sábado, 22 de enero de 2011

OPINANDO SOBRE MI PAIS

Pensamientos y reflexiones que iré volcando periódicamente sobre distintos temas que aquejan a mi país. Quiero ser una pequeña voz que clama por justicia y equidad.
Anhelo una Argentina de igualdad y de oportunidades para todos.

Segunda entrega:

DIGNIDAD DE LAS PERSONAS, UN VALOR A CONSTRUIR

Jn 4:19-24
Jesucristo le aclara a la mujer samaritana que el verdadero culto es el que se celebra “en espíritu y en verdad” Es decir: Que no se circunscribe a los ladrillos de un templo, sino que abarca la vida toda.
En este mismo sentido, Pablo recuerda a los Corintios –y a nosotros- que somos “templos” del Espíritu, es decir lugar sagrado donde Dios habita.
Cada persona, morada de Dios por el Espíritu, encuentra aquí el fundamento más alto de su dignidad. Por eso el abandono, el descuido o la destrucción del templo material son un grave pecado.
Los cristianos debemos sabernos deudores de Dios por el don de la vida, reconocerla y también cuidarla.
Pero además comprometernos en favor del don de la vida en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural y en todas sus dimensiones: física, espiritual, familiar, social, política, religiosa, etc…
Somos llamados a reconocer y celebrar la presencia de Dios en cada hombre y a resaltar la dignidad de la vida humana.
Existe –a mi juicio- una necesidad imperiosa de priorizar en nuestro País el derecho a la vida en todas sus manifestaciones, desde los niños por nacer, como en nuestros semejantes que crecen en la pobreza y la marginalidad.
Estoy convencido de que no podremos construir una nación grande que nos incluya a todos si no prevalece en “nuestro proyecto de país” el derecho de toda persona sin excepción a una vida digna hasta su muerte natural.
Debemos encontrar caminos para cuidar la vida de todos.
Aliento desde aquí, entonces, a todos los argentinos a realizar una opción sincera, madura y comprometida por la vida garantizando la protección de este derecho fundamental sin el cual no podremos edificar el país que anhelamos…”

En este comienzo de 2011 se nos presenta una oportunidad magnífica para volver a renovar nuestro compromiso por una vida digna, plena y segura para todos.
Propongámonos hacer cada uno de nosotros un pequeño o gran aporte en orden a proteger y afianzar la vida, sobre todo allí donde esté más amenazada.
De este compromiso nadie puede excluirse: autoridades, ciudadanos; dirigentes sociales y religiosos; jóvenes y adultos; ricos y pobres.
Adorar al Señor “en espíritu y en verdad” es servirlo allí donde ha querido quedarse de manera privilegiada: Los niños, los pobres, los débiles, los que sufren, los enfermos.
Honrar la vida y dignificarla es también denunciar todo lo que la amenaza: la exclusión social en sus distintas expresiones; la falta de trabajo o vivienda digna; una educación insuficiente; la violencia en cualquiera de sus formas; el aborto; las diversas adicciones, la trata de personas y la prostitución…
Sintámonos convocados a poner todo nuestro empeño en buscar una vida plena y digna para todos los habitantes de nuestra nación; abiertos y acogedores para quienes quieran sumarse a este proyecto compartido, animados por la común esperanza de que el Señor Jesucristo bendice estos esfuerzos y los llevará a la concreción.
La meta es la que proponía Ireneo al enseñar que la “gloria de Dios es la vida del hombre”.
Demos gloria a Dios procurando una vida plena para todos, demos gloria a Dios cuidando la vida humana desde el primer instante de su concepción, demos gloria a Dios cuidando y protegiendo este don hasta su fin natural.

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Julio 2007. Río de Janeiro