viernes, 22 de abril de 2011

VIERNES SANTO, VIERNES DEL AMOR..

Jn 18:1-19:42
Propósito específico:

Hoy por ser Viernes Santo vamos a hablar de la pasión de nuestro Señor. Pasión y muerte que se convirtió –por amor a nosotros- en causa de salvación. Isaías 53 lo describe magníficamente setecientos años antes como el Mesías que sería traspasado por nuestras rebeliones. Reflexionemos sobre este misterio que es salvación y esperanza para cada ser humano que habita entre nosotros y declaremos el Viernes Santo como el Viernes del amor de Dios hacia nosotros.

Sermón.
Dos verdades que quiero subrayar en este "Viernes del amor"

1. El secreto de la cruz es el amor.

El viernes santo es un día de Celebración en torno a la pasión del Señor y su muerte en la cruz. Hoy se cumple el repetido anuncio de Jesús en los Evangelios sobre su muerte violenta en Jerusalén.

La pregunta es obvia: ¿Por qué tenía que ser así Pr. Flores? La respuesta más profunda y válida solamente puede darla el Señor pues pisamos el terreno insondable de la voluntad de Dios y su proyecto eterno de redención realizado en Cristo.

Ni Dios Padre ni Jesús mismo quisieron el sufrimiento con una pasión tan dolorosa y una muerte tan violenta, pues son realidades negativas "sin demasiado valor".

Sin embargo la valía del dolor, pasión y muerte de Cristo radica en el significado que reciben desde una finalidad superior: La salvación del hombre, a quien Dios ama. Verdad central de nuestra fe: “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dio a su hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no perezca más tenga vida eterna” Juan 3:16

Nos consta sobradamente el rechazo natural de Jesús, como hombre que era, ante los sufrimientos de su pasión, tanto físicos: tortura, flagelación, coronación de espinas, crucifixión, como psíquicos: traición de Judas, precio de esclavo a su persona, negación de Pedro, deserción general de los discípulos, ingratitud del pueblo judío, odio de sus jefes religiosos. La "agonía" de Getsemaní es un prólogo suficientemente elocuente.

Jesús, no obstante, acepta el plan del Padre: “Padre que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Éste es el motivo y la razón de la obediencia de Cristo Jesús: El querer del Padre, que es la salvación del hombre por el amor que le tiene.

Jesús entonces carga con la cruz de su pasión por fidelidad al Padre y por amor al hombre, es decir, por solidaridad con sus hermanos. El motivo parece doble, pero en el fondo es único, porque la voluntad del Padre es el amor y la salvación del hombre.
"Por nosotros y por nuestra salvación", es la razón teológica que nuestra fe nos descubre para explicar y entender toda la vida de Jesús desde la encarnación a su pasión, muerte y resurrección.

Hebreos 5:8 Nos dice así: "Cristo, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna" ¿Impresionante no?

2. Amor con amor se paga.

El misterio de la cruz en la vida de Jesús -y, por tanto, también en la nuestra- es revelación cumbre de amor, pues no hay modo más verídico de expresar al amor que dar la vida por aquellos a quienes se ama.

Entonces, el poema sublime de amor que es la vida, pasión y muerte de Cristo pide de nosotros una respuesta también de amor.

1 Juan 4:19-20 dice así: "Nosotros amamos a Dios, porque él nos amó primero. Pero si alguno dice: 'Yo amo a Dios', y aborrece a su hermano, es un mentiroso. Pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve"

En este Viernes Santo creemos y decimos que la cruz es la señal del cristiano no por masoquismo espiritual, sino porque la cruz es fuente de vida y de liberación total, como señal que es del amor de Dios al hombre por medio de Jesucristo.

Porque el amor que testimonia Su cruz es la única fuerza capaz de cambiarnos a nosotros y al mundo, si los que nos decimos sus discípulos seguimos su ejemplo.

Jesús pudo habernos salvado desde el triunfo, el poder y la gloria; es decir, desde afuera, como un superhombre. Pero prefirió hacerlo desde dentro de nuestra condición humana; ser uno más, demostrándolo a base de humildad, servicio, obediencia y renuncia, en vez de imponerse desde la categoría y el poder que –lamentablemente- es nuestro estilo.

Pero Cristo no vino para que le sirvieran, sino para servir, por eso, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz y la ignominia.

Conclusión:

En este Viernes Santo de 2011 mis amados, el Señor nos invita a seguirlo en la auto negación que nos libera, abrazando con amor la cruz de cada día, siempre presente de una u otra forma, y de la que inútilmente intentamos vez traz vez escaparnos.
Saber sufrir por amor es un acto de gran sabiduría.
"El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará", dijo Jesús.

El secreto de la cruz de Jesús es el amor, y la única manera de entenderla y convertirla en fuente de vida es amar generosamente a Dios a nosotros mismos y a nuestros hermanos que son todos los seres humanos que habitan nuestra tierra.
Por eso proclamemos hoy: Viernes Santo... Viernes del amor.

Oremos:

Sermón de Viernes Santo. Predicado por Pr. Raúl Flores Comunidad Cristiana Nueva Vida de Buenos Aires.

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