domingo, 6 de marzo de 2011

LOS RICOS Y LA VIUDA...

Propósito específico:
Hoy vamos a hablar de entrega. De darnos y donarnos. ¿Nos damos o retenemos? Somos generosos o especulativos? Y cuando damos lo hacemos desde el amor o desde el interés?

Marcos 12: 41-44

Cuerpo del Sermón:

Dice acá que: "Jesús sentado frente a la alcancía del templo miraba cómo la gente echaba dinero para el tesoro".
Y es que Jesús “siempre mira y observa” nuestro comportamiento. Y nos mira desde un niño en necesidad, desde un anciano en su soledad, desde un enfermo en un hospital, desde un vecino en apuros, desde un hermano que espera tu sonrisa, desde un mal herido que llega a la Iglesia, desde un pastor que espera tu compromiso.

Y ¿Qué vio Jesús en aquella visita al templo de Jerusalén?
Ricos dando grandes ofrendas. Del dinero que les sobraba. Y a una “pobre viuda” echando el poco dinero que tenía para vivir ese día.

Dice que luego de observar las conductas de los Congregantes, de los que participaban del Culto, de los que asistían a la Iglesia, se dirige a sus discípulos con algunas enseñanzas:

Y es que en realidad lo que Jesús quiere enseñarles y enseñarnos es que el amor solo sale de un corazón que está limpio y no de una billetera.
Que la ofrenda que es lo mismo que decir, la generosidad, la dadivosidad, el desprendimiento solo sale de un corazón generoso y no de un bolsillo.
De allí se explica el porqué Jesús alaba la acción de aquella viuda, porque en realidad ella con sus “dos blancas” estaba dando mucho más que aquellos ricos con sus chequeras.

El Señor no mira la cantidad sino la intención.

Lo que Jesús quiere destacar es que esta viuda era más rica que todos ellos juntos porque el haber ofrendado de todo lo que tenía demostró cuán grande era su fe en Dios.
Esta viuda confiaba en el Dios de los pobres, Él era su riqueza, su Visa Oro y su tesoro. Gloria a Dios…

Me pregunto: ¿Es el Señor nuestra riqueza? ¿Demostramos en nuestros actos de cada día donde están colocados nuestros ojos? ¿Cuándo nos hallamos frente a una necesidad, damos o retenemos?

Vengamos hoy al altar y que el Espíritu Santo limpie nuestro corazón, lo llene de fe y lo revista de esperanza. Que la base de nuestra confianza sea Él y no otra cosa.
“Señor yo me doy porque sé que tu suplirás” “Señor yo vengo a este lugar a cumplir la Misión porque en este lugar me necesitas”

¿Te digo algo?: Esta Iglesia puede que sea el “Ofrendario” donde Jesús te observa y desea y espera que te des enteramente, al estilo de esta viuda.

Dice que la pobre viuda dio ¿cuánto?... “todo”… pero lo hizo como una expresión de una vida enteramente puesta en las manos del Señor. Qué lindo…¿No es hermoso eso amados? ¿No querremos eso para nosotros?
¿Es el Señor la base de nuestra confianza? Demostrémoslo entonces…

Y el texto dice algo más todavía: Dice que Jesús la alabó y la puso como ejemplo. ¿Podrá el Espíritu Santo hacer lo mismo con nosotros en el lugar que fuere y a la hora que fuere?

¿Y los ricos Pr Flores? Los ricos aquel día, se ganaron sólo el aplauso de los hombres, pero no el de Jesús.

Ilustración: Se cuenta que un domingo un chico miraba a su mamá colocar en el cesto de la ofrenda una moneda de 50 centavos. De regreso a casa la madre venía criticando el pésimo sermón del Pastor a lo que el chico le contestó: ¿que más podés pedir mamá con solo 50 centavos?
No hacemos nosotros muchas veces lo mismo? Esperamos más de los demás cuando nosotros somos de los que siempre dan menos.

Dijimos que Jesús observa la conducta de los hombres, mira pero no juzga.

Y hoy, nos observa a nosotros también… mira nuestro corazón. ¿Está apegado a las cosas, es avaricioso, tacaño, egoísta, codicioso? ¿O es generoso y desprendido? ¿Le da a Dios las sobras o los primeros frutos?

Te digo algo? Al Señor no le interesa la cantidad, sí le interesa nuestras prioridades, el orden en que damos. ¿Damos después de haber satisfecho nuestros gustos y caprichos? o ¿podemos sacrificarnos?
¿Cuáles son mis criterios a la hora de hacer mi ofrenda a Dios? ¿Es Él el primero o el último de mi lista?

Aprendamos definitivamente hoy que el Señor te quiere a ti no tus cosas.
Jesús te mira a ti que estás hoy en su casa.
El Señor quiere que te fíes de él, que le des gracias a él, que te abras a su amor y sólo entonces brotará libremente tu ofrenda.
Entonces tu ofrenda no será “obligación maldita” sino “don agradecido” y gozoso al dueño de todo.
Entonces no serán las sobras las que dés sino los primeros frutos de tu sudor.

Conclusión:

Las dos viudas de la Palabra de Dios están ahí como enseñanza para nosotros: pobres pero generosas, solas pero con Dios, y agradecidas lo dan todo.
Que ese espíritu gobierne nuestra Comunidad y en nosotros en cada lugar donde nos toque estar.
Teresa de Calcuta decía: "Si das lo que no necesitas, eso no es dar".

Oremos:

Rev. Raúl Flores
Mensaje predicado en Comunidad Nueva Vida de Buenos Aires. Marzo 2011

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