domingo, 9 de enero de 2011

AUMENTANOS LA FE

Lucas 17:5-10
Hoy vamos a hablar de fe.

Se cuenta que Paganini, el gran violinista, daba un importante concierto un día y cuando salió al escenario notó algo raro en su violín. Lo miró durante unos segundos y cayó en la cuenta de que no era su famoso y valioso violín. Alguien se lo había robado y había dejado en la caja uno de segunda mano.
"Señoras y señores, dijo a su auditorio, les quiero demostrar esta noche que la música no está en el instrumento sino en el alma".
Y tocó como nunca lo había hecho anteriormente y de ese violín de segunda mano brotó una música que entusiasmó a su auditorio.
¿Moraleja? El violín de primera o de segunda mano no tiene música; la música, la inspiración, el arte y el fuego están en las manos y en el alma del artista.

Y la fe, ¿dónde está?

¿Está en la cabeza, en los templos, en los libros, en la Biblia, en el predicador?

Necesitamos –sin duda- la cabeza y los templos y los libros y la Biblia y los predicadores…pero la fe no está ahí.

La fe nace, crece y sale de dentro, del alma. ¿De qué está llena tu alma hoy?

Los discípulos le están pidiendo a Jesús que les aumente la fe.

Y ¿Qué es la fe Pr. Flores?

La fe es un don, una gracia, y se la tenemos que pedir al único que la puede conceder, a Jesús.

¿Qué le pedimos casi siempre al Señor?

Salud, trabajo, que nos libre del sufrimiento, la felicidad del matrimonio, por los hijos, por nuestra soledad…

¿Le pedimos alguna vez que nos aumente la fe?

Hoy, le vamos a pedir que nos aumente la fe. Y el Señor no nos negará este don. Pero hay que pedirlo. Hay que estar abiertos a la obra del Espíritu.

¿Le digo algo? La fe es como el sol. Ilumina nuestra vida con la luz del Espíritu Santo.

Si usted tiene en su casa las cortinas cerradas, las persianas bajas, el sol no entra. “Vive sin la luz del día”.

Para que la luz de Dios nos ilumine y penetre tenemos que abrirnos a la obra de Dios. Quitar la cortina de humo que es el pecado, el desconcierto, la inseguridad, la frustración, la desesperanza, el descontento, la debilidad, la prueba, el dolor…y abrir la ventana del corazón con oración.
Porque pedir fe es querer y dejar que Dios entre e ilumine nuestra alma.

El don de la fe, tiene que ser alimentado con la compañía de los hermanos. Y la fe también es probada en las dificultadas de la vida.

Un escritor que leo mucho dijo una vez que…”La vida del cristiano es la fe con el uniforme de trabajo”.
¿Cuándo se pone usted el uniforme de trabajo? ¿Sólo cuando trabaja verdad?

Pues el creyente debe llevar puesto el uniforme de la fe todos los días porque tenemos que hacer “siempre” el trabajo de Dios.

"Si tuvieran fe como un grano de mostaza"… decía Jesús en n/texto
El problema de la fe “no es la cantidad”. Es tener o no tener.
Una mujer no está un poco embarazada. Lo está o no lo está.

Un gran pensador y predicador que leo mucho decía que:
“La fe nos abre a lo imposible. La fe hace posible lo imposible. La fe no es magia, es confianza total en Dios”. ¿Bueno no?

Los discípulos le pidieron al Señor "auméntanos la fe" y estos hombres, llenos del E. Santo, confiados en Dios, sin organización, sin periódicos, sin radio… pero llenos de fe cambiaron el curso de la historia.
Llevaron “el sol de Dios” al mundo.

La música del Espíritu estaba en sus almas. ¿Y en las nuestras? ¿Qué hay?

Y a pesar de su fe, de su testimonio, y de hacer el trabajo de Dios, Jesús les dijo: "Cuando hayan hecho todo lo que les ha sido mandado, digan: Somos siervos inútiles, porque hicimos lo que debíamos hacer". ¿Interesante no?
Dios nos necesita. Dios nos manda hacer su trabajo y nos hace sus colaboradores y sin embargo nos llama "siervos inútiles", "siervos que no hacen falta".

Le gusta que le digan, ¿usted es un inútil?

Hay que tener una buena dosis de humildad para aceptar que "soy un inútil en las cosas de Dios". ¿Qué es lo que entonces la Biblia nos quiere decir con esta frase?

Que sólo Dios es necesario. Sólo Dios salva. Sólo Dios tiene la última palabra. Sólo Dios es amor.

Todo lo que no es Dios es inútil.

Todos nosotros somos inútiles porque no salvamos, porque no tenemos la última palabra, porque somos una mezcla de amor y de odio, y porque muchas veces queremos hacer el papel que no nos corresponde.
Sólo el Señor es Dios y Señor de todo.

Nosotros no somos dios pero “estamos invitados” a ser siervos y colaboradores de Dios y tenemos que hacer todo lo que Él nos ha mandado.
El apóstol Pablo dice: "Ni el que riega ni el que siembra es nada, sólo Dios hace crecer la fe que él ha sembrado en nuestros corazones."

Conclusión:

Nosotros vemos nuestra sociedad cada día más secularizada, más empeñada en apagar la luz de la fe y en ridiculizar la cruz, la religión y a los que aún creen.
Los nuevos ateos son cada día más vociferantes. Publican libros, están presentes en los medios de comunicación y, salidos del armario se arman de valor y predican su increencia a los cuatro puntos cardinales.

Sumado a esto estamos “nosotros con nuestras cargas…”
Hay guerras que no acabamos de ganar.
Hay hambres que no queremos aliviar.
Hay odios que no sabemos curar.
Hay injusticias que se agrandan y son más las puertas que se cierran que las que se abren.

¿Será que no tenemos fe? o ¿Deberíamos practicar la que ya tenemos?

Practiquemos la que ya tenemos, experimentémosla y dediquémosle más tiempo. ¿Y qué es practicarla Pr. Flores?
Practicarla es “actuar con justicia, amar con compasión y caminar con humildad ante Dios”.

Para hacer estas cosas, tenemos más que suficiente.

A veces nos excusamos mirando al pasado y lo idealizamos.
“Antes todo era más sencillo, más tranquilo, había más respeto a la religión y las iglesias estaban más llenas”.
En la pared de un sótano de Colonia en Alemania después de la segunda guerra había un escrito que decía:
“Yo creo en el sol incluso cuando no brilla.
Yo creo en el amor incluso cuando no lo siento.
Yo creo en Dios incluso cuando guarda silencio”.

La fe no es un sentimiento, es una relación con Jesús, una identificación con Su vida y Su mensaje.

Pablo recomienda a Timoteo y a todos los creyentes a “avivar el don de Dios” que se nos dio.
Avivar la fe del compromiso cristiano es el fin de todas nuestras celebraciones.
No nos reunimos como pueblo de Dios los domingos para cumplir con la ley sino para que el Señor despierte nuestra fe y produzca frutos.

Es tiempo de abrirnos a Su Espíritu, dejarnos alcanzar por Su Palabra, aprender a vivir con Su estilo de vida y seguir de cerca Sus pasos.

Sólo El es quien "inicia y consuma nuestra fe". Abrámonos esta mañana a la acción del Santo Espíritu.

Renovemos nuestra vida de fe. Dejémonos llenar nuevamente de Su fuego y poder.



Oremos:




Rev. Raúl Flores
Mensaje para Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires. Culto 11 hs.

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Julio 2007. Río de Janeiro