viernes, 7 de enero de 2011

COMO HACER CON POCO UNA NACION GRANDE

UNA CARTA ABIERTA A TODOS MIS HERMANOS ARGENTINOS...

Marcos 6:1-6

Este texto de Marcos habla de lo cotidiano. Y lo cotidiano poco se resalta, poco se ve… poco interesa.
Por el contrario, lo cotidiano, con toda su carga de aparente monotonía, con el peso de lo real, con sus límites y sus miserias, es una importantísima base para construir la Argentina que todos soñamos y nos merecemos.

Y en esta “visión cotidiana” Jesús, el hijo del carpintero, no es reconocido como el Profeta esperado, el Mesías del Señor, ¿Por qué? Porque su vida es demasiado ordinaria, limitada, vulnerable...

No está rodeado de un halo de luz, de fama o prestigio mediático.

De él no hablan las encuestas ni los formadores de opinión. Sencillo trabajador, que viene de un poblado periférico y despreciado, que se rodea de gente común y que vive como los demás mortales.

Sin embargo hay en El algo distinto. Su total identificación con “la misión recibida del Padre” le da una coherencia y una firmeza que no necesita de los aplausos y reconocimientos humanos.

Se trata de una fuerza interior que se proyecta y cautiva a los sencillos y desprejuiciados, a los que están dispuestos a recibir algo de los demás, a los que no se sienten satisfechos y seguros de sí mismos.
Sus contemporaneos no lo reconocieron porque esperaban un dios a su medida, según sus proyecciones y preconceptos.

Y, por lo que se ve, el Señor elige caminos desconcertantes.

¿A donde quiero llegar con esta idea de lo cotidiano, de lo común, de lo que es "poco importante"?

A que lo cotidiano -la vida de todos los dias- es un "espacio de la salvación", que no es otra cosa que la permanente apertura a Dios, la fidelidad de cada día, el servicio constante a los demás, la entrega discreta y perseverante.

Porque es así como el Señor lleva adelante su obra en la historia, haciéndola "historia de salvación"

El no necesita de hechos prodigiosos ni acude a situaciones extraordinarias.

¿Será que podremos entender esto?

Para ir concluyendo diré que: Estoy más que convencido que la patria se construye “en” y “desde” lo cotidiano.

No es al ritmo de campañas electorales, ni de grandes convocatorias populares o de megaproyectos difícilmente concretables que se construye la grandeza de un país.

La “nueva política” o “ética de la política”, la justicia independiente, el crecimiento con equidad, la transparencia en la gestión, el respeto de las instituciones, no deberían ser meras declamaciones sino hechos concretos vividos en "las opciones de cada día" por todos nosotros los ciudadanos, y por quienes tienen la responsabilidad de conducir, en los distintos niveles, los destinos de nuestra Nación.

El espíritu patriótico no se manifiesta en actos formales o en fervores efímeros porque como lo hemos comprobado una y mil veces, éstos al poco tiempo se desvanecen.

La Patria la construimos cotidianamente en el aula. la fábrica y el taller, en la escuela y en el campo, en el hospital y en los templos, en los tribunales y los cuerpos legislativos, en la prensa y en el cuartel.

La Patria la construimos todos y cada uno de nosotros: los ciudadanos y los dirigentes; quienes han recibido mucho y quienes recibieron poco; quienes comparten nuestras ideas y quienes piensan distinto.

Todos tenemos algo para darle cada día a nuestra querida Argentina.

Hace 194 años las Provincias Unidas del Río de la Plata manifestaban su voluntad de independencia y autonomía.

Sin embargo aquella pretensión sólo sería realidad tras un largo recorrido, quizás todavía inconcluso, realizado en el "cotidiano compromiso" de los habitantes de estas tierras.

Que Jesús, el humilde carpintero de Nazareth, nos enseñe y ayude a imitarlo en su total disponibilidad a la voluntad del Padre y en Su entrega hasta el extremo por todos los seres humanos que habitan esta tierra.

Sólo así, renovando "cada día esta disposición", estaremos construyendo una Nación auténticamente soberana e independiente.

Carta abierta a mi país.
Enero 2011
Rev. Raúl Flores

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buena reflexón.. que Dios esté con nosotros para hacer de nuestro país un lugar mejor.

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