martes, 18 de septiembre de 2007

Tengo la victoria

Porque ha perseguido el enemigo mi alma: ha postrado en tierra mi vida; me
ha hecho habitar en titnieblas como los ya muertos. Y mi espìritu se angustió
dentro de mí: está desolado mi corazón. Salmos 143:3-4

Hay oportunidades en que como hijos de Dios experimentamos emociones dolorosas a causa de las pruebas, y nos sentimos como si el enemigo realmente nos persiguiera.
Quizàs has sufrido más de una vez ese tipo de persecuciòn en el fonde de tu alma, y has caido en lo espiritual al punto de que te has sentido como muerto.
Levàntate, no le des lugar al desaliento ni tampoco te entregues sin luchar.
Tù eres el hijo del Dios viviente, y ninguna situación por adversa que sea debe llevarte a la derrota y menos aún a desear la muerte o sentirte abandonado. Dios es tu Padre Celestial, y si clamas El te levantará. Gloria a Dios.
David, el rey, pasó también momentos difíciles; su corazón estaba desolado y su espíritu angustiado, pero extendió las manos al Señor y confió en su misericordia y justicia. Dios no permite que sus siervos queden postrados en ninguna situación. Levántate y clama al Señor. Dile que confías en El hasta que saque tu alma de la angustia y disperse a tus enemigos. Y ten presente esto: En el momento en que te reveles a la situación, El se levantará para darte la victoria. Que tengas un día de bendición.

Jesús, gracias por esta palabra que me fortalece. Te pido que fortalezcas mi fe. Yo confío en que me darás la victoria. Y que este momento pasará pronto. Líbrame de la angustia que hay en mi corazòn y bendice toda mi casa y todas mis cosas. Amén.

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Julio 2007. Río de Janeiro