amados…Lo que quiere decir Jesús es que: El cariño filial es importante, pero el amor a Dios lo es más.

Comprometernos con “Seguir El Evangelio” requiere mucho más que separarse físicamente de nuestra casa, familia, amigos, afectos.

Lo que quiere decir Jesús es que seguirle a Él implica despedirnos para siempre de nuestra propia forma de vivir, de seguridades propias, de rutinas, de apegos, de costumbres pasadas, de hábitos, de maneras de pensar, de maneras de hablar, de maneras de proceder.

Dicho de otro modo: Dejar completamente la “Vida Anterior”, e iniciar “Una Nueva” en la cual nuestra única seguridad ha de ser Cristo… y nadie más.

Y el hombre de esta historia nos representa a todos nosotros.
Porque nosotros también somos llamados a recapacitar y dimensionar lo que “Debemos Hacer” si queremos “Ser Aptos” para el Reino, verdaderos discípulos tuyos.
De otro modo la sentencia “No ser Aptos” nos alcanzará también a nosotros.

Este hombre estuvo dispuesto a seguirle, sí, pero con condiciones. “Te seguiré con la condición de que me dejes despedir de mi gente”
Y es lo que muchos hacen hoy: “Te seguiré Señor, pero recién cuando ordene mejor mi tiempo”.
“Lo haré, pero deja que primero resuelva mi situación sentimental, laboral, familiar, económica”. “Te serviré, sí Señor, pero a mi modo”. Qué el Señor nos ayude en nuestras rebeldías y suficiencias.

Ahora bien, es posible que el hombre de nuestra historia haya sido agricultor. ¿Por qué digo esto?

Porque como hombre de campo sabía que para hacer un “surco” con el arado hay que mirar al frente. “quien ara con una yunta de bueyes no puede trazar un surco recto si mira hacia atrás
¿Y qué es el “Surco” Pr. Flores? El surco es el lugar donde se echa la semilla.
El Surco es “La necesidad del mundo”


La generosidad, el desinterés personal, la vida de Dios, el amor del Evangelio es la semilla que echamos en “el surco de la necesidad de nuestro prójimo, cualquiera que este sea”.
Y esta palabra es para nosotros hoy porque para gozar de las bendiciones y el privilegio de echar nuestras semillas en surcos, debemos poner la mirada en Cristo y someternos a Él.

Te digo algo? No hay quien conozca mejor tu vida que Jesús. El es el que mejor te conoce. ¿Nos conocemos nosotros?.
El conoce tus luchas, tus fracasos, tus éxitos, tus problemas y circunstancias, lo que hay en tu corazón y en tu mente y aún así hoy te dice: “Hijo mío el tiempo de darte por entero y sin reservas a mis propósitos, llegó”

Y ¿qué es lo que nos pide Pr. Flores? Que le sigamos, que abramos surcos, que nos demos y nos donemos a los demás Sin condiciones. Sin especulaciones. Sin mezquindades. Sin dilaciones.
Y que al hacerlo no miremos atrás. Solo así podremos ser “Aptos”. De otro modo sufriremos el rechazo del Señor.


Me gusta decir siempre que: “Jesús hace nuevas todas las cosas”.
Con Él todos los días sale el sol.
Con Él cada día es un “Nuevo Surco que llenamos”
Surco que llenamos con el amor y el poder de Dios que habita en nuestros corazones.

No podemos “negociar” el seguirle. No podemos retener lo que nos fue mandado entregar.
Nos damos por amor a El, por el bien de las almas y por nuestro propio bien.

Profetizo “frutos abundantes” (esto es personas, vidas) en “La Parcela” que te fue confiada... frutos en tu familia, trabajo, negocio, en tu vecindad, en tu dificultad, en tu corazón. Aleluya… ¿Cuántos dicen Gloria a Dios?.

Y es en tu corazón donde Él inicia el Reino. Y quien reina el corazón reina la vida, acciones, pensamientos, palabras y aspiraciones.

Alégrate esta mañana porque estás llamado a formar parte del Reino, a gozar sus bendiciones y ser portador de ellas, a vivir en paz y dar de Su paz a otros, a tener y dar amor a los que necesitan, alegría para los corazones tristes, victoria para los que están en derrota, a tener vida abundante para dar de esa vida abundante, a ser feliz y hacer feliz a otros.


Así como el agricultor lucha por mantener derecho el surco, de igual manera luchemos a diario manteniendo derecha nuestra vida.
Poniendo la mirada en Cristo.
Recordá que tu seguridad es Él.
Buscalo en la Palabra, alimentate en la oración, vení a la Iglesia, servile, escuchalo, obedecele y dejate guiar por Él.

Conclusión:
¿Cuál es tu punto de referencia?, ¿En quién fijas tu mirada?, ¿En qué reino deseas vivir?

Amados: Una nueva semana se inicia, momento propicio para retomar el arado, retomar la lucha y sin bajar los brazos, continuar llenando surcos… y con la fuerza del Espíritu Santo conquistar cada día la tierra que está al frente.
La que El Señor te ha dado.
Siempre con alegría, con ánimo y fe.
Recuerda que sigues a un Cristo Vivo.

El garantiza Victoria en las dificultades. Y paz en todo momento.

Oremos:
Señor tu nos llamas a reflexionar. Nos llamas a recapacitar y dimensionar lo que “Debemos Hacer” si queremos “Ser Aptos” para el Reino, verdaderos discípulos tuyos. Queremos entender que seguirte implica mucho más que una decisión a la ligera. Implica despedirnos para siempre de nuestra propia forma de vivir, de seguridades propias, de rutinas, de apegos, de costumbres pasadas, de hábitos, de maneras de pensar, de maneras de hablar, de maneras de proceder.

Rev. Raúl Flores
Comunidad Cristiana Nueva Vida Buenos Aires

Predicado Domingo 23 Mayo 2010 Gaona 2918

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