lunes, 28 de junio de 2010

"En la barca de Pedro"

En la Barca de Pedro

Lucas 5:1-12
Introducción:
Cada uno de nosotros, tenemos que empezar a ser pescadores de hombres en nuestro ambiente. Tenemos que llevar la Buena Noticia.
Tres cosas importantes que vemos en este texto en relación a nuestro compromiso cristiano.

1.- JESÚS BUSCA A LOS OCUPADOS.
Dice el texto que Jesús busca a la gente en el lago de Genezaret.
Genezaret era el centro comercial y de trabajo del pueblo y es allí donde Jesús viene a traer el mensaje de salvación.
Y es que Jesús no busca desocupados.
Muchos dicen: “La iglesia es para niños y mujeres; yo soy una persona muy ocupada.
¡Como si buscar al Señor fuera tarea para desocupados!
Todo lo contrario, Cristo se acerca especialmente a la persona que ocupada, porque es quién va a sacar mayor provecho del tiempo. Una persona ocupada es alguien que usa el tiempo para algo que en realidad valga la pena.
En cambio el que tiene mucho tiempo “lo pierde” porque nunca lo valora.

2.- ELLOS OÍAN LA PALABRA DE DIOS.
Me impresiona el deseo grande que había en el corazón de ese pueblo por oír la Palabra de Dios y pensaba: “Cuántos se aprietan para oír a un cantante, ver una película, asistir a un partido de fútbol o concurrir a una competencia atlética”.

La gente de Genezaret nos enseña que si hay que hacer a un lado el trabajo, o dejar redes, o abandonar un poco nuestros quehaceres o nuestro descanso es sólo por algo muy importante: Oír la Palabra de Dios.

Y es la que el mundo necesita de la Palabra... Oímos demasiadas palabras. De políticos, economistas, ecologistas, moralistas.
Pero la Palabra de Dios es la menos escuchada.
Por eso debemos congregarnos para oír la voz del Buen Pastor que dice: “Yo estaré con ustedes hasta el fin de los siglos”.

3.- DESDE LA BARCA DE PEDRO.
Jesús vio a la muchedumbre que deseaba escuchar su Palabra y escogió la barca de Pedro para, dar a aquella multitud y al mundo Su primer mensaje de salvación.

La barca es la Iglesia. La Iglesia como la Barca de Pedro. Y una barca no es un fin en sí misma.
Nadie se sube en un barco para vivir en él. La embarcación es un medio para “trasladarse de una orilla a otra”.
La Iglesia es el vehículo que lleva a los hombres de la orilla de este mundo a la orilla de la eternidad.
El Espíritu Santo toma el timón de la barca, conduciendo a la Iglesia.
Es muy importante reconocer esto, dada la confusión religiosa que hay.
Existen más de 6,000 diferentes Iglesias, cada una con su “barca”, queriendo subir gente para llevarla a la otra orilla.

Dice en Jn 10:11 que Jesús le dice a Simón Pedro. “Simón, ¿me amas más que éstos? Le dice él: “Si, Señor, Tú sabes que te quiero”. Jesús le dice: “Apacienta mis corderos”.

Jesús le está dando a Pedro el cargo de Pastor, a pesar de que él es el buen pastor “Yo soy el buen pastor”. Jn 10:11

Es una dicha estar en la Barca de Pedro donde hay una cabeza que dirige y una mano amorosa que controla el timón.
Si Cristo se sube a la Barca de Pedro es porque quiere darnos a entender que es en esta Iglesia, dirigida por el Espíritu Santo, desde donde El hablará a la muchedumbre. Es éste el medio normal y natural de salvación.
Para estar con Jesús hay que estar en la Barca de Pedro.
Barca que a veces parece hundirse.

Dice (Lc 8,22-26) que cierto día Jesús subió a una barca con sus discípulos, y les dijo: “Pasemos a la otra orilla del lago”. Y se hicieron a la mar. Mientras ellos navegaban, se durmió. Se abatió sobre el lago una borrasca; se inundaba la barca y estaban en peligro. Entonces, acercándose, le despertaron, diciendo: “¡Maestro, Maestro que perecemos!” El, habiéndose despertado increpó al viento y al oleaje, que amainaron, y sobrevino la bonanza. Entonces les dijo: “¿Dónde está su fe?” Ellos, llenos de temor se decían entre sí maravillados: “Pues, ¿quién es éste, que impera a los vientos y al agua, y le obedecen?”.

Y ahí está Cristo, defendiendo la Barca, sobrellevándola por encima de cualquier tempestad.
Llegó el momento de preguntarnos:
¿ESTOY YO EN LA BARCA? No por haber nacido en un gallinero se es una gallina, ni por haber nacido en un aeropuerto se es avión, ni por haber nacido en el mar se es pez.
De modo que tampoco por haber nacido en la Iglesia se es cristiano, seguidor de Cristo.
Esto sólo se logrará si cumplimos las siguientes condiciones:

a.- ALEJADO DE LA TIERRA:
Al comienzo de esta Palabra leímos que cuando Jesús subió a la barca de Simón le pidió que se alejara un poco de tierra. Esto significa: desprendernos de las cosas de este mundo.

Un hombre enraizado en la concupiscencia de la carne, en los malos deseos, en la avaricia, la embriaguez, el odio, la injusticia, no puede estar en la Barca de Pedro, porque entonces estaría con un pie en la tierra y otro en la Barca. Y esto no es posible porque la Barca está lejos de la tierra.
Tú debes estar o con los dos pies en la Barca o con los dos pies en la tierra.
Hay que demostrar con el testimonio y santidad de nuestra vida que estamos en la Barca.
Tenemos que manifestar que estamos lejos de pleitos, de envidias, de injusticias, de violencia, del pecado y, entonces sí estaremos en la Barca de Pedro.

b.- BOGANDO MAR ADENTRO.
No es suficiente alejarse de la orilla, es importante que la Barca esté en la parte más honda del lago.
Ahí el Señor quiere tener su Barca. La orden fue: “boga mar adentro”. El quiere que no sólo celebremos ritos externos ni que vivamos superficialmente sino que profundicemos en la Palabra de Dios.
También quiere la comunión de la oración, ese diálogo personal con el Señor y la vida cristiana comprometida con los hermanos demostrándoles amor fraterno.

No podemos conformarnos con la cáscara sin tener el fruto de adentro.
Corremos el riesgo de que nuestros hijos aprendan a vivir una religión social, de ritos y de costumbres, faltándole aquello que es lo más profundo.
No podemos quedarnos simplemente peleando por un rito o por una costumbre o por un adorno y ésta es la tristeza de muchos cristianos: que estamos tan superficiales y alegamos y queremos defender a la Iglesia con una gran ignorancia de la Palabra de Dios, sin el conocimiento del porqué de las cosas.

Dios quiere que entremos a las profundidades de nuestra fe y volvamos a hacer surgir los valores cristianos.
De modo que cuando tus hijos te pregunten, puedas decir: “Hemos tenido una experiencia real; nuestros ojos han visto la salvación que Cristo Jesús nos ha dado. ¡Éramos esclavos del pecado y Dios nos ha liberado! Por eso es que ahora alabamos el nombre santo de Dios ¡Bendito sea su nombre”!

c.- ECHAR LAS REDES DE NUEVO.
A la orden de Jesús: “Echen las redes”. Pedro obedece a pesar de haber fracasado la noche anterior, pero confiado en la palabra de Jesús lo hace.
Por eso hoy, para ti y para mí, no es tiempo de desanimarnos, no es momento para salir del lago sino para regresar a lo profundo del mar y ahí volver a tirar la red.
Hay muchos cristianos que casi se están dejando convencer de que para cambiar su vida es indispensable de que cambien de iglesia. No es saliéndose de la Iglesia como se va a arreglar el problema sino quedándose dentro y tirando nuevamente la red, en el nombre de Jesús.

No hay que abandonar la lucha sino confiar en el Señor. Jesús va a llenar las redes de quienes pueden y se atreven a empezar de nuevo.

Se necesita valor para comenzar de nuevo y volver a lanzar las redes. Y esa es señal de los que están en la Iglesia.

Conclusión:
Realmente demostrás que sos cristiano cuando en lugar de decir: “mejor me voy...” “no sigo...” “ya no aguanto...” Cuando en lugar de quejarte con tus redes vacías, intentas llenarla en la parte más profunda y tenés el valor de empezar de nuevo...
Que tengas una semana bendecida. Que el Señor te sorprenda.

Rev. Raúl Flores
Comunidad Cristiana Nueva Vida

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