lunes, 21 de noviembre de 2011

UN PEDRO QUE SE ARRIESGA...

Mateo 14:22-33

Propósito específico:

Hoy vamos a hablar de crecer en la fe, de asumirla con valor enfrentando todas las adversidades que se nos presenten. El que se “blinda” contra todo tipo de amenazas renuncia a vivir una fe robusta y permanece en anemia espiritual.

Mensaje:

Me gusta mucho este texto de Mateo 14 porque me habla a mi de un Pedro que se anima a salir de la seguridad que le ofrecía la barca para ir al encuentro de Jesús que viene caminando hacia ellos sobre aguas agitadas. Y me gusta "la versión de este Pedro"... Verlo arriesgarse... Saliendo de lo que era seguro... Ir hacia aguas turbulentas y sumergirse en lo desconocido allí donde no hay seguridad de la barca ni de tierra firme bajo sus pies. Y lo interesante es que entra en la tempestad si, pero confiando en la presencia y en la fuerza de Jesús.
Y esta reflexión me llevó a hacerme algunas preguntas: En los momentos de oscuridad y tormenta interior ¿cómo reacciono? La ausencia y la presencia del Señor ¿cómo las integro en mí? ¿Qué lugar tiene en mí la oración personal, el diálogo con Dios? ¿Qué pedimos al Señor en la noche obscura? ¿Un milagro que nos libre? ¿Una fe más grande? ¿En qué me asemejo a Pedro?
Lo que yo veo es que Pedro estaba experimentando, encontrando una forma diferente de vivir y de caminar.
Y me encanta mirar este texto porque Pedro aquí nos invita a acompañarlo, a salir nosotros también de las pequeñas fronteras que nos marcamos, de aquel espacio donde nos sentimos seguros, de lo habitual, de los prejuicios, de la forma común de pensar para adentrarnos en lo distinto, lo nuevo, lo diferente, lo sobrenatural.
Acá Pedro nos está invitando a abrirnos a lo Desconocido, al Padre de nuestro Señor Jesucristo que dice que "envía su lluvia sobre buenos y malos", que es compasivo y misericordioso, y que nos convoca y nos compromete a hacer de esta Iglesia su Reino, su familia, su casa en donde todos encuentren un lugar en el cual se sientan acogidos.
En el fondo, Pedro nos invita a caminar hacia una fe más crecida, más robusta, más comprometida.
Y caminar hacia esa "fe sobrenatural" implica riesgos, tan difícil como caminar sobre aguas turbulentas.
Yo me preguntaba y te pregunto ¿Nos cuesta salir de lo nuestro, de lo de siempre, y adentrarnos en lo no-conocido. Nos cuesta arriesgarnos a poner los pies fuera de la tierra firme, en donde nos sentimos seguros?.
Pero si queremos madurar, aprender a confiar, avanzar en el camino hacia una vida de fe más dinámica y poderosa hay que hacerlo.
Dicen las Escrituras que Abraham lo hizo saliendo de su tierra en busca de una Tierra Prometida.
Teresa de Calcuta salió de la seguridad de su convento y se adentró en el mundo de los abandonados, de los más pobres de los pobres.
Claro que también asumir riesgos implica la posibilidad de equivocarse (El que se adentra en lo desconocido de la fe puede cometer -y comete- errores) pero es mejor que quedarse "arrinconado" en el fondo de la barca.
“¡Ven!” le dijo Jesús. Impresionante... Jesús ve con buenos ojos la actitud riesgosa de Pedro y lo anima a dar el salto de fe. Podría haberle dicho "No Pedro, lo sobrenatural está vedado a los hombres" sin embargo la invitación a salir de la barca y caminar sobre las aguas partió de la boca del Señor. (v.24). Afronta el riesgo de creer en la Palabra: ¡ven!
Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y como comenzara a hundirse, gritó: “¡Señor, sálvame!”
Esto me habla a mí de que se necesita también de la perseverancia en la elección de la fe. Las fuerzas contrarias (el viento) son tantas, que hay riesgo de sucumbir y allí entonces se hace necesaria la oración que lo salva y nos salva.
Dice luego que al instante Jesús, tendiendo la mano, lo agarró y le dice: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”
Me gusta mucho este texto: Pedro no ha sido dejado solo en su debilidad. En las tempestades de la vida cristiana no estamos solos. Dios no nos abandona aun cuando aparentemente parezca que está ausente o no hace nada. En el riesgo a asumir una fe más robusta y determinante tendremos siempre la persona de Jesús a nuestro lado dándonos su auxilio.
"Subieron a la barca y se calmó el viento".
Aleluya... Miren como termina esta historia. El Pedro arriesgado sale victorioso de la prueba. Apenas Jesús sube a la barca (nuestra vida) las fuerzas del mal cesan. Las fuerzas del infierno no prevalecerán sobre ella.
Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: “Verdaderamente eres Hijo de Dios”
Esto es Adoración.
Ahora sucede la adoración y con ella la profesión de fe. Ahora Pedro está en condiciones de confirmar a sus hermanos en la fe, después de aquella prueba.

Conclusión:

La fe para crecer necesita de Pedros arriesgados... Tenemos dos opciones... Ser "Pedros acomodados" o "Pedros arriesgados".
En nosotros está la decisión.

Predica Raúl Flores. Comunidad Cristiana Nueva Vida. Mensaje predicado en Iglesia El Renuevo, Tigre Pcia. Buenos Aires. Noviembre 2011.

No hay comentarios.:

Cruzada de renovacion y avivamiento

Cruzada de renovacion y avivamiento
Julio 2007. Río de Janeiro