domingo, 7 de noviembre de 2010

UN VINO NUEVO PARA UN TIEMPO NUEVO...

Hoy vamos a hablar del vino. Símbolo de vida, plenitud espiritual, madurez y solidez interior, símbolo de triunfo, de logros y aciertos.

Texto: Juan 2: 1-11

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la Madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la Madre de Jesús le dijo: "No les queda vino". Jesús le contestó: "Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora". Su Madre dijo a los sirvientes: "Haced lo que Él os diga". Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: "Llenad las tinajas de agua". Y las llenaron hasta arriba.

Entonces les mandó: "Sacad ahora y llevádselo al mayordomo". Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: "Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora".
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus milagros, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en Él”.

Cuerpo del mensaje:

María vio una necesidad, en la boda, y con confianza se dirigió a Jesús y le dijo: "No tienen vino".
Y nosotros sabemos lo que sucedió: el agua, es decir, “el aburrimiento, la insatisfacción, el desengaño, la desilusión, la vergüenza, el sufrimiento, la tristeza, el no hacer pie en la vida, la falta de resultados... se convirtió en vino: logro, alegría, animación, abundancia, vida...” Y es lo que el Espíritu Santo hace cuando te pones totalmente en Sus manos… cuando le das el control de tu vida. Cuando reconocés que te quedaste sin vino.

Y es que ese: "No tienen vino" se convierte en un gran símbolo. En el símbolo de un mundo roto. De una vida rota. De una comunidad en crisis. De un país en terapia intensiva. De una familia en aprietos. De hijos en peligro. De padres y madres desatendidos, esposos y esposas en depresión. De un evangelio superficial.

Miramos nuestra propia vida o de personas que conocemos; miramos nuestras pérdidas necesarias e innecesarias, nuestros pocos logros y nos decimos: "Ya no tengo vino".
¿Lo dijiste alguna vez? Si fuiste honesto con vos mismo probablemente lo has hecho…
“Ya no tenés la paciencia de antes. Ya me quedé sin fe. Vivo preocupado todo el tiempo. Ya no hay amor ni respeto en la familia. La luna de miel se acabó. La vida se me vuelve insoportable”.
Cuando decimos alguna de estas cosas estamos afirmando que “nos quedamos sin vino”.
Ahora: El problema no es que te quedaste sin vino.
El problema es si hay alguien que se dé cuenta, te ofrezca ayuda y te indique donde puedes conseguir una buena ayuda, un buen consejo...
Yo tengo una buena noticia para darte en esta mañana: El Evangelio de Juan 2 nos trae la clave.
Porque Jesús quiere entrar en nuestra vida con Su poder a través de su Santo Espíritu, para transformar “nuestra miseria en el vino del crecimiento y de la realización”.

Jesús contó con la ayuda de aquellos sirvientes de modo que necesita también de la nuestra para seguir realizando nuevos milagros hoy.
Aquel día Jesús era un simple invitado en un banquete de bodas pero Su presencia hizo “una gran diferencia”.

Y hoy el Espíritu Santo te trajo a Comunidad Nueva Vida para eso… Transformar tu tristeza en alegría, tu dolor en cura, tu enfermedad en salud, tus pocos resultados en abundantes resultados… Presentemos hoy nuestras tinajas con agua para que El las transforme en vino…
Dice acá que con la ayuda de los sirvientes cambió el agua en vino y la tristeza en alegría Aleluya…

María dijo a Jesús: "No tienen vino" Y dijo a los sirvientes: "Haced lo que Él os diga".
Y lo interesante aquí es que el vino nuevo no estaba en las “tinajas de piedra”, -corazones de piedra- sino “en Jesús” quién es el vino nuevo, el milagro nuevo, el nuevo rostro de Dios, la nueva bendición para todos los que nos hemos quedado sin vino en algún momento de nuestras vidas.

Nosotros, los que venimos a la Iglesia, al banquete de la boda, a la Santa Cena, a la oración, al discipulado, nosotros sabemos quién es el nuevo vino y qué dulce es, mientras otros siguen viviendo con el vino viejo del yugo, de la esclavitud, de la enfermedad, del deterioro…
Tenemos que decirles que el mejor vino ha sido guardado para ellos y que es el Poder del amor y del perdón de Jesús.

Ustedes seguramente tienen maridos, hijos, amigos, vecinos que se han quedado sin vino. Llenen sus copas con el vino de la amistad. Invítenles a saborear la bondad del Señor, anímenles a participar en el banquete del Señor, díganles que traigan su agua para ser transformada en vino, en alegría, en sentido para su vida.

Vengamos hoy al altar para que el Señor le dé un renovado sentido a nuestras vidas. Que coloque en nosotros un nuevo rumbo. Que nos configure en un nuevo hombre y una nueva mujer. Que pacifique nuestro interior. Que nos sea devuelta la alegría y la razón de existir. Que retomemos la lucha orando y batallando contra las fuerzas de Satanás sin rendirnos.

Oremos:

Rev. Raúl Flores
Sermón predicado Domingo 08 Noviembre 2010 en Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires. Culto mañana.

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