sábado, 14 de mayo de 2011

SE BUSCAN CRISTIANOS EN SAL Y CON LUZ PROPIA

MATEO 5:13-16
“Vosotros sois la sal de la tierra, pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo, una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”

Propósito específico:

Hoy es día para reflexionar sobre nuestro lugar como cristianos en el ámbito de la vida diaria. Solemos correr el riesgo de comportarnos de “maneras religiosas”. Jesús usó el ejemplo de la sal y la luz para dar a entender que el evangelio no es religión sino vida Hacerlo atractivo es nuestro desafío hoy.

Mensaje:

El Señor, en este pasaje de Mateo 5 nos ofrece una imagen de lo que debe ser un cristiano en su ambiente y para eso utiliza dos símbolos muy familiares a todos nosotros: La sal y la luz.
Obviamente todos sabemos lo que significa la sal y la luz. La sal es el ingrediente que utilizamos generalmente para dar sabor a los alimentos y la luz es la fuerza y la energía que disipa las tinieblas.
Lo que Jesús está queriéndonos decir es que “Tenemos que ser como la sal (dando sabor) y como la luz (iluminando)

Es que en realidad como cristianos “en sal” hemos sido llamados a "condimentar e iluminar" el ambiente en el que vivimos.

Jesús en este texto de Mateo 5 dice algo interesante: “Si la sal se vuelve insípida (sosa), no sirve más para nada” Vs 13.

Ahora bien, la sal física nunca puede volverse “sosa” porque químicamente es imposible. Pero la sal de la vida, la que debe dar sabor, servicio, alegría, fe, esperanza y sabiduría, a nuestra vida y a la de otros, sí puede perder fuerza y terminar disolviéndose en la apatía, la vulgaridad, la indiferencia, el abandono y la "sin razón". Y de ese peligro Jesús nos quiere advertir.

Lo peor que le puede pasar a nuestra fe es que se haga anodina, chata,vulgar,poco atractiva, convencional y de “ropaje externo” De esa forma la gente la tirará afuera substituyéndola con "otros credos".

Dicho de otro modo: Si nuestro cristianismo no tiene fuerza interior, es pura religión o sea que no es luz para nadie, y como religión queda prisionera de costumbres y gestos externos y tarde o temprano termina en la insignificancia y en la nada.

Del mismo modo, si nuestra luz sólo alumbra debajo de la mesa de luz, los demás, el mundo, la gente, nuestro prójimo no verán, ni se sentirán iluminados ni atraidos por nuestra luz hacia Jesús.

Jesús nos dice que debemos ser luz y sal para iluminar y dar sabor cristiano a nuestra vida y a los demás.

Isaías 58:7-12 Nos dice que sólo seremos luz para los demás si encendemos en nuestro corazón el fuego del amor que es la caridad.

Leamos: Vs7-12 “Cuando partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa, que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano, entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto, e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás y te oirá Jehová, clamarás y dirá él: Heme aquí”.

¿Impresionante no? Y aunque este texto se refiere al ayuno, todo ayuno que no te abre el corazón al prójimo es un ayuno y fe estéril.

El ayuno del que está hablando Isaías no se refiere al ayuno de quedarnos sin comer, sino al ayuno de desterrar de nuestro corazón la codicia, la vanagloria y el desinterés por la gente que nos rodea.

Lo que debemos de aprender los Evangélicos de una vez es que el Señor se manifiesta más en la misericordia que en el cumplimiento de normas, leyes y ritos religiosos.

Al final de nuestra vida no nos van a juzgar por las bellas palabras que hayamos dicho, ni por los muchos diezmos que hayamos dado, ni por el ministerio próspero que hemos tenido, ni por la cantidad de cultos a los que asistimos.
Al final de nuestras vidas nos juzgarán por el amor. Amor a Jesús manifestado en nuestro amor desinteresado al prójimo.

Y este es el mandamiento de Jesús. Si nuestra vida está dirigida por el amor al prójimo desembocará indefectiblemente en Dios.
Dicho de otro modo: Si nuestra luz brilla a lo largo de nuestra vida en acciones de amor, perdón, generosidad y servicio, el Señor, al final, nos mirará complacido y nos dirá “Heme aquí”.

Nuestro llamado hoy es a ser “cristianos en sal viviendo en la luz” que no es otra cosa que sembrar paz en la tormenta, alegría en la tristeza, compañía en la soledad, consuelo en el sufrimiento, esperanza en la desilusión, optimismo en la derrota, aliento en la renuncia, vida en el abatimiento.
Y como “luminares”, orientar y señalar el camino, “dando sentido” a situaciones especiales, “actuando” en acontecimientos peculiares, “sacando” dudas , desesperanzas, oscuridad, desánimos y desalientos de los corazones.

Vivimos mucho más que para asistir a una Iglesia, memorizar versículos y cumplir obligaciones… Vivimos para mostrar que vale la pena adquirir espiritualidad porque con ella quitamos las tinieblas allí donde se desarrolla la vida. Y eso sí que es cumplir con una misión en la vida.

¿Seremos "sal sosa y sin sustancia. Simple y pura apariencia? ¿Necesitaremos nuevamente que venga el Espíritu Santo a nuestras vidas a convertir nuestros corazones?

Conclusión:

No olvidemos lo que pide Jesús: Que nuestra sal –vida- no se vuelva “sosa”, y que nuestra luz –carácter- no la encendamos para tenerla escondida.
Jesús nos dejó su doctrina y su vida para que todos los hombres encuentren sentido a su existencia y hallen salvación y felicidad en esta vida. Y para eso es necesario que todos nosotros demos ejemplo de vidas rectas y ejercitemos las virtudes cristianas en la vida sencilla de todos los días.
La luz, el buen ejemplo, han de ir siempre por delante.
Que en nuestro comportamiento del día a día no nos falte la sal y no se nos limite la luz.

Oremos:

Mensaje predicado por el Pr. Raúl Flores en Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires, 15 Mayo 2011 Culto de las 11 hs.

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