domingo, 27 de noviembre de 2011

VER A LOS ZAQUEOS EN NUESTRA JERICÓ

Lucas 19:1-10

Propósito específico:

Somos llamados a la Misión. Nosotros alguna vez fuimos un "Zaqueo" por lo tanto debemos estar abiertos y atentos a encontrarnos con "ellos". No hay "duros" para Dios. Porque lo que es imposible para los hombres, posible es para Dios.

Mensaje:

Dice el texto que una muchedumbre rodea a Jesús al entrar en la ciudad de Jericó. No era para menos, Jesús acababa de curar a un ciego que muchos conocían ( Lucas 18:43). Seguramente se habrán preguntado: ¿Qué otros prodigios iría a realizar?
Así que muchos de esos "curiosos" se agolpaban a su alrededor hablando entre ellos y diciendo que no se habían visto cosas tan espectaculares desde los tiempos de los profetas y en su "curiosidad" le seguían. Sin embargo, dice que a ninguno de éstos les dirige la atención... lo hará sí, con un tal Zaqueo que esconde en su corazón un deseo de conocerlo. ¿Qué tenemos nosotros por Jesús hoy? ¿Curiosidad solamente? o ¿hay un deseo interior de conocerlo más? Y conocerlo más implica mayor volumen de oración, un interés evidente de compromiso con la Misión. Un manifiesto deseo de santidad en todas las áreas. Un demostrado deseo de practicar el amor (servicio a los necesitados)...
Mientras tanto dice que le llega a este Zaqueo la noticia del milagro del ciego, que era «jefe de publicanos y rico» pero que no tiene la intención de "comportarse" como un curioso más... Y esto Jesús más adelante habrá de saberlo....
Y este Zaqueo (que no será un curisos más) tiene un "histórico personal" que a "nuestros ojos humanos" lo harían candidato excluído del amor, misericordia y llamado de Dios.
(1) Dice que era Publicano (15:1-2) y además "jefe". No olvidemos que Jericó está en un lugar estratégico, es ciudad de frontera, donde debía haber una oficina de aduana para cobrar los impuestos de los mercaderes. Era el "agazapado" perro de presa.
(2) Pero además dice que era: "Rico", Y, Jesús ya había dicho antes: “¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!” (18:24).
(3) Pero también “pecador”, dice que (v.7) la gente lo tiene “fichado”, sus malas acciones (sus injusticias y extorsiones) parecen ser conocidas por “todos”.
Pero (sin embargo) detrás de esa fachada imperfecta hay un corazón dispuesto para abrise a Dios... Y acá hay una enseñanza tremenda para nosotros hoy: Deberíamos nosotros preguntarnos en esta mañana qué tan dispuesto estamos a "abrirnos a Dios" y ser también nosotros ese Zaqueo de Lucas 19. Pero también a todos los "Zaqueos duros" que encontremos en nuestro camino tienen por dentro un corazón potencialmente dispuesto para Dios...
Dice que en el momento de su conversión no excluye haber sido deshonesto (v.8).
(5) El mismo Jesús se refiere a él como uno que “estaba perdido” (v.10).
Ahora bien, este Zaqueo no se lanza de inmediato a la calle a ver a Jesús. Me lo imagino mas bien parado unos minutos pensando y confuso preguntarse: ¿quién soy yo para ver a Jesús? Mi corazón está manchado de injusticia y avaricia. Si sólo pudiera hablarle un instante y pedirle perdón...
Y ahora sí, con esto en mente, sale a la calle y como es impo­sible ver nada por la multitud y su estatura « subió a un sicómoro para verle.»
Y me gusta mucho esta escena porque me habla de un Zaqueo que no se queda parado ante las dificultades, ni tampoco le importa hacer algo impropio de una persona de su posición social: correr y subirse a un árbol para ver al Maestro.
Para Zaqueo no es suficiente “escuchar” acerca de Jesús sino dar un nuevo paso hacia delante en el conocimiento de Él: Verlo.
Y este hecho me deja a mi una enseñanza tremenda: Jesús, que conoce el interior del corazón no se hace esperar.... Dios nunca se cansa de amarnos.
Jesús paga con creces insospechadas la generosidad del corazón que le busca. Zaqueo: Que lo único que busca­ba era verlo termina alcanzando el premio mayor: Jesús va y se hospeda en su casa.
Y me gusta la reaccion de Zaqueo Dice que «bajó rápido y lo recibió con» gozo. Es normal que Zaqueo lo haga “con alegría”, porque el hecho le da importancia. Esta valoración de Jesús (que es una señal de misericordia) es salvífica porque rescata lo mejor que hay en su corazón. Por eso su “alegría” es la “alegría de la salvación” que ya comienza a experimentar. Y como sucedió con la historia del ciego: no es suficiente ver pasar al Señor, lo importante es estar con Él, entrar en relación estrecha con Él en el gozo festivo de la mesa.
Es gozo -también- porque en la presencia del Señor, se "acrecienta nuestra confianza" porque comprobamos su Amor y su misericordia. Con El, con su gracia y poder cicatrizan nuestras heridas; nos revestimos con su fortaleza para resistir los ataques del enemigo, y mejoramos en calidad de vida.
«Hoy ha llegado la salvación a esta casa». La presencia de Jesús remueve a Zaqueo y lo lleva a la conversión.
Interesante es que "todo comenzó" con aquel deseo de conocerlo que lo llevó a poner los medios que fueran necesarios para poder verlo pasar.
Que en esta mañana nosotros también podamos decir: Señor, yo también necesito que vengas a mi casa: a mi vida, a mi alma. Tengo muchísimas heridas que necesitan cicatrizarse, muchas flaquezas que necesitan de tu fortaleza divina, muchos egoísmos que me impiden entregarme a la Misión, muchas excusas que me frenan, muchos pecados que me impiden ser feliz, muchas "dudas" que impiden que me uses.
Y si pensamos que no podemos cambiar... Miremos una vez más a Zaqueo y aprendamos de él.
Conclusión:
Zaqueo se comporta públicamente como un hombre según el Evangelio. A la “alegría” le sigue otro indicador de salvación: la generosidad. Él dice: “Daré la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré cuadruplicado” (v.9). Desde el comienzo del Evangelio, en la predicación de Juan Bautista, se había dicho que la conversión no era cuestión de labios para fuera sino gestos de beneficencia (3:12-13). Zaqueo ahora tiene el corazón del Evangelio (“dad y se os dará”, 6:38).
Jesús concluye diciendo “Hoy ha llegado la salvación a esta casa” (v.9ª). Es el "Hoy de la salvación" para muchos de nosotros, y para muchos que están allá afuera y que necesitan de nosotros. Entonces Zaqueo es acogido como miembro pleno de la Comunidad: “También éste es hijo de Abraham” (v.9b).
Conclusión:

Si alguna vez te rompés en mil pedazos, o ya estás roto que siempre sepas volverte a Dios, dándote cuenta de que «el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.»

Oremos

Mensaje predicado por el Pr. Raúl Flores, en Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires, Domingo de Noviembre de 2011 Culto 11hs.

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