martes, 2 de octubre de 2012

SUMERGIDOS EN EL RIO DEL ESPIRITU SANTO



Ez 47: 1-12


La visión de Ezequiel 47 evoca el mover de Dios y el poderoso derramamiento del Espíritu Santo  en Argentina.

La gracia de Dios produciendo vida y dando vida a las aguas de cada “Mar Muerto” que éramos muchos de nosotros en nuestros ministerios.

Mar muerto de la apatía, de la frustración, de la religiosidad, de la falta de pasión, de la falta de santidad era el espíritu que reinaba en nosotros y nuestras Iglesias.

Y en esa condición espiritual deplorable el Espíritu Santo aún así vino a nosotros, dándonos a entender que Ezequiel 47 venía para cumplirse en nuestros días: Un río. de aguas abundantes, de corrientes impetuosas y de un fluir poderoso llegaba.

El cumplimiento de Ezequiel 47 estaba entre nosotros.

Y es que: Si queremos ver cosas que nunca vimos, entonces debemos comenzar a hacer cosas que nunca hicimos.

Algo que aprendí y lo comparto: Si hay algo lo suficientemente poderoso para cambiar una nación, es un Avivamiento

Si hay algo lo suficientemente poderoso para cambiar una vida, una Iglesia, es un Avivamiento.

Yo quiero ver el cumplimiento de Ezequiel 47 en este lugar estos días. ¿Tu no?

Yo quiero ver el cumplimiento de Ezequiel 47 en tu vida en estos días: ¿Tu no?

Yo quiero ver el cumplimiento de Ezequiel 47 en esta ciudad. ¿Tu no?

Y exactamente eso lo que el Espíritu trajo a Argentina en los 70, 80 y 90.

Un “Mover” glorioso de salvación, consagración, santidad y liberación. 

Vimos hecho realidad Ezequiel 37:9 El Espíritu viniendo de los cuatro vientos con un soplo poderoso de vida y unción.

Avivamiento que revitalizó, trajo autoridad, unidad, alistó, entrenó, llenó de poder de Dios, trajo arrepentimiento, hambre por su presencia, fuego al corazón, pasión, convicción, disposición para ser usado por Dios.

Yo quiero en esta noche más de ese mover. ¿Tu no?

Y ¡¡Me gusta lo que dice el Vs2!!  Porque Aquél varón (Tipo del Espíritu Santo) “ saca a Ezequiel (tipo de la Iglesia) y lo lleva” por un camino.

Y es lo que hizo el Vino Nuevo en Argentina Aleluya…

Nos sacó del “molde religioso y estructurado en el que estábamos” y  llevándonos a lo sobrenatural,

a la adoración profunda, a la vida en el Espíritu, a la consagración plena, al gozo abundante.

Dios llevándonos a la experiencia del Vino Nuevo, de la  limpieza, del quebrantamiento, del santificarnos y llenarnos para luego usarnos. 

Y ¿Hasta donde dice que lo llevó primero? “Vs2b… hasta las aguas (tipo de la experiencia con el Espíritu) que salían del lado derecho”  Aleluyaaaa

Cada vez que la gloria de Dios se manifiesta en tu vida y en la Iglesia es para llevarte hasta donde “están las aguas”.

Porque es en “las aguas” donde todo vive,  todo se mueve. Tus oraciones  contestadas, tu fe moviendo las circunstancias a tu favor, tus necesidades  suplidas, tus dones desarrollándose, tu ministerio dando fruto abundante, tu casa prosperada, tu descendencia  bendecida. 

Pero hay más amados. Vs3b dice que el Espíritu no solo lo lleva “hasta la orilla”, pero lo “invita entrar”. En la “orilla” corrés el riesgo de volverte a Egipto.

La orilla no es “mala”, solo que lo que más encuentras es “un poco” de unción y visitación del Espíritu en “los cultos” para volver a quedar vacíos de nuevo, pero entrar (tipo de vivir esa presencia continua) todos los días en el lugar que estemos (en casa, trabajo, iglesia, etc).

Parte del propósito del avivamiento es hacerte un testigo del poder de Dios entre gente que frecuentas diariamente.

Otros están tristes, vos gozoso; otros intranquilos, vos en paz; otros preocupados, vos descansado en Dios; otros enojados, vos satisfecho; otros redargüidos, vos aprobado; otros vacíos, vos lleno…

¿Por que? Porque estas “adentro”

Pero hay más. En Dios siempre hay más…Vs3 Dice: ‘me hizo pasar por las aguas’,

Es que esa es la finalidad de todo despertar espiritual.

El propósito del Espíritu no es la “orilla” desde donde podés controlar y corrés riesgo con “Egipto”, pero en las profundidades, donde no haces pie y el que controla es el Espíritu…

Así pasó con nosotros en aquél tiempo de gloria, Dios “nos hizo entrar a las profundidades” 

Es que no puede ser de otra manera: el avivamiento produce empuje, soplo divino, que empuja a entrar a “las aguas”, a las profundidades de Dios.

Y para entrar tuvimos que poner la fe en acción, tuvimos que “dejar la orilla” de lado.
Estábamos en “La orilla” En lo conocido, lo de siempre, lo repetido, ninguna expectativa, ninguna probabilidad, ninguna posibilidad. Nada que sorprenda, que mueva a algo diferente. Por otro lado el riesgo.

Crecimiento lento, poca iniciativa, métodos de evangelización arcaicos, sin originalidad ni creatividad era lo que “había”

Todo era esfuerzo “en la carne”

Frustración era el espíritu que reinaba en aquellos días.

La indiferencia ante todo el mover que estaba comenzando a darse fue producto de estar en “la orilla”

Pero Gloria a Dios que quisimos la bendición, la llenura, el renuevo de Dios. El hambre estaba…

Y lógico: “Si queríamos la bendición”, teníamos que “entrar”.

No podíamos quedarnos en aquella orilla y a la vez querer experimentar lo sobrenatural de Dios.

Dice Vs3-5 “me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos, luego las rodillas, luego la cintura hasta que ese río no se podía pasar de otra manera que no sea nadando.  Aleluya!!!  Ahí nos quiere Dios: Sumergidos en la oración, la Palabra, la comunión con la Iglesia, en el evangelismo, las misiones. Activos en la Escuela Dominical y en el compromiso financiero.

Dios en el avivamiento te va llevando por etapas, vas creciendo, caminando en el Señor, aprendiendo a obedecerle, a someterte…

La escuela del Espíritu es disciplina y obediencia, es sometimiento y renuncia con tu carne muriendo.

Antes de que el perfume se esparza el vaso debe estar roto.

Lo bueno en el mover de Dios, en el Avivamiento del Espíritu es que aunque hayas visto  cosas grandes sabes que Dios tiene mucho más y eso solo se consigue “sumergiéndonos” en la presencia de Dios.

“Las aguas lo cubrían”,Vs5 Aleluya…  Es lo que  nos pasó. Cubiertos con un manto de autoridad.

Autoridad sobre los demonios, sobre las enfermedades, sobre el pecado, sobre las adversidades, manto de consagración sobre los desafíos de la Iglesia, de estrategias nuevas ante el crecimiento violento de la membresía.

Dice el versículo 6 “…. y me dijo, ‘¿has visto hijo de hombre? Después me llevó y me hizo volver por la ribera del río….”

Ahora viene el paseíto por otro lado, ya no dentro del río, y dice: Vs7-8 “… y volviendo yo vi que en la ribera del otro lado del río había muchísimos árboles a uno y otro lado, y me dijo,

‘estas aguas salen a la región del oriente y descenderán al Arabá y entrarán en el mar, y entradas en el mar recibirán sanidad las aguas…”

Encontramos que cuando las aguas “entran al mar”, se refiere al mar Muerto (tipo del estado espiritual de nuestros ministerios y congregaciones) pero también se refiere al “mundo” (cosmos) mar que no tiene vida, que no tiene peces (no frutos, no vida, no salvación, ninguna esperanza), pero dice que cuando las aguas salen de la presencia de Dios, y llegan al Mar Muerto, allí ponen vida. El mundo necesita a la Iglesia

Y
en la ribera del río ¿qué se ve ahora? Árboles de diferentes frutos.Vs12

En la ribera del “otro lado del río” (es la clave) se ve “la bendición de Dios”. 

Del “otro lado” (donde se mueve el Espíritu, donde está la oración, donde la sed  se hace presente) está la bendición.
Cuando por fin, el agua alcanza el Mar Muerto lo transforma completamente.

El mar Muerto sobreabunda en vida. Las aguas entran al mar y el mar recibe salud, vida, salvación Aleluya…

La gracia de Dios, el avivamiento, la llenura del Espíritu, los ríos de agua viva produciendo vida para los que “están afuera”

Miren el versículo 9 como termina: “….habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas agua……”  Esto es evangelismo con abundante cosecha.

Esto es bendición y abundante cosecha… Es lo que encontramos en la ribera de ese “mover” : Salvación, vidas que llegan a Jesús.

El mar no tenía peces porque estaba Muerto, pero ¿qué tiene ahora? Muchos peces. Esto es evangelismo explosivo… Gloria a Dios

Yo pude ver en mi vida y ministerio un “mar muerto”, aunque asistía a la Iglesia, era el Pastor  y oraba por la gente había en mí “áreas muertas”, no había resultados de vidas salvas.

Todavía experimento “áreas muertas” y necesito el Río de Dios. ¿Tú no?

Teníamos un mover que quería venir y resucitar áreas muertas (oración, adoración, salvación, amor a Dios y a las almas, servicio) y no lo sabíamos…

El tiempo que se cumpla la visión de Ezequiel en tu vida llegó hoy.

El Señor te dice que en tu vida puede haber mucho fruto, que en tu vida puede haber, muchos peces (Almas, vidas alcanzadas) variedad de peces (gente allá afuera con capacidades especiales para servir en la Iglesia)

El quiere traer a tu vida: fuego, gracia, unción, doble porción, vino nuevo.

Recordemos que Jesús se pone de pie en el Templo y dice: Si alguno tiene sed, venga a mí; y beba el que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán… (Jn 7: 37-38).

Él es agua de vida.

De él surge el torrente poderoso que lleva vida, poder, unción,.

Aquel día saldrán de Jerusalén aguas vivas (Zac 14: 8) ¿Cuál día? Este día, hoy mismo. Yo lo creo. ¿Tú no?

Que al terminar este culto podamos salir transformados, cambiados, renovados, fortalecidos, con nueva visión.

Que podamos llegar a testificar: Señor “aquel día” del que habló Zacarías es hoy.

CONCLUSIÓN:

El Espíritu Santo es agua con que se apaga la sed. A la mujer Samaritana dijo Jesús: Si tú me pidieras, yo te daría AGUA VIVA, y el que la bebe nunca volverá a tener sed. Porque el agua que yo le doy brotará como un manantial dentro de él para darle vida eterna. 

Oremos.




Rev. Raúl Flores. Mensaje predicado en los EEUU Setiembre 2012

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