domingo, 10 de abril de 2011

QUITANDO EL TEMOR PARA CUMPLIR LA MISION

Propósito Específico:

Hoy vamos a hablar de Misión. Debemos tener presente que al momento de ascender Jesús nos delega la Misión que no es otra cosa que el compromiso de divulgar al mundo el Mensaje del Evangelio que transformó nuestras vidas. Nunca olvidemos que el ser cristianos genera un compromiso.

Mateo 10:26-33

Sermón.

Es interesante notar que Jesús en este texto prepara a sus discípulos para la Misión y en tres oportunidades menciona que no debían tener miedo en realizarla. Que debían llevarla a cabo ya que la única esperanza de redención para el mundo está en que la Misión sea entendida y que esta se ponga en marcha. Suelo decir muy a menudo una frase de un pensador cristiano que dice así: "Si cerráramos nuestra boca, dejaríamos al mundo sin esperanzas"

Los envía… y nos envía a la Misión. Jesús nos asocia a su misión. Y esa Misión es la misma de Jesús (trabajar en el mundo para que se haga realidad su Reino en el corazón de los hombres). Y es que cuando nos abrimos al Reino recibimos la vida de Dios y no para guardarla pero para compartirla.

Y lo interesante de todo esto es que estos hombres eran parecidos a nosotros, miedosos e incultos que tendrían a su cargo nada más ni nada menos que “continuar la obra de Jesús” después que Él ascendiese a los cielos.
Y es que en realidad lo que los atemorizaba era ver que la mies era mucha y –ellos los obreros- muy pocos.

¿Qué primera enseñanza rescatamos para nosotros aquí?

Que Jesús no nos llamó a formar un grupo de amistad o un grupo de oración. Jesús nos llamó a la Misión y para enviarnos… para hacer presente el Reino de Dios y vivir en el amor de darse al prójimo sin esperar nada a cambio. La Misión de llevar a la gente una “cultura diferente de vida” que los haga más felices, más dichosos, más esperanzados, más fuertes y con más armas para luchar contra las injusticias de la vida..

Sí amados: Jesús llama y envía a llevar el mejor producto, la mejor noticia. ¿Y Cuál noticia Pr. Flores? Que Dios es amor y todos nosotros somos sus hijos que llevamos ese amor de Dios práctico a todos, todos los días, en todo momento.
Todos los que estamos acá en esta mañana, somos llamados y enviados. Y a todos nosotros Jesús nos está diciendo como a aquellos discípulos de Mateo 10: “No tengan miedo”.

¿Y a qué podemos tenerle miedo?

Y es que en realidad todos tenemos miedos que vencer. Hay miedos –por ejemplo- que son inevitables.
Miedo a subir en un ascensor con un extraño. Miedo a perder el trabajo. Miedo a las enfermedades. Miedo a sufrir algún accidente grave. Miedo a lo que piensen de nosotros, a que no nos consideren. Miedo a la crítica, a que no nos valoren, que nos tengan en cuenta. Miedo al ridículo.

Y yo creo que Jesús no habla de “estos miedos” que si se quiere son comprensibles. Jesús habla del miedo profundo e interior del discípulo: Que es el miedo a dar la vida por el Señor, el miedo a dar la cara por el Evangelio, el miedo a decirle a la gente: “Yo soy cristiano, yo voy a la iglesia, yo leo la Biblia, yo amo a Dios y a la gente”.

Jesús está preguntándonos esta mañana: ¿Podemos tener miedo en las cosas del espíritu?
¿Puede un cristiano tener miedo a vivir con alegría su fe?
¿Puede un cristiano tener miedo a dar testimonio de su Señor?

Y es que en realidad nuestra fe en Jesús nos complica la vida, nos impide hacer el mal, hablar mal de nadie, practicar la virtud, hacer el bien aun a aquellos que desean nuestro mal, practicar la generosidad en todo momento sin esperar nada a cambio…

Es como si Jesús nos dijera hoy: “tengan miedo sí, pero al demonio. El es su enemigo. No tengas miedo a tu Padre, Dios”.
“Tengan miedo a los vicios que encadenan. No tengas miedo a mi amor que libera”.
“Tengan miedo a la pereza, al dinero fácil, al placer animal. No tengan miedo al sacrificio, a la virtud, a una vida limpia”.
“Tengan miedo a los malvados. No tengan miedo a mis amigos”
“Tengan miedo a sus instintos pecadores. No tengan miedo al Espíritu Santo liberador y dador de vida”.

Lo opuesto al miedo es el valor. ¿Somos nosotros valientes?
Sí, hay mucha gente valiente. Hay muchos –como solemos decir en nuestro país- “machos” Son valientes sí, pero… en la pelea, en la bebida, en golpear a la esposa, en hablar mal, en traficar con drogas…
Pero Jesús nos habla de ser valientes para gritar el mensaje, para proclamar la fe, para hablar de Jesús, para invitar a la gente a acercarse a Dios y a Su Iglesia, para formar la Comunidad, edificar la Iglesia.
Valientes para defender tu matrimonio, educar a tus hijos, enfrentarse a los malvados.

¿Y de dónde sacaremos fuerzas y valor Pr. Flores?

En el circo los trapecistas se lanzan al vacío sin miedo y hacen sus números con maestría y valor, pero saben que si fallan hay una red que los protege y recoge.
En este “circo de la vida” como cristianos de Comunidad Nueva Vida podemos demostrar el mismo valor porque el Señor es nuestra red protectora.El Espíritu Santo es nuestro ayudador prometiendo estar con nosotros y en nosotros todos los días de nuestra vida.

Conclusión:
¿Qué temor nos paraliza? ¿Cuál obstáculo nos detiene?. La Palabra ha puesto coraje en nuestros corazones. Abandonemos los “miedos humanos” y lancémonos con la ayuda del Espíritu Santo a la tarea de ser testigos en nuestra “diaria Jerusalén”

Oremos:

Sermón predicado por el Rev. Raúl Flores en Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires. Domingo 10 de Abril 2011

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