domingo, 11 de julio de 2010

EL CORAZÓN DE MARIA Y LAS MANOS DE MARTA

EL CORAZON DE MARIA Y LAS MANOS DE MARTA
Lucas 10:38-42

“Entró Jesús en una aldea, donde una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Marta tenía una hermana llamada María, la cual, sentada a los pies de Jesús, escuchaba sus palabras. Pero Marta, atareada con sus muchos quehaceres, se acercó a Jesús y le dijo: Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.
Jesús le contestó: Marta, Marta, estás preocupadas por muchas cosas; sin embargo, sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la quitará”.

Jesús visita a las hermanas de Lázaro. Era una familia amiga que quería y a la que le unía más de un acontecimiento.
Eran Marta y María dos momentos distintos de un mismo “acompañamiento” de Cristo.
Marta fue quien lo recibió en su casa pero fue María quien se sentó para oír las palabras de Jesús.
Marta estaba ocupada con el ajetreo de la casa y no tenía tiempo de escuchar las palabras del Maestro.
Lo que hace Marta no es malo ya que intentaba servir materialmente lo mejor posible a su invitado.
Más que “ocupada” estaba “preocupada” en exceso por las cosas materiales.
En lugar de recibir alabanza de su hermana por su actitud piadosa, María recibe reproches.
La reacción de Jesús es hacerle ver su propia realidad: "Marta, estás preocupada e inquieta por muchas cosas."
Esta frase debe de hacernos pensar y repensar nuestra presencia en el mundo.
Muchos de nuestros hermanos en la fe están literalmente "preocupados e inquietos por muchas cosas".
Puede ser que el origen de esas preocupaciones e inquietudes sean incluso la propia actividad evangélica.
Es triste decirlo pero muchos cristianos hoy viven el Evangelio más que como fuente de paz interior como un tormento exterior...
El verdadero seguimiento de Jesús nos tiene que llevar muy por encima de las preocupaciones e inquietudes; tiene que llevarnos a encontrar Paz en la Palabra.
Una de las cosas que he aprendido en mi vida es que la inquietud interior no es “buena visita” en quien intenta servir a Cristo.
Muchas de nuestras acciones están llenas de amargura, de dolor y de tristeza.
¿De qué te sirve intentar acercar a Cristo a los demás si tu corazón está lejos del Señor?
¿Qué fruto puede salir de la inquietud?
Tenemos que aprender a evangelizarnos y a evangelizar desde la paz interior.
En nuestras Iglesias tenemos obreros muy efectivos; pero tenemos que recapacitar si esos obreros están realmente conquistados por Dios.
Se confunde con mucha facilidad el "activismo" con la actividad del Evangelio.
¿Cuál es la diferencia entre ambas Pr Flores?
"Activista" es el que defiende una idea, una bandera, una forma concreta de hacer. El activista se mueve a base de consignas. Su acción está sometida a lo que le mandan otros. Es un propagandista de una ideología; un mercenario de las ideas. No tiene tiempo para pensar, para contrastar, para escuchar; sólo sabe hacer...
"Evangelizador" es aquel cuyo corazón late con Cristo y de esos latidos surge el encuentro amoroso con los demás. No defiende ideas ni consignas. Su misión es caminar y aprender en el camino de la vida, sin juzgar, sin acusar, sin querer ser más que nadie. Es tan libre que hasta puede escoger lo que quiere y siente. No hace propaganda. Vive lo que dice y dice cómo vive. No sigue una idea: sigue sólo a Cristo. Tiene paz interior como fruto del amor aprendido de Dios. Sabe escuchar para tener vida.
Para no ser activistas tenemos que empezar la gran tarea de la evangelización por nosotros mismos.
¿Cuánto tiempo al día dedicas a ti mismo, a tu conocimiento personal, a tu desarrollo espiritual?
María dio prioridad a quien realmente la merecía. Me da la impresión que los cristianos perdemos mucho tiempo en sucesos accesorios y no nos damos cuenta de las prioridades en la vida de fe.
¿Qué es lo importante en nuestro caminar cristiano? ¿Por qué lo accesorio puede quitarnos la paz interior con tanta facilidad?
Jesús dice "sin embargo, sólo una cosa es necesaria". Nuestra actividad como cristianos llena de buenas y grandes intenciones puede despistarnos de lo auténticamente provechoso.
Llenamos nuestro corazón de cosas: métodos, programas, acciones, tiempos... pero no nos olvidemos de que hay "una sola cosa necesaria."
María ha escogido la mejor parte, o sea, el mejor camino para llegar al encuentro con el Señor.
Ella escuchaba las Palabras del Maestro y oía también a su propio corazón y el cómo caía en sus adentros.
Marta, en cambio, estaba llena del ruido de los cacerolas; de los platos; de la vida... No tenía tiempo para escuchar ni para oír ni para estar con Jesús.
Una de nuestras luchas es lograr el equilibrio para que las cosas de la vida no nos dejen sordos de Dios y de nosotros mismos.
Lo que Jesús censura a Marta es que no le haya dedicado tiempo; que no haya escuchado primero para después trabajar y servirle mejor. Seguramente estaba preparando la comida pero ya su hermana sabía quién era de verdad el auténtico alimento del alma.
Me da la impresión que cuando terminó la visita de Jesús a aquella casa ya nada fue igual.
Marta estaría más receptiva a la escucha y María más pronta a la acción.
Es necesario tener el corazón de María y las manos de Marta, y, sobre todo tiempo, mucho tiempo para dedicar a Dios y a los que encontramos en el camino de la vida llevarlos hasta la presencia misma de Jesús.

¿Te consideras un activista o un evangelizador?
¿Estás "preocupado e inquieto"?
¿Sabes distinguir lo fundamental de lo accesorio en el seguimiento de Cristo?
¿Qué ruidos interiores te impiden seguir de verdad a Cristo?
¿Sabes equilibrar la escucha con la acción? ¿Eres una persona que evangeliza desde la paz interior o desde la frustración exterior?
Que el Señor nos bendiga en esta mañana de Santa Cena.
Rev. Raúl Flores
Predicado Comunidad Cristiana Nueva Vida.

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