domingo, 12 de diciembre de 2010

¿COSTO TOTAL POR AMARNOS?... CERO

Lucas 17: 11-19

Introducción:

Una tarde, un pequeño se acerco a su madre, que preparaba el almuerzo, y le entrego una hoja de papel en la que había algo escrito..... Después de secarse las manos en el delantal, ella leyó lo siguiente:
Por cortar el pasto: $ 0.50
Por limpiar mi habitación esta semana: $ 1.00
Por cuidar a mi hermano mientras ibas de compras al mercado: $ 0.25
Por sacar la basura: $ 1.00
Por tener una libreta con buenas notas: $ 5,00
Por limpiar y barrer el patio: $ 2.00
Total: $ 14.75
La madre miro al niño con firmeza. Entonces tomo el lápiz, y en el dorso de la misma hoja escribió:
Por cargarte 9 meses en mi panza: NADA
Por tantas noches de no dormir, curarte y orar por vos: NADA
Por los problemas y las lágrimas que me causaste: NADA
Por el miedo y las preocupaciones que me esperan: NADA
Por la comida, la ropa y los juguetes: NADA
Por limpiarte “los mocos”: NADA
COSTO TOTAL DE MI AMOR: NADA

Cuando el hijo terminó de leer lo que había escrito su madre, tenía los ojos llenos de lágrimas. La miro a los ojos y le dijo:
“TE QUIERO MUCHO, MAMÁ”... Luego tomó el lápiz y escribió:
“TOTALMENTE PAGADO”

¿Moraleja?: "La gratitud no sólo es la más grande de las virtudes, sino que engendra todas las demás."
Un cristiano orgulloso rara vez es agradecido, porque piensa que todo lo que hace es porque se lo merece.

Y en este final de año. ¿Qué balance haremos?. ¿Qué hay en nuestro corazón?... Quejas? Decepciones? Frustraciones? Broncas? O ¿Gratitud?

Y hoy (Que estamos llegando al final del año 2010) vamos a hablar de Valores. Del valor de ser agradecidos.

La palabra “Gratitud” proviene del latín: “Gratitkdo” Que significa: Sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio y favor que se nos ha hecho, y corresponder a él de alguna manera.

OBJETIVO:

Motivar en los hermanos de Comunidad Nueva Vida el agradecimiento y la gratitud por todas las cosas buenas que tienen y reciben en la vida.

Este evangelio de la curación de los diez leprosos es un texto de gran riqueza humana y espiritual y que nos pinta un cuadro semejante al nuestro.

Podemos identificar con claridad tres segmentos:

1.- El drama de exclusión que viven los diez indigentes. Tipo de la exclusión espiritual nuestra.

2.- Analizar la petición que hacen a Jesús y que nos toca hacer también a nosotros.

3.- Estudiar el agradecimiento que expresa uno de ellos e imitar nosotros su ejemplo.

1.- Empecemos, pues, por la comprensión del drama humano que viven estos diez indigentes, excluidos:

En la mentalidad de aquella época, la lepra no era considerada como una simple enfermedad, sino como un castigo. Una maldición resultante de algún pecado grave.

Como consecuencia, el enfermo era excluido de la vida familiar y social, y de todas actividades comunitarias.

Ser leproso era como estar muerto, y ser curado era como regresar al mundo de los vivos y recuperar la aceptación de Dios y de los congéneres
Sin embargo, en el mundo de hoy y en muchos círculos cristianos, hay enfermedades iguales o peores que la lepra y las seguimos cargando sin buscar la cura.

Pensemos, por ejemplo, en los efectos perniciosos de la intolerancia, que nos lleva a rechazar a todo aquel que es diferente (diferente por sus ideas o por su visión o por el color de su piel).

Pensemos, por ejemplo, en el orgullo, que lleva a despreciar a los seres humanos y a usarlos como simples objetos que se manipulan y que luego se desechan.

En nuestro país hay enfermedades infinitamente más nocivas que la lepra, que nos impiden agruparnos alrededor de un proyecto común de ciudad y de país.

Tenemos que reconocer que todos estamos enfermos, en mayor o en menor grado.

2.- Analicemos en segundo lugar la petición que hacen estos diez enfermos:

Los diez leprosos se dirigen a Jesús y le piden: “Maestro, ten compasión de nosotros”.

Para llegar a formular esta petición, era necesario que ellos aceptaran la existencia de su enfermedad; de lo contrario, nunca se hubieran acercado a Jesús.

Se necesita valor para aceptar la realidad por dolorosa e incómoda que sea y para llamar a las cosas por su nombre.

La aceptación de la realidad es condición esencial para empezar a superar un problema: es imposible salir del abismo de la droga si no se reconoce que se es un drogadicto; es imposible salir del alcoholismo si no se reconoce que se es alcohólico; es imposible reconstruir una buena comunicación familiar si no se reconoce que se es un egoísta de “mal genio”.

Muchos cristianos no quieren hacer el reconocimiento de su enfermedad, evaden su responsabilidad personal y echan la culpa a los demás.

Se sienten muy cómodos atribuyendo sus desgracias a la educación recibida en su familia, al colegio, a la Iglesia, al gobierno.

Lo más fácil es buscar a nuestro alrededor tratando de identificar culpables.

Por eso amados: Que este Culto de domingo de Acción de Gracias sirva para llenarnos de valor para reconocer cuál es la principal enfermedad que está afectando nuestras relaciones de pareja, con los hijos, en el trabajo, y le digamos a Jesús: "Maestro, ten compasión de nosotros”.

Ahora bien: Vale la pena destacar que los diez leprosos no se limitaron a reconocer su condición y a formular una petición. También “actuaron”.

Hicieron lo que Jesús les dijo y se dirigieron al Templo para encontrarse con los sacerdotes.

La actuación de estos diez leprosos nos enseña que hay que actuar.
Si queremos superar nuestros problemas tenemos que pasar de las palabras a las acciones.

Hay que buscar la mano de un amigo, hay que acudir a la ayuda del Espíritu Santo, del profesional que nos recomienden, del consejero que nos genere confianza, y seguir rigurosamente el tratamiento o las pautas establecidas.

Tenemos que reconocer que solos no podemos salir adelante.

3.- El tercer elemento que encontramos en este relato de Lucas es el agradecimiento mostrado por uno de los leprosos curados:

Finalmente, Jesús expresa su extrañeza: “¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están?”

Estamos acostumbrados a pedir: pedimos a Dios que nos ayude, pedimos plata a los papás, pedimos a los profesores que nos permitan entregar el trabajo en otra fecha. Pedimos, pedimos, pedimos. Y muy pocas veces nos acordamos de agradecer.

Conclusión:

Que el testimonio de este samaritano que regresa donde Jesús active en nosotros la virtud del agradecimiento hacia tantas personas que nos han dado su amor y su tiempo.

Que el ejemplo del samaritano curado suscite en nosotros el agradecimiento hacia Dios que ha tenido con nosotros innumerables muestras de afecto.

En cada una de las páginas de nuestra vida podemos descubrir la mano amorosa de Dios que nos protege, que nos orienta, que nos llama a su intimidad.

La expresión máxima de nuestro agradecimiento hacia Dios es la participación activa del Culto Dominical.

No veamos el Culto Dominical como una imposición.

Dar Culto a Dios significa “Ser agradecidos con Él”.

Celebrar el Culto Dominical es volver a ese Jesús que nos salva, que nos conserva la salud del cuerpo y del corazón y es nuestro compañero de viaje a lo largo de la vida.

Celebrar el Culto a Dios es superar el individualismo y sentirnos “Comunidad de fe” en la que todos juntos agradecemos los beneficios concedidos y pedimos que bendiga nuestros proyectos.

El evangelio de la curación de los diez leprosos nos invita a reconocer nuestras limitaciones, nuestras adicciones, nuestros defectos.

Este evangelio es una exhortación para buscar en Dios y en las personas que nos rodean las ayudas para salir adelante.

Seamos agradecidos con Dios y con todas aquellas personas que nos hacen “agradable la vida”.

Vivamos el Culto Dominical como un momento intenso de acción de gracias.

Oremos:

Mensaje predicado Domingo 12 Diciembre 2010 en Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires. Culto 11hs.

Rev. Raúl Flores

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