sábado, 12 de febrero de 2011

¿VIVIR A MI MANERA...?

Propósito específico:

Es tiempo de hacer un balance. ¿Cómo estamos viviendo como cristianos? ¿Qué valores influyen en nuestro diario vivir? ¿Qué pensamientos nos gobiernan? Aún siendo cristianos ¿vivimos a nuestra manera o a la manera de Dios? Somos autónomos o subordinados?

1ra Reyes 3:5,7-12 Mat 13:44-52

1ra Reyes 3:5,7-12
En aquellos días, el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo: -Pídeme lo que quieras.
Respondió Salomón: -Señor, Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a David, mi padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho y no sé desenvolverme. Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable, innumerable. Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numeroso?
Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello, y Dios le dijo: -Por haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga, ni riquezas, ni la vida de tus enemigos, sino que pediste discernimiento para escuchar y gobernar, te cumplo tu petición: te doy un corazón sabio e inteligente como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti.

Mat 13:44-52

En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: -El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.

Introducción:

Ilustración: Se cuenta que el rey Salomón tenía que tomar una decisión muy importante. Reunió a todas las criaturas existentes para que le aconsejaran.
Dice que tenía en su mano una hermosa copa llena del agua de la vida para siempre. El que bebiera de esa agua no moriría, sino que viviría siempre.
Todas las criaturas -menos la paloma- estuvieron de acuerdo en que el rey la bebiera. Todas a coro dijeron: "Bebe. Oh rey. Y vive para siempre".

Salomón inquieto con la actitud de la paloma le preguntó por qué razón opinaba distinto a los demás y ésta respondió: “Señor, si mi compañero muere yo también debo morir. ¿De qué me serviría vivir siempre y ser inmortal si todos mueren y muere todo lo que yo amo”?
Escuchado el consejo de la paloma, Salomón derramó el agua de la vida sin fin y no la probó.

Moraleja:
Pongámonos un instante en el lugar de Salomón ¿cómo responderíamos a la propuesta de Dios? “Pídeme lo que quieras y yo te lo concederé”.
¿Estamos pensando? ¿Sabemos lo que pediríamos?
Más de uno le pediría la luna, otro la tarjeta Visa Oro, otro una casa junto al mar, otro un gran amor, otro no tener que usar remedios, otro que todo el mundo lo respete y quiera…

Para ser honestos diríamos que no sabemos lo que pasó por la cabeza de Salomón en aquella visión con Dios hablándole mientras estaba en el templo ofreciendo su sacrificio.
Sí sabemos, porque lo dice la Palabra, lo que pidió.
“Da a tu siervo un corazón que sepa escuchar para juzgar a las personas y distinguir el bien del mal”.

Y me gusta eso porque Salomón no cayó en la trampa de peticiones egoístas: salud, dinero y amor.
Pidió un corazón que sepa escuchar, una mente atenta a la mente de Dios, saber tomar decisiones que le agraden a Él, sabiduría para distinguir lo bueno de lo malo.
Dicho de otro modo: Eligió vivir en armonía con la voluntad de Dios.
Y el Señor le concedió la sabiduría y un corazón atento y todo lo demás.

Pidió lo que Dios puede y quiere dar a sus hijos.

Para todas esas cosas que nosotros pediríamos está el trabajo, la ambición, la billetera cargada, el beneficio propio, el sacar provecho siempre que se pueda y los negocios que demanden poco esfuerzo y buena renta, el buscar los primeros lugares y ser reconocidos en todos los ámbitos que nos movemos.

La Palabra del Señor nos avisa hoy: “Cuidado con sus deseos… Cuidado con lo que piden”.

Y es que en realidad para pedir bien necesitamos un "sistema de valores sano y cristiano y tener claras nuestras prioridades" y sólo desde la sabiduría de Dios nuestras prioridades son justas.

Salomón pidió bien porque pidió lo que el Señor quiere dar siempre.

El evangelio nos habla de un tesoro escondido y de una perla que hay que buscar y que hay que darlo todo para hacerse de ella: El Reino de Dios, Jesucristo.Su Palabra y Su misión.

Y buscar -claro- pero no en los catálogos, sino en la oración, en la iglesia, en la Palabra, en las buenas obras, en el suplir para el prójimo necesitado, en el involucrarse en las injusticias que padece nuestro prójimo, en el asociarse con quien está luchando por una causa justa. En el trabajar honestamente cumpliendo con nuestro empleador cabalmente. En dedicar alguna hora de nuestros días para visitar enfermos o ancianos olvidados.

Pero también: Apreciar la vida en el Espíritu, caminar en los preceptos de la Palabra, convencerse de su valor.
Dicho de otro modo: Darlo todo para "quedarse con lo esencial".

Y sólo un corazón que escucha puede encontrar lo esencial.

Conclusión:

Para el Señor sos el único hombre célebre. Nunca olvidés que Jesús es tu mayor fan. ¿Te animás a hacer un autoexamen? ¿Te definís egoísta o generoso? Y ¿las prioridades? ¿Son tuyas o de Dios? ¿Vives emancipado o subordinado?

Oremos:

Rev. Raúl Flores. Mensaje a predicar.

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Julio 2007. Río de Janeiro