sábado, 11 de septiembre de 2010

CONOCIENDO SU MISERICORDIA...

Hoy vamos a hablar de la Misericordia del Señor. ¿Qué entendemos por misericordia? ¿Será que no hay esperanza alguna para el que se obstina en vivir lejos de Dios? ¿Debemos dejar de orar por aquellos que han tomado la postura de darle las espaldas al Señor y descreen del evangelio? ¿Será que el Señor tiene unos “pocos privilegiados elegidos” para salvación?

Recibamos luz a través de la Palabra a fin de entender el corazón de Dios y su misericordia para con todos.


Propósito específico:

Conocer la misericordia del Señor. Alentarnos al saber que el Señor no abandona su propósito de salvar a cada hombre de las garras de la muerte. Siempre hay esperanza de salvación aún para el más indiferente e incrédulo de los hombres.

Como Comunidad Nueva Vida queremos desarrollar la visión de un Dios lleno de misericordia para con cada una de sus criaturas. Queremos tener hacia el mundo una mirada “no religiosa” sino “restauradora y reconciliadora”.






Lucas 6:43-49

En aquel tiempo decía Jesús a sus discípulos: No hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca. ¿Por qué me llamáis: Señor, Señor, y no hacéis lo que digo? Todo el que venga a mí y oiga mis palabras y las ponga en práctica, os voy a mostrar a quién es semejante: Es semejante a un hombre que, al edificar una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre roca. Al sobrevenir una inundación, rompió el torrente contra aquella casa, pero no pudo destruirla por estar bien edificada. Pero el que haya oído y no haya puesto en práctica, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin cimientos, contra la que rompió el torrente y al instante se desplomó y fue grande la ruina de aquella casa.

Desarrollo del Sermón:

Me gusta este texto porque el Señor nos enseña aquí que la Misericordia de Dios es más fuerte que la dureza del pecado.

Podríamos pensar, leyendo superficialmente este pasaje, que tendrían razón los que piensan en la “predestinación eterna” Que si hemos nacido zarza no hay nada que hacer.
Por más que nos matemos trabajando por ser buenos, ¿para qué, si al fin y al cabo me condenaré? Soy árbol malo y no bueno. Estoy condenado a quemarme eternamente en el infierno.

Pero esto sería tan absurdo como haber venido el mismo Verbo de Dios al mundo y haber sufrido tremendamente por unos “pocos afortunados”.
Lo cierto y bíblico es que al Señor no le importa dejar 99 ovejas por una que se le escapa del redil.
Al Señor no le importa esperar toda una vida por el hijo que se le ha ido de su casa. Al Señor no le importa llenar de besos y celebrar una gran fiesta al que parecía muerto por el pecado.

Nuestro Dios es un Dios de tremenda misericordia. Ya lo dice el mismo Jesús en el pasaje antes leído: ¿”Por qué me llamáis: "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo”?
El vino para que el hombre tenga vida eterna en El.
El nos enseña el camino. De nuestra parte está el hacerle caso o no.
Si eres un árbol malo, - Nadie puede gloriarse de dar buenos frutos -, mirá a Cristo. Comenzá a edificar sobre la roca. Dejá que El arregle las cosas. Colaborá activamente con la gracia.
Él lo hará todo, si lo dejás hacer.

Y la Palabra de Dios te asegura que: De zarza llegarás a ser deliciosa higuera. Y darás frutos de salvación.

Si el Señor hubiera dispuesto quién se salva y quién no, habría mandado a sus ángeles a sacar la cizaña del trigo y a quemarla.

Pero dice que ha dejado el campo sin tocar porque espera nuestra respuesta a su amor.
Está esperando que le demos permiso para que edifique un gran palacio inamovible en la roca de Su corazón, y lleguemos a ser un delicioso árbol para los demás.

Conclusión:

Cambiemos nuestra “visión religiosa” en “visión salvadora”. Entendamos que Su misericordia sigue vigente para cada persona por dura que sea.
Abramos esta mañana el corazón y el entendimiento a esa Misericordia infinita de nuestro buen Dios y continuemos orando y confiando que a través de nuestras oraciones y buen testimonio, aquellos que todavía permanecen incrédulos vengan en algún momento a encontrarse con el amor y la misericordia de nuestro Dios.
¿Podríamos ser tan obstinados en cerrar las puertas a un Dios que no se cansa de buscar a su oveja perdida?

Oremos:

“Señor gracias por entender un poco más acerca de tu misericordia. Ayúdanos a mirar con tus ojos orando y esperando el cumplimiento de tu promesa sobre nuestros seres queridos que aún no son salvos. Tú no quieres que nadie se pierda pero que todos procedan al arrepentimiento. Desarrolla en nosotros el amor del buen samaritano.
Profetizamos que a toda persona a la que le hemos sembrado tu Palabra y hemos orado por ellas, tu misericordia les alcanzará”.

Predicación del Pastor Raúl Flores en Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires. Julio de 2010

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