sábado, 7 de mayo de 2011

SE BUSCAN CRISTIANOS CON TRAJE DE FIESTA

Propósito específico:

Hoy es día para reafirmar la “alegría de nuestra salvación”, y romper con la imagen estrecha de una salvación opaca y exclusivista.
Jesús nos ofrece no solo salvación, pero el “gozo de ella”. Y en ese sentido estamos en deuda con nosotros mismos y la sociedad de la que formamos parte. Es tiempo de ponernos el traje de fiesta y vivir la vida en luz, amor y plenitud.

Mateo 22:1-14

“Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo, y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas, mas éstos no quisieron venir. Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida, mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto, venid a las bodas. Mas ellos, sin hacer caso, se fueron uno a su labranza y otro a sus negocios, y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. Al oírlo el rey se enojó, y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas, más los que fueron convidados no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los caminos y llamad a las bodas a cuentos halléis. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos, y las bodas fueron llenas de convidados. Y entró el rey para ver a los convidados, y vio” allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Más él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían. Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera, allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son los llamados y poco los escogidos”

Mensaje.

Con la imagen de un banquete el Libro de Isaías (Isaías 25:6-10) el profeta describe la soñada salvación para un pueblo que vive la amenaza de una total destrucción. Dice que quienes vienen para asediarla y destruirla, vendrán un día para saciarse de ella. Los enemigos de hoy irían a ser los huéspedes mañana.

Y en Mateo 22, Jesús nos habla de Dios y de su Reino con una imagen que nos resulta familiar y fácil de entender, la del banquete.
Ayer viernes 06 de Mayo se tornó inolvidable para mí. Me tocó celebrar algo importante en mi vida. Sentarme a la mesa junto a mis amigos de la infancia.

Y es que del mismo modo hace el Señor con nosotros, si es que queremos ser sus invitados, si tomamos en serio su invitación y obramos en consecuencia.

Lo interesante de Mateo 22 es que en el relato de Jesús, fueron los invitados los que pusieron en peligro la fiesta que el rey quería organizar.
De poco le sirvió al rey tener un banquete preparado, porque “le fallaron” los comensales.
Y aquí hay una enseñanza tremenda: De poco le sirven a Dios sus ganas de fiesta, si nosotros -que hemos sido invitados- le seguimos fallando, actuando con desamor, interesados solo en nuestro “metro cuadrado”, cubiertos de codicia, caminando la vida con “puños cerrados”, haciendo gala de nuestros logros, llevando la mirada de la indiferencia, viviendo para nuestro provecho, desatendiendo al que menos tiene, despreocupándonos por el que sufre indiferencia y marginación.

Y me llama mucho la atención esta parábola de la boda real porque proclama un comportamiento casi insólito de Dios.

Dice que el Rey quiere celebrar una fiesta e invita primero a sus súbditos.
¿Y qué hacen ellos?. Se excusan.
Lo insólito, es que esos súbditos que no se hubieran atrevido a rechazar una orden de su rey, se nieguen a responder a un deseo de su Rey de compartir su gozo y hacerlos sus amigos.

No hace falta mucha inteligencia para vernos retratados nosotros los Evangélicos en la actitud de los súbditos que tenían tantas otras cosas que hacer que no pudieron acompañar al Rey en su alegría.

Porque nosotros también en reiteradas oportunidades nos negamos a darle a Jesús lo que Él desea de nosotros.
Y nos negamos ¿saben porque? Porque él no lo exige.
Ahora: ¿Podría exigirlo Pr. Flores?
¡Si!,... claro que puede hacerlo, pero no lo hace.

Y nosotros muchas veces -como los súbditos de la parábola- desatendemos lo que Jesús desea y le obedecemos solo porque pensamos que no hay más remedio que hacerlo… nos da lo mismo que esté contento o no con nosotros, y eso es lo grave… Pero en realidad al Señor lo pone contento el vernos felices, alegres, plenos, generosos, llenos de luz, tolerantes, serviciales, amorosos, confiables, procurando el bien ajeno antes que el nuestro.

Y es triste decirlo pero pasa con nosotros como les pasa a los primeros invitados al banquete del Rey. No queremos unirnos al gozo del Rey y nos pasamos la vida sin probar las alegrías de nuestro Dios, porque de Él solo aceptamos sus órdenes, no sus ruegos. ¿Qué triste no? Sin embargo muchos andan así hoy.

Yo aprendí algo: Que “el que vive sólo para obedecer, aunque se desviva en obedecer, no dejará nunca de ser un súbdito; en cambio el que encuentre el modo, cueste lo que le cueste, de compartir el gozo de su Señor, se convertirá pronto en su amigo íntimo”.
¿Cuántos quieren dejar de ser súbditos y transformarse en amigo? La posibilidad está dada… solo depende de nosotros.

Es cierto que el súbdito obedece más y mejor que el amigo, pero es con amigos con quienes compartimos vida, intimidad, deseos y proyectos.

Y lo triste de todo esto es que con nuestra actitud , no nos damos cuenta de lo que nos estamos perdiendo de Dios cuando reducimos nuestra relación con Él a sólo obedecer sus mandatos.

Te digo algo?: ¡Es mucho más lo que Dios nos ofrece si atendemos sus deseos!.

Una segunda cosa que muestra Mateo 22 es la actitud de Dios.
El Señor quiere compartir Su alegría, y “no deja de hacerlo” porque no acudan sus primeros invitados.

El sale a buscar a otros. No pone ninguna condición previa para invitar a Su fiesta, quiere y desea compartirla y sale a los caminos a buscar otros invitados. ¿Hermoso no?

Y ¿Qué exige?
Un mínimo de respeto. Quienes son invitados a la fiesta, deben vestirse adecuadamente.

¿Qué nos quiere decir con esto?
Que para sentarse a la mesa, hay que “cambiar el hábito”. Renunciar a la amargura, al resentimiento, al rencor, a los malos recuerdos del pasado, al “mártir y lastimero” que llevamos dentro, al mal pensado y oportunista que anidamos en el corazón.

El Señor está alegre y quiere compartirlo con nosotros; pero no quiere “aguafiestas” en su mesa. Lo que quiere es que nos revistamos de alegría, de optimismo, de luz, de amor, de generosidad, siendo positivos, dinámicos, proactivos, chispeantes, mansos, humildes, espirituales…
Por eso los que más asistimos a “la fiesta” de nuestro Dios no podemos ser aguafiestas.
De otro modo, de poco nos serviría venir a la Iglesia, leer la Biblia, llenarnos del Espíritu Santo, si no conseguimos experimentar la dicha de sabernos “amigos de Dios”, y habiéndolo experimentado poder testimoniarlo.

Si a la invitación de compartir Su vida y alegría, no nos sabemos amigos de Dios, hoy el Señor nos dice que seremos sacados de la fiesta y perderemos la fiesta y a Dios y Él seguirá saliendo a los caminos a repetir su invitación y celebrará con otros y sin nosotros.

Conclusión:

Pidamos hoy al Señor, que quienes fuimos invitados a Su fiesta no pongamos excusas para no asistir (es decir, seguir viviendo con nuestros miedos, inseguridades, arrastrando nuestra vida como pesada carga, victimizandonos todo el tiempo) y que participemos de Su fiesta cambiando nuestra vida para ser realmente dignos de ser sus amigos y así brillar con luz propia el amor del Señor para aquellos que siguen obstinados en vivir abrazados a su propia oscuridad.

Oremos.

Mensaje a predicar por el Pr. Raúl Flores, Domingo 08 de Mayo 2011 Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires, Culto de la mañana.

No hay comentarios.:

Cruzada de renovacion y avivamiento

Cruzada de renovacion y avivamiento
Julio 2007. Río de Janeiro