domingo, 26 de diciembre de 2010

UN VIAJE DE IDA Y VUELTA...

Hoy celebramos la navidad… Epifanía de Dios. Manifestación del amor de Dios… Vamos a hablar entonces de ese “viaje divino”. De ese viaje de Dios hacia nosotros y cuál debe ser nuestra respuesta a “ese encuentro”.

Mateo 2: 1-12


Introducción:

Una historia de Etiopía nos presenta a un anciano que, en su lecho de muerte, llamó a sus tres hijos y les dijo:

“No puedo dividir en tres partes mis posesiones. Les tocaría muy poco. He decidido dar todo lo que tengo, como herencia, al que se muestre más astuto y sagaz.
Dicho de otra forma, a mi mejor hijo. Encima de la mesa hay una moneda para cada uno. Tómenla. El que compre con esa moneda algo que pueda llenar toda la casa se quedará con todo”.

Se fueron.

El primer hijo compró paja, pero sólo consiguió llenar la casa hasta la mitad.

El segundo compró sacos de plumas y tampoco la llenó.

El tercero -que consiguió la herencia- preguntó por toda la ciudad que podría comprar con esa moneda, habló con las personas que consideraba más sabias y caminó durante muchas horas seguidas hasta que al caer la noche y sin una respuesta clara, desesperado, alzó la vista y vio como un gran establo podía iluminarse con una simple antorcha… Compró entonces una pequeña vela… esperó hasta la noche, encendió la vela y llenó la casa de luz.

Moraleja: La Gracia y el favor de Dios siempre están cerca tuyo, el secreto es poder “verlos”

Y la Navidad es más que fiesta y regalos. La navidad es señal y recordatorio de la Gracia de Dios que se acerca a nosotros. La navidad es Bendición de Dios. Navidad es una vela que se enciende para llenar de luz nuestros corazones y “el de otros”…Entenderla… verla… nos hará –como a este joven de la historia- prósperos.

La Biblia dice que “A los suyos vino, pero los suyos no le recibieron, pero a los que le recibieron les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” ¿Y por qué no le recibieron? He aquí un dato: El vino en pobreza y en debilidad y “los suyos no lo reconocieron ni lo recibieron”. Porque no entendieron “ni vieron” su venida.

Siempre que extendamos la mano al necesitado, que nos preocupemos por el bienestar de los que menos tienen, toda vez que nos solidaricemos con los que nos piden ayuda… estaremos llevando luz, estaremos provocando Navidad… Seremos la vela que disipa la oscuridad.

Navidad nos recuerda que somos reconciliadores… que somos luminares… que estamos para dar y no despojar. Para servir y no servirnos. Para amar, sin esperar nada a cambio.

Nunca olvidemos que nuestro Evangelio nació en un establo de Belén con pobreza y en debilidad…

Y este acercamiento… este viaje divino desde el cielo a la tierra es una “Epifanía reconciliadora”, (una manifestación de Dios).

Y nuestra vida es también –por así decirlo- la historia de un viaje, “un viaje al encuentro con Dios”. Somos viajeros en la vida y para llevar vida donde hay muerte. Salud donde hay enfermedad. Luz donde hay tinieblas. Esperanza donde no hay fe…

El Espíritu Santo viene a nuestro encuentro en este mensaje, nosotros también vayamos al Suyo.

Navidad es la cita del amor. Navidad es la cita del amor de Dios con cada uno de nosotros sus hijos. Cita en la que renovamos nuestro compromiso de servir a Él y a nuestro prójimo con el distintivo del “amor ágape”

En el amor verdadero siempre hay dos corazones latiendo al mismo ritmo.
Navidad –dijimos- es el viaje de Dios que sale a nuestro encuentro.

Ilustración:

De chicos todos jugamos alguna vez a tirar piedras en algún río, arroyo, estanque..
El juego consistía en: Quién lanzaba la piedra más lejos. Quién hacía más ondas

Y Jesús fue eso. Una piedra lanzada en Oriente.
La primera onda alcanzó a los judíos.
La segunda onda a los gentiles.
La tercer onda a nosotros… Ondas de bendición y luz, ondas de salud y bienestar, ondas de fortaleza y unción emanan de la piedra que es Cristo y llegan hasta nuestra orilla. Aleluya…

Que el Espíritu Santo nos ayude en esta mañana a hacer que la cuarta y la quinta onda alcancen a nuestros vecinos y amigos y a los que nada tienen.

No olvidemos que somos los viajeros reconciliadores… Estamos provocando con nuestras acciones cristianas “las ondas” que el mundo necesita para conocer a Jesús.

La navidad que celebramos ayer y que predicamos hoy, debería ser nuestra historia personal.
No basta que digamos “Qué suerte tuvieron los tres Magos de Oriente”.

No…

Tenemos que dejarnos tocar nosotros también por el Evangelio que narra aquella navidad.

Es que nuestra vida debe ser una pregunta: ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido para ir a adorarlo?

Nuestra vida debe ser esa búsqueda y ese viaje hacia Dios. Solo así “Hacemos navidad”… sólo así la navidad es completa.

Y…búsqueda a pesar de las dificultades del camino. A pesar de que la estrella se esconda. A pesar de que la vida no nos sonría. A pesar de las traiciones y las frustaciones…

Queridos: Los Magos tuvieron que hacer un largo viaje. La cita era en Belén. Con el Rey. El Pastor de Israel. Con un niño recién nacido.
Y estos Magos que no tenían ni los profetas, ni las promesas, ni las tradiciones, ni la esperanza de un Mesías… “se pusieron a viajar en busqueda de Dios”.

¿Ironía del destino no? Estos Magos, “unos extranjeros”, vinieron a enseñar a los judíos, los herederos, que el Salvador “ya había viajado hasta nosotros”.

Los judíos, los sacerdotes, los escribas, Herodes… siguieron estudiando la Biblia, pero “no se pusieron en camino” porque no entendieron la Navidad…
Nunca hicieron el viaje al lugar de la cita, a Belén, a la cita con Jesús.
Los profesionales y funcionarios de la religión “no encontraron al Dios de la vida”.

Su Santo Libro no les sirvió de nada. Porque Jesús no es un libro sino el Salvador.
Más tarde los funcionarios de la religión rechazaron y mataron a Jesús y a sus seguidores.

Conclusión:

Amados de Comunidad Nueva Vida… El mensaje es éste: Hay que viajar al lugar de la cita del amor y con el amor que es lo mismo que decir "Jesús".

Hay que viajar y preguntar el camino- como los Magos- y no descansar hasta encontrar al Rey.

Hay que viajar, “sin regresar a los Herodes” que quieren matar el amor, la unción, la esperanza, la fe que llevamos dentro.
Hay que viajar, ahora que es Navidad, ahora que hay una oferta, ahora “que vemos la estrella”.
Y hay que viajar sin valijas, sin regalos, con el corazón abierto para adorar a Dios.

"Hemos visto su estrella y venimos a adorarlo". ¡Cómo me gusta esa frase…! Aleluya…
Porque cada domingo que llegamos a Gaona nuestra cita es con Jesús. Y venimos para adorarlo.

La pregunta entonces: ¿Dónde encajamos nosotros en esta fiesta de la navidad?
Aquí hoy y cada domingo, en esta Comunidad de Gaona 2918 venimos a tener nosotros también una “Visión nueva, renovada”, una epifanía que nos devuelve la fe y nos hace más fuertes y vencedores.

Amados, nuestra fe no es una "propiedad privada" ni tampoco "vallada".
Somos parte de una Comunidad, la Iglesia y viajamos en caravana. Nadie viaja solo. Nadie se salva solo.

Todos necesitamos “una estrella que nos guíe” que es lo mismo que decir: Un consejo, una palabra de aliento de los hermanos, escudriñar las Escrituras, preguntar… Y para eso está Gaona abierta cada domingo.

Y todos estamos en diferentes etapas del viaje: los viejos buscadores y los novatos, los que dudan, los que pecan, los que tienen un problema como Herodes, los que saben todo como los escribas, los que caminan rápido y los que caminan lento…

Lo importante es “alcanzar la meta, contemplar el rostro del Mesías, adorarlo y luego levantarnos para salir y hacer la voluntad de Dios en nuestro viaje de la vida.

Epifanía… Navidad… fiesta de la esperanza, fiesta de la luz para todos nosotros.
Encendamos nuestra vela, -que somos nosotros- yendo a Jesús.
Sólo así, con Su luz encenderemos al menos el “metro cuadrado de nuestro mundo” Y eso hoy, no es poca cosa…

Oremos:


Rev. Raúl Flores
Mensaje predicado Domingo 26 Diciembre 2010 en Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires. Culto 11 hs.

No hay comentarios.:

Cruzada de renovacion y avivamiento

Cruzada de renovacion y avivamiento
Julio 2007. Río de Janeiro