lunes, 1 de octubre de 2012

DIOS QUIERE HACER ALGO NUEVO HOY…



Lucas 19:1-10
Esta historia de Zaqueo evoca e ilustra el gran avivamiento vivido en Argentina.
Dice que en Zaqueo, “su encuentro empezó” cuando “escuchó” que Jesús había “visitado” Jericó.
Tal acontecimiento le provoca un pensamiento “Y si salgo y lo veo pasar?”
Una idea que provoca gozo y despierta su corazón. Alegría “pequeña” claro, pero fuerte a la vez.
¿Qué hace entonces? “Cierra su negocio” y  “sale a la calle”
Igual nos pasó a nosotros cuando sentimos  un poderoso mover del Espíritu “visitando” (cayendo en) Argentina.
Muchos pastores pensamos que sería bueno “cerrarnos al odre viejo” (a nuestra tarea pastoral-académica), y “abrirnos” a lo nuevo que el Espíritu Santo traía a través de aquella campaña mientras Carlos Annacondia (un ferretero con poco tiempo de convertido) ministraba la  Palabra.
Era “pequeño lo que aún pasaba” -en comparación con todo lo que vendría después- pero decidimos obedecer.
Y le hicimos caso al Espíritu Santo comenzando a ordenar nuestras vidas,
 Y deciéndole que estábamos  dispuestos a cambiar de vida.
Que sentíamos la necesidad de arrepentirnos, de liberarnos y de una profunda limpieza del corazón. 
Y nos abrimos al amor de Dios y le dijimos que queríamos ser llenos.
Llenos de esa unción que estaba allí y que sentíamos allí.

Un nuevo mover de gozo y poder arrasó con la languidez y apatía espiritual en muchos de nosotros…
Jesús por el Espíritu Santo “entraba” a la ciudad –como en Jericó- y también en nuestros corazones de un modo glorioso y poderoso.
Decidimos entonces –al igual que Zaqueo- “dejar lo que hasta allí habíamos hecho” que era vivir con una fe puramente natural, como religiosos, apáticos y calculadores).
Vino nuevo necesita de odres nuevos.
Y salimos, salimos a “la calle” a la dimensión de lo sobrenatural, con un deseo profundo de experimentar la santidad de Dios, y vivir lejos del pecado y en obediencia total, y con un fuerte impulso interior de serle fiel a Dios. Aleluya.
Y dice que ese “encuentro” de Zaqueo iba a crecer,
¿Y creció cuando?
Cuando Jesús se detuvo debajo del árbol  donde había subido,
Lo mira a los ojos y por su nombre lo llama: “Zaqueo, bajá pronto que tengo que hospedarme en tu casa”.
Es que en realidad omití mencionar que Jesús pasando por las calles de Jericó con una multitud de gente que lo seguía y siendo Zaqueo tan bajito de estatura no tuvo más remedio que subirse a un sicomoro.
Y es que en realidad lo que quería Zaqueo era ver a Jesús.
Pero para sorpresa suya Jesús (lo primerea) lo mira primero y le habla,
Al instante Zaqueo deja de ser un espectador y pasa a ser actor y protagonista de su propia vida.
Y nosotros también entendimos que no estábamos para quedarnos quietos como simples espectadores y críticos de un avivamiento que Dios nos traía
Pero para ser, cada uno, protagonista de la “vida poderosa” que llegaba de lo alto.
Ya no seríamos simples “curiosos” de lo que pasaba a nuestro alrededor.
Ahora teníamos sed,  y con esa sed fuimos a buscar a Dios en ese mover
y, en ese mover, como con Zaqueo, El nos miró a nosotros llamándonos a “bajar”.
Cuando digo “bajar” estoy diciendo: crucificarnos de nuevo,  morir al yo, a la carne, a nuestra propia voluntad para hacer la suya.
Y en ese “abajamiento” Nos refrescó, nos limpió y nos llenó.
Y es que cuando Dios derrama su poder y empiezas a experimentar un genuino avivamiento, tienes que elegir entre dos cosas:
1) Quedarte quieto como un simple y crítico espectador o
2) Sumergirte en las corrientes de Dios y hacer los ajustes necesarios para alinearte a lo que Dios está haciendo.
La escena de Zaqueo se pareció a lo que nos pasó cuando Dios visitó Argentina.
Empezamos a ir a las Campañas de Annacondia, a recibir lo que venía del cielo, a predicar en nuestros cultos y ver descender la Gloria de Dios
y a partir de allí sentimos que Jesús nos miraba con gestos de aprobación.
Es que en realidad, Él siempre nos “hace sentir” que sabe que estamos y nos promete un encuentro más profundo, de manifestación poderosa y de unción en nuestras vidas porque su propósito es transformarnos en testigos poderosos para la conversión de muchos…
Pero dice más: Dice que aquel “encuentro acompañó”  a Zaqueo mientras “preparaba su casa” y le inundó el corazón cuando Jesús “entró” y lo saludó y lo hizo “sentar a la mesa”.
¡¡¡Podemos imaginar la emoción y la sonrisa de Zaqueo al ver entrar a Jesús!!!
Y el mismo gozo sentimos nosotros cuando nos quebrantamos y nos disponemos a obedecer y servir sin condición a Dios.
Porque al abajarnos, al santificarnos, al buscar con sed su presencia el Señor “entra a nuestra casa”.
Y por nuestra casa quiero decir nuestro corazón, nuestro espíritu y nos llena, nos libera de la opresión, de la soberbia y del orgullo, del miedo al que dirán, de complejos y temores y nos hace arder en el fuego del Espíritu Santo. Aleluya…
¡!!Miren lo que hace una “visitación” de Dios en una vida, en una Iglesia o en una nación¡¡¡:
Cuando Zaqueo sintió que le estallaba de gozo el corazón por tener al Maestro sentado en su casa no aguantó más,  
Dice que se puso de pie y  “manifestó públicamente” su decisión de cambiar de vida. ¡¡¡Aleluya!!!.
Decisión motivada por el “mover” de Dios.
Y es que no puede ser de otra manera… La unción de Dios, el poder de su Espíritu te cambia la vida.
Yo quiero en esta mañana cambiar de vida… ¿Usted no?
Ahora notemos algo interesante: Jesús no le dijo: “tenés que cambiar de vida”, simplemente “fue a hospedarse en su casa”
“Hospedarse en su casa” bastó para que Zaqueo supiera lo que tenía que hacer.
Y es lo que la unción de Dios que está aquí esta mañana desea hacer en tu vida.
Es como si Jesús te estuviera diciendo: “hijo, quiero hospedarme en tu corazón”
Es tiempo de dejar la liviandad, la apatía, la indiferencia y la cobardía ¿No crees?
Yo por lo menos estoy dispuesto a hacerlo (de nuevo), ¿Te gustaría acompañarme? Espero que sí.
Miren como termina esta historia: El encuentro se consolidó 
Zaqueo públicamente asume el compromiso de cambiar.
Y entonces Zaqueo pasa de ser un coimero a ser un tipo solidario..
Entonces dice a todos:“Doy a los pobres la mitad de todo lo que tengo y si he robado devolveré cuatro veces esa cantidad”.
Y es que el “encuentro” se consolida cuando ponemos manos a la obra,
cuando damos frutos y “hacemos todo lo que Jesús nos dice”
y eso pasa toda vez que me abro al mover de Dios, a la acción de su Santo Espíritu.
Y miren que le contesta Jesús:  “Zaqueo, bajá rápido, hoy tengo que hospedarme en tu casa”.
Aleluyaaaaa¡ !!Teníamos un mover que quería venir y hospedarse en nuestra casa, en nuestra familia, en nuestra ciudad¡¡¡ y no lo sabíamos…
¿Qué haríamos con nuestra apatía, indiferencia, pasividad, cobardía? Ponerlas debajo de nuestros pies.
Yo quiero seguir tomando autoridad sobre todo lo que quiera impedirme llenarme de Dios… ¿Usted no?

¿Puedo decirte algo esta mañana?: Tu vida, tu Iglesia, tu ciudad, tu nación es una de esas “casas” en las que sabemos que Jesús “quiere hospedarse”.
El quiere traer su fuego, su gracia, su unción, su doble porción, su vino nuevo a tu casa, a tu vida…
¡Qué interesante hermanos pensar lo siguiente!: Nuestras iglesias “nacen” al avivamiento y a la vida de poder de “una visita”
Del deseo de Jesús de hospedarse entre nosotros y de estar con nosotros… Aleluya
Así fue en Buenos Aires, así fue en mi vida, así puede y quiere ser en la tuya.
El avivamiento nació del deseo del Espíritu Santo de quedarse allí para estar con nosotros y nosotros se lo permitimos…
Y queremos más, mucho más…
Bien podríamos decir que, cuando Jesús se “hospedó” en lo de Zaqueo, a Zaqueo le cambió la vida,
Zaqueo pasó a ser un hombre distinto, diferente. Dejó de ser un “estafador” para ser un trabajador honrado, justo y solidario.
Que al terminar este Culto podamos salir cambiados como Zaqueo, y orando.
Orando por un cambio del corazón.
Y como Zaqueo experimentemos que ese encuentro produce un  dejar de lado los maltratos y salir convertido en hombres y mujeres de paz,
dejando de ser “simpatizantes” para ser convertidos.
Creyentes que ponen paz
y que con autoridad del Espíritu sujetan a demonios y predican el evangelio.
Pidamos la gracia de dejar de ser tibios y transformarnos en hombres y mujeres con sed de justicia,
con la alegría que da pensar cómo ser más justos en nuestras relaciones.
En vez de pensar en lo que nos deben salir de aquí pensando en lo que debemos nosotros a los demás.
Me gusta saber que eres como el justo que medita cómo ser más justo. Sin que nadie lo obligue.
Y que lo haces por el propio honor , el amor y el propio gusto que da ser justo, devolviendo lo que no es nuestro (la gracia de la salvación)
Y compensar así al que nos necesita, porque “deudores somos”.
Que el Señor los bendiga a todos con mucha alegría.
Que vuelvan distintos a su casa.
Que vuelvan con ganas de prepararle un lugar en sus vidas a este Jesús que quiere hospedarse en sus hogares.
Que vuelvan bendecidos, sintiendo ganas de andar en paz con la familia y con todos,
con ganas de compartir el gozo interior y la doble porción de su Espíritu que nos es regalada
con los que están “allá afuera” esperando que les hables de Jesús.
Que el Espíritu Santo cuide y acreciente el gozo de este encuentro con Jesús y se desate el avivamiento que hace tiempo estás esperando.
Amén.
Oremos.
Pastor Raúl Flores. Mensaje predicado en EEUU Set 2012

No hay comentarios.:

Cruzada de renovacion y avivamiento

Cruzada de renovacion y avivamiento
Julio 2007. Río de Janeiro